Como las compañías cinematográficas tienen prohibido enviar 'regalos' a
los miembros de la Academia, sus esfuerzos promocionales se centran en
obsequios para la prensa.
Los premios de la Academia de Cine de Hollywood son el mayor evento
publicitario posible para las grandes producciones de la industria del
cine estadounidense (y de fuera, gracias a la categoría en lengua no
inglesa). No sólo por la audiencia millonaria que sigue la ceremonia de
entrega y la cobertura masiva que recibe por parte de los medios de
comunicación, sino por todo lo que se monta a su alrededor durante una temporada previa cada vez más disputada. Con tanta película de naturaleza oscarizable en
juego, los estudios hacen todo lo posible para conseguir que se hable
de su candidata y, dentro de sus estrategias de márketing, quedan
incluidos los regalos para aquellos que pueden conseguirles ese
escaparate en medios tradicionales, online o redes sociales.
Tienen prohibido agasajar así a los miembros de la Academia (se
consideraría una forma de condicionar su voto), pero no a la prensa
especializada, en cuyas grandes figuras está centrado ahora el esfuerzo
promocional
El periodista Scott Feinberg, de The Hollywood Reporter, ha publicado un artículo detallando los obsequios de su cosecha de este año, cuya foto puedes ver arriba. Una estatuilla de Birdman que dice frases de la película, una pieza de Lego personalizada con su nombre por La Lego película, un cuchillo de cocina de Chef, una sudadera de lucha por Foxcatcher, unas magdalenas por Cake, tomo de tapa dura de Interstellar, el libro original de Invencible (Unbroken) y hasta una botella de vodka de Cómo entrenar a tu dragón 2 (?).
“Enviamos objetos relacionados con la película que están
destinados a despertar el apetito de los periodistas a la hora de cubrir
ese título, habitualmente antes del estreno”, explica un representante de Fox Searchlight, la división indie de 20th Century Fox que
este año domina absolutamente las candidaturas de los Oscar como
distribuidora de los dos filmes que más nominaciones acumulan: Birdman y El gran hotel Budapest. Entre
sus hitos de otros años en el terreno de los obsequios, una partida de
presupuesto que siempre se lleva miles de dólares en concepto de
fabricación y envío, se hallan un teléfono hamburguesa como el de Juno, un ukelele por Los descendientes y una clásica silla de tijera de director con motivo de Hitchcock, según recuerda también Feinberg.
Esta clase de obsequios “fílmicos” para críticos y periodistas no son
los únicos integrantes de la gran cadena de regalos que se mueve en Los
Ángeles con motivo de los Oscar. Las estrellas de cine nominadas que
acuden a la gala también reciben su propia cesta con decenas de chucherías cuyo
valor global son varias decenas de miles de dólares (hasta tal punto
que, desde 2006, las estrellas agasajadas están obligadas a declarar su
contenido a Hacienda como ingresos). Desde pastillas de menta,
cosméticos y carteras de cuero hasta gadgets tecnológicos,
pasando por invitaciones para ocho personas a un safari por Sudáfrica en
el caso de que alguien se le ocurra ir en familia. En este caso son las
grandes marcas quienes están deseando regalar sus productos a las celebrities con la esperanza de que en algún momento futuro les reporten un pico de promoción inconsciente muy, muy provechosa.
Por ejemplo, el protector labial de Clarins que Lupita Nyong’o llevó a los Oscar el año pasado y salió una fracción de segundo por TV (Ellen DeGeneres se lo cogió dentro de la colecta para pedir pizzas) al día siguiente tenía existencias agotadas prácticamente en todo EE UU.
Digamos que el calendario anual de las majors hollywoodienses está dividido en dos temporadas clave: los blockbusters de
verano (que actualmente dura de abril a septiembre, sin que el
calentamiento global sea particularmente responsable en este caso) y los
estrenos de prestigio o con potencial oscarizable para otoño-invierno.
Los primeros, habitualmente nuevas formulaciones dentro de la franquicia
de turno, ya suelen ir acompañados desde su misma gestación de las más
variadas licencias de merchandising y planes de márketing con
una complejidad superior al guión de tres actos que suelen poner en
juego las propias películas; los segundos, también tienen su propia
narrativa publicitaria y muchas formas de sacarle partido. Lo vamos a
ver constantemente durante el próximo mes, hasta la gala del 22 de
febrero.
Via:Cinemania
No hay comentarios:
Publicar un comentario