Muy sugerente la idea que preside ‘I,
Frankenstein’ de olvidarse de la imagen típica de los clásicos de
terror de la Universal Pictures, dícese el propio Frankenstein, Drácula, El
Hombre Invisible, etc., etc., e ir a su bola a la hora de reinventarlos.
Habrá que alabar el enfoque al guionista y actor Kevin Grevioux, creador de la
saga ‘Underworld’, y ‘padre’ de la serie de cómics del mismo nombre del sello
Darkstorm Comic en donde se ponen al día dichos personajes míticos para hacerlos
aún más terroríficos.
Que se abordase un proyecto para hacer saltar dicha serie a la gran pantalla
era emocionante. Ver, por ejemplo, a un evolucionado Frankenstein, capaz de
controlar su ira, y que ahora ejerce de detective privado; o a un Drácula que
ahora es un cabecilla del crimen organizado; o al Hombre Invisible que trabaja
como agente secreto a.k.a. espía.
Si encima, para el rol protagonista, se contrató a
un oficioso y muy cumplidor Aaron Eckhart, al que Hollywood le debería agradecer
más su aportación a la industria, tal proyecto se incluía en los apuntados para
un futuro ‘must-see’.
Pues, por fin, vemos una primera imagen de rodaje del filme, que dirige
Stuart Beattle, precisamente con Eckhart caracterizado increíblemente como
nuestro Frankenstein, el que después de haber pasado dos siglos de su
“nacimiento’, vivo por un error genético en su creación, se encuentra con una
ciudad gótica y violenta atrapado en una guerra entre dos clanes rivales
inmortales.
A la vista de que tendremos que esperar hasta el 22 de febrero de 2013 para
saber si este Frankie tiene poderío para ser merecedor de una pretendida saga,
se nos hace imprescindible tener algo oficial para no empezar a
impacientarnos.
El aspecto de Aaron pinta pero que muy bien.
¿Te has portado mal últimamente? Cuidado, no te vaya a pasar como al
protagonista de 'Si quiero silbar, silbo' y acabes en uno de estos lugares. Por
YAGO GARCÍA
"¡Te voy a mandar al reformatorio!" es una frase amenazante
como la que más: seguro que, si de (más) joven llevaste una vida poco santa, la
debiste oír alguna vez de labios de tus progenitores. Y es una amenaza seria de
verdad, porque en el cine (y, nos tememos, también fuera de él) los
correccionales, centros de menores o como se les quiera llamar son lugares muy
poco acogedores. Si quiero silbar, silbo, uno de los estrenos más
arty de esta semana, nos muestra el caso extremo de uno de estos
lugares en Rumanía, pero los directores de Hollywood, de Francia y de España
también nos han mostrado unos cuantos.
Los 400 golpes (1959)
El chico conflictivo: Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud), un
chaval parisino de familia muy desestructurada y con serios problemas de
actitud. El centro: Las peripecias de Doinel en el reformatorio
ocupan una parte relativamente pequeña de este filme, aunque nos basta con lo
que vemos para saber que es un lugar rematadamente aburrido y del que conviene
escapar cuanto antes, haciendo (por ejemplo) una excursión a la playa. Cualquier
parecido entre la historia de Doinel y la juventud del director François
Truffaut no es pura coincidencia, ni mucho menos.
La soledad del corredor de fondo (1962)
El chico conflictivo: Tom Courtenay, delincuente juvenil y
orgulloso de serlo. A fuerza de huir de la pasma, sólo se le da bien
una cosa en la vida: correr. El centro: Cuando a Michael Redgrave (papá
de Vanessa y director del reformatorio) descubre las
habilidades del prota para poner pies en polvorosa, le falta tiempo
para alistarle en el equipo de atletismo del centro. Feliz con su buena suerte,
Courtenay quema sus zapatillas con fruición... Hasta que intuye que hay cosas en
la vida peores que montar máscaras antigás.
Escoria (1979)
El chico conflictivo: ¿Acostumbrado a ver a Ray
Winstone en el papel de macarra británico con malas pulgas? Pues el
tipo ya apuntaba maneras desde chaval, como enseña esta película. El centro: Todo lo infernal que podía ser un borstal
(reformatorio inglés) en los años 70. La dureza de esta película, concebida
como un telefilme para la BBC, hacía que La soledad del corredor de fondo
pareciese una de Disney, con lo que la cadena rechazó el trabajo.
Afortunadamente, el director Alan Clarke se las apañó para
estrenar Escoria en pantalla grande, aunque con la clasificación X.
Perros callejeros (1981)
El chico conflictivo: Aunque el protagonista de este filme
sea Ángel Fernández (alias 'El Trompetilla'),
la película está basada en las peripecias de José Moreno Cuenca 'El
Vaquilla'. El centro: Debido a su trayectoria delictiva (y a que
liberó, escopeta en mano, a uno de sus compinches, cual Johnny Depp
en Enemigos públicos) el Vaquilla ingresó en
la Cárcel Modelo de Barcelona antes de cumplir la mayoría de edad penal. Aun
así, Perros callejeros aparece en nuestra lista por dos razones: porque
un ejemplo de cine quinqui español tenía que figurar en ella, y porque el
atracador barcelonés se había fugado de todos los reformatorios de España (sí,
todos) antes de cumplir los 15 años.
Bad Boys (1983)
El chico conflictivo: Todos sabemos que, de joven,
Sean Penn era bastante gandalla, pero ¿de verdad hacía falta
ponerle a la sombra? Échale un vistazo a esta película y no te quedarán
dudas. El centro: Si los reformatorios ingleses y franceses de los
títulos anteriores eran sucursales del Averno, imagínate un centro de menores
estadounidense donde se dan cita los cachorros de las mafias irlandesas,
italianas y latinas. Además de Penn, en Bad Boys hallamos a
Ally Sheedy (El club de los cinco) y Esai
Morales (La Bamba).
Motín en el reformatorio de mujeres (1986)
La chica conflictiva: ¿Estamos seguros de que el personaje
de Linda Carol es menor de edad? Porque, para serlo, luce una
anatomía de lo más generosa... El centro: Tratándose de una película softcore (en
cristiano: porno blando) no podían faltar las guardesas sáficas con
sobrepeso,las abusonas con mucho peligro (encabezadas, ojo, por
Wendy O. Williams, la cantante de los Plasmatics)
y, sobre todo, esas escenas en las que las internan se duchan durante
larguísimos, y húmedos, minutos.
Sleepers (1996)
Los chicos conflictivos: Puedeque los jóvenes macarras que
protagonizan esta historia (encabezados por Brad Renfro) no
sean ningunos santos, pero su destino no se lo merece ni Satán en persona. El centro: Para los cinéfilos jóvenes de los 90, el
correccional de Sleepers era tan aterrador como la cárcel de
Cadena perpetua, debido a los abusos del guardia jefe
Kevin Bacon. Más tarde, y ya con los curtidos rostros de
Billy Crudup, Brad Pitt y Jason Patric, se
cobrarán una venganza tan compleja como cruel.
El cielo abierto (2001)
El chico conflictivo: Más que un delincuente juvenil, el
personaje de Jorge Alcázar es un gafe de dimensiones olímpicas,
convertido en asesino por culpa de un abrelatas. El centro: Aunque no sea un lugar demasiado agradable, el
correccional de El cielo abierto es menos espeluznante que el del resto
de filmes de nuestra lista. En él puedes hacer amigos, relacionarte con guardias
no especialmente sádicos y recibir la asistencia de Álex Casanovas,
abogado enrrollao donde los haya.
Los chicos del coro (2004)
Los chicos conflictivos: Toda una ralea de jóvenes
huérfanos, matones en embrión y víctimas potenciales. Tras la II Guerra Mundial,
Francia tenía estas cosas. El centro: Dirigido por un maldito bastardo
(François Berléand) con el lema "acción y reacción" (es decir:
"incórdiame y te mato a palos"), la escuela Fond de l'Etang es un lugar tan
pesadillesco que hace falta el carisma musical de un Philippe Junot
para poner a sus chavales en armonía.
La vida en juego (2006)
Los chicos conflictivos: Una panda de kíes con
trencitas y tatuajes encabezada por el rapero Xzibit, al que
tal vez conozcas por presentar MTV Tuning. El centro: Ante semejante panda de irredimibles, sólo cabe
una política: poner en juego los biceps (y la conciencia social) de un
Dwayne Johnson en busca, como siempre, de la credibilidad
interpretativa. "Puestos a que los chicos se arreen, que lo hagan en la cancha",
piensa el mazas, así que monta un equipo de fútbol americano.
CINEMANÍA asiste a la proyección de un adelanto de la segunda película de
los 'joes', bien cargada de acción y con las calvas de Dwayne Johnson y Bruce
Willis. Por DANIEL DE PARTEARROYO
Si algo podemos sacar en claro de los juguetes de Hasbro
ateniéndonos a su representación cinematográfica en Transformers,Battleshipo G. I. Joe
es que deben estar fabricados con materiales extraordinariamente
inflamables y de fácil explosión. El ruido, la furia, la pirotecnia
hipervitaminada y las coreografías de acción ajenas a la física terrestre
parecen ser las constantes de sus películas, ya estén dirigidas por
Michael Bay, Stephen Sommers, Peter Berg haciéndole un
Super8 al director de Armageddon o, como en
el caso de G. I. Joe, la venganza, por Jon M.
Chu. Poco importa que la obra anterior del realizador estuviera
centrada en el género musical (eso nos obligan a decir títulos como
Step Up 2, Step Up 3D o Justin Bieber:
Never Say Never), porque, recuperando lo mejor del
espíritu mercenario e insensato de la serie B, aquí el director importa mucho
menos que la pericia para concebir y engarzar espectaculares escenas de
acción.
En ese sentido, en los 10 minutos que hemos podido ver, G. I.
Joe, la venganza demuestra que cumple de sobra. La primera
película (que siempre defenderé contra viento y marea como uno de
los blockbusters de acción más virtuosos y divertidos de su
año) ya hacía gala de una estructura consagrada a la acción y la
sucesión continua de set pieces. La secuela juega hábilmente
sus cartas de mayor presupuesto traducido en más explosiones y elevación en el
nivel de espectacularidad de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, como
esa secuencia a katanazos colgando de una montaña que ya se podía ver
en el tráiler.
La principal escena montada que hemos visto es la operación de rescate del
Comandante Cobra, que, como es normal, vuelve a ejercer de
supervillano. Esta vez, la organización Cobra toma el control del Gobierno de EE
UU (Zartan ocupa el lugar del Presidente) y amenaza al resto de
potencias mundiales con un arma capaz de destruir metrópolis enteras en un
segundo (el ejemplo elegido para demostrar su potencia es Londres, ¡adiós a los
JJ OO!). Pero, aunque los malos siempre sean más interesantes, la chicha está en
el equipo de los joes. Eliminada de un plumazo militar
instigado por Cobra la mayor parte del cásting de la película anterior, sólo
permance Channing Tatum para claramente dejar paso y protagonismo a dos
auténticos titanes de la pólvora y la testosterona sintetizada: Dwayne Johnson y
Bruce Willis.
La incorporación de La Roca y Willis parece
la mejor decisión posible para potenciar los niveles de macarrismo y guasonería
de la franquicia. Además, si está demostrado que en el cine de acción
las calvas son lo que mejor funciona, contar con dos de las mejores es una
jugada ganadora. Exijimos que Jason Statham incorpore
la suya en la tercera película. Por otro lado, el apartado de curvas está
controlado con Adrianne Palicki, rescatada de
Friday Night Lights.
En definitiva, lo que parece proponer G. I. Joe, la venganza,
como ya hizo su predecesora, es una explosiva retahila de
escenas de acción, más disfrutables cuanto más locas e insensatas. Apuesta por
la diversión directa, desnuda y sin mayor justificación que lo
evidente. Al encontrarse encuadrada en un verano donde los
blockbuster estrella El caballero oscuro. La leyenda renacey
Prometheusvienen con el ceño fruncido y un halo
de respetabilidad atribuido por defecto, el espíritu gamberro y dionisiaco de
esta película basada en una línea de muñecos de acción paramilitares aspira a
ser el mejor helado de serotonina que nos brinde satisfacción inmediata y sin
consecuencias. G. I. Joe, la venganza se estrena el 31 de agosto.
Aquí os traigo nuevo material sobre el esperado
regreso del hombre araña. Después de distribuir un tráiler para el mercado
japonés (lo podéis ver
aquí, es más o menos lo mismo que el último
avance) Columbia Pictures ha lanzado dos nuevos carteles de ‘The
Amazing Spider-Man’, que se estrena el próximo 6 de julio en España
(tres días más tarde que en Estados Unidos) en salas 2D y 3D.
Arriba tenéis el que se ha calificado como póster final o
definitivo (aunque estoy seguro que saldrán, por lo menos, doscientos
más), intenso y oscuro, lo que se lleva hoy en día, y más abajo hay otro
diferente para cines IMAX, que es bastante sosico.
También he añadido los últimos cuatro carteles que estaban circulando en
Internet, que no habíamos puesto antes porque se ven un poco borrosos; están
centrados en los tres personajes principales de la película, Peter Parker alias
Spider-Man (Andrew Garfield), Gwen Stacy alias
Estoy-más-rica-que-Mary-Jane (Emma Stone) y Curt Connors alias
El Lagarto (Rhys Ifans). No aportan gran cosa pero ahí quedan,
para los fans.
Alvin Sargent, Steve Kloves y James Vanderbilt han sido los guionistas
encargados de reescribir el origen del famoso héroe de Marvel para esta ‘The
Amazing Spider-Man’ que ha sido dirigida Marc Webb,
responsable de la comedia romántica ‘(500) días juntos’ (’(500) Days With
Summer’). Martin Sheen, Sally Field, Denis Leary, Embeth
Davidtz, Chris Zylka, Campbell Scott y C. Thomas Howell acompañan a
Garfield, Stone e Ifans en el reparto del reinicio de las aventuras
cinematográficas del trepamuros. Os recuerdo la sinopsis: Como la mayoría de los
adolescentes de su edad, Peter está tratando de averiguar quién es y cómo ha
llegado a ser la persona que es hoy; en su viaje para juntar las piezas de su
pasado, descubre un secreto que su padre guardaba, un secreto que marcará su
destino como Spider-Man. ¿Qué película esperáis con mayor interés: ‘Los
Vengadores’, ‘The Amazing Spider-Man’ o el final de Batman?