domingo, 8 de diciembre de 2013

Todo lo que debes saber sobre Wonder Woman

La princesa amazona de DC llegará por fin al cine cuando Gal Gadot la interprete en 'Batman vs. Superman'. Nosotros te ponemos al día sobre su historia. Por YAGO GARCÍA

todo lo que debes saber sobre wonder woman

El pasado jueves, comiqueros y comiqueras de todo el mundo tienen razones de sobra para dar gracias a Hera, Diana y Atenea, haciendo los sacrificios de rigor siempre que les llegue el presupuesto. ¿Por qué? Pues porque Diana de Themiscyra, alias Wonder Woman, llegará por fin al mundo del cine. Y muy bien acompañada, además: Gal Gadot (habitual de la saga Fast & furious) dará vida a la heroína más veterana y mitológica de DC Comics en Batman vs. Superman, el multimillonario crossover que prepara Zack Snyder.
 Además de un físico que se adecúa muy bien al del personaje, la actriz israelí posee un curriculum en el cine de acción y una experiencia militar que la capacitan para calzarse los brazaletes sin que ese par de machitos con capa le hagan sombra. Ahora bien, ¿cuánto sabe el cinemaníaco medio sobre Wonder Woman? Siempre fieles a nuestro afán de servicio público, en CINEMANÍA hemos preparado este completo dossier sobre el personaje, que además nos sirve para rendir tributo a una de nuestras figuras favoritas de las viñetas.

La peculiar inspiración del señor Moulton Marston

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Como bien sabemos, la mayoría de los héroes clásicos del cómic fueron creados por dibujantes y guionistas jovencísimos que cobraban cuatro perras por su trabajo. Pero el caso de Wonder Woman es bien distinto: el autor de la princesa amazona fue un prestigioso piscólogo, padre putativo del detector de mentiras moderno. William Moulton Marston, así se llamaba, ha quedado para la historia como un tipo de pensamiento muy adelantado a su época (declarándose abiertamente feminista en los años 40) y con un estilo de vida más bien heterodoxo, ya que vivió hasta su muerte en una relación a tres bandas con la también psicóloga Elizabeth Holloway y con la secretaria de ambos, Olive Byrne. Detalles aparte, la obsesión de su creador por la verdad, su afinidad por el girl power y las personalidades de sus dos musas fueron las claves del nacimiento de la heroína, en palabras del autor, "la clase de mujer que debería dominar el mundo".

¿De dónde ha salido esta chica?

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Desde que Marston y el dibujante Harry Peter publicaron su primera aventura en 1941, los orígenes de Wonder Woman han sido reescritos múltiples veces, de modo que nos quedamos con lo básico: bien en forma de estatua de arcilla animada mágicamente, bien tras un kiki entre la reina Hipólita y el mismísimo Zeus, Diana vio la luz en Themiscyra, la isla donde viven las últimas amazonas. Constatando que la Tierra (o, como dicen sus paisanas, 'el mundo patriarcal') está hecho unos zorros, nuestra chica es bendecida con superpoderes por las diosas del Olimpo, amén de equipada con el Lazo de la Verdad y los irrompibles Brazaletes de Atenea, para convertirse en defensora de la justicia, la paz y todas esas cosas. Además, desde el reinicio general de todos sus personajes emprendido por DC en 2011, Diana cuenta con una espada forjada por el mismísimo Hefesto, cuyo filo es capaz de cortar un átomo en dos.

La accidentada saga de la princesa amazona

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Pese a que su estátus como la primera superheroína moderna la ha convertido en un mito por derecho propio, Wonder Woman ha padecido una carrera de lo más irregular en los cómics. De hecho, su entrada en la Liga de la Justicia fue en funciones de secretaria. Para acabar de arreglarlo, a finales de los 50 se la acusó de promover el sadomasoquismo y el lesbianismo entre las adolescentes. Por suerte para ella, la teórica feminista (y editora de cómics) Gloria Steinem reivindicó su papel pionero en los 70, y en la década siguiente su historia gozó de un espléndido reboot a cargo del guionista y dibujante George Pérez, insistiendo más que nunca en las raíces mitológicas de la historia. Desde entonces, y aunque sus tebeos nunca hayan batido récords de ventas, su posición como uno de los personajes más carismáticos de la editorial es indiscutible.

¿Quiénes son sus enemigos?

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Aunque andando de por medio un Lex Luthor es poco probable que los rivales habituales de Diana se asomen por Batman vs. Superman, señalemos que la heroína tiene una rogues gallery tan abundante como mandan los cánones. Para empezar, y dada la fecha de su creación, Wonder Woman empezó siendo la pesadilla de los nazis (personificados en la baronesa Von Gunther), y en los años posteriores se dio de tollinas con casi todos los dioses del Olimpo, empezando por el bélico Ares y sus hijos Fobos y Deimos. A lo cual habría que sumar a otros villanos, bien mitológicos (Medusa, Circe...) bien de inspiración más libre, como la felina Cheetah. Vamos, que en caso de que disponga de una película para ella sola, no le van a faltar batallas.

"Oye, pero ¿tiene novio?"

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La verdad es que no nos hace demasiada gracia contestar a esta pregunta, básicamente porque pocos la formularían si se tratase de un héroe (varón). Dejémoslo en que, si el Universo DC tuviera su propio Sálvame Deluxe, la vida amorosa de Diana sería carnaza para los viboreos de María Patiño. Dejando de lado el memorable episodio ochentero en el cual Zeus trató de llevársela al huerto (este señor no escarmienta con los milenios), Wonder Woman ha vivido un perpetuo 'sí es, no es' con nada menos que Superman: de hecho, tras muchas décadas de tira y afloja, actualmente el Hombre de Acero y la princesa de las amazonas son pareja formal. Por otra parte, en las series animadas de DC, el objeto (renuente) de sus afectos no ha sido otro que Batman, con lo que podríamos estar en vísperas de un complejo triángulo amoroso... A ver qué dice de esto la Lois Lane de Amy Adams.

La serie que fue, y la que no llegó a ser




A finales de los 70, la popularidad de Diana no se debió tanto a los cómics como a una serie televisiva: hablamos del show que (tras un primer intento, frustrado, en forma de telefilme) protagonizó la modelo Lynda Carter. Entrañable y algo kitsch, el programa comenzó centrándose en las andanzas del personaje durante la II Guerra Mundial para después convertirse en un desparrame con skateboards, música disco y espías soviéticos. En 2011, Warner Bros. Television produjo un episodio piloto con Adrianne Palicki como prota y Elizabeth Hurley en funciones de villana: el resultado de la iniciativa fue un despropósito tal que la serie quedó en agua de borrajas, circulando por internet en una versión incompleta.

¿Y la película?

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Hasta que nos llegó la noticia de la incorporación de Wonder Woman a Batman vs. Superman, la carrera cinematográfica de nuestra amazona favorita quedaba como un caso lamentable de lo que pudo haber sido y no fue. ¿Por qué decimos esto? Porque, en 2007, DC y Warner ficharon para la película de rigor nada menos que a Joss Whedon: siempre feminista, el futuro director de Los Vengadores puso toda la carne en el asador del proyecto, pero terminó abandonándolo tras una pelea con la productora. "Yo tenía una película en mente, y ellos otra mucho más barata", comentó el director y guionista poco después. En 2011, por su parte, Nicolas Winding-Refn (Drive) trató de hacerse cargo del filme, proponiendo a Christina Hendricks (teñida de negro, suponemos) para el papel principal. Lo cual, si bien tentador, podría espantar a ese sector del público que aún no ha digerido Sólo Dios perdona.

7 secuelas literarias que ¿nunca? llegarán al cine

¿Qué tienen en común 'Forrest Gump' y 'Trainspotting'? Pues continuaciones que podrían quedarse para siempre en la letra impresa. Por YAGO GARCÍA

7 secuelas literarias que nunca? llegaran al cine

A veces, incluso en estos tiempos tan ágrafos que nos ha tocado vivir, una novela puede tener éxito. Mucho éxito, en realidad. Circunstancia esta que resultará casi impepinablemente en la adaptación al cine de rigor. Y, como la secuelitis es una enfermedad que también se da en el ámbito literario, es posible que el escritor del original decida exprimir aún más el limón firmando una segunda parte... Que puede acabar languideciendo en las estanterías, sin que ningún productor se decida a convertirla en película. Ese es justo el caso de los siete ejemplos que te presentamos en este informe: siete filmes de éxito (bueno, uno de ellos no tanto) cuyas segundas partes jamás pasaron de la letra impresa. Ojo, para elaborar nuestra lista sólo nos hemos fijado en secuelas escritas por el autor de la novela original. De no ser así, habríamos tenido que incluir las mil y una continuaciones espúreas de las novelas de Jane Austen, y correríamos el riesgo de colapsar la web.

Forrest Gump 

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Y la secuela es... Gump & Co. (Winston Groom, 1995). Con graves apuros financieros, el señor no muy listo favorito de EE UU vuelve a andar por los caminos para salvar su negocio de pesca de gambas. Acompañado por su hijo, el pequeño Forrest Jr., Forrest se cruzará con figuras históricas a tutiplén y descubrirá otro de sus múltiples talentos: el de bailarín.
¿La veremos algún día? Probablemente no: Tom Hanks, Steven Spielberg y Robert Zemeckis estuvieron muy interesados en adaptar Gump & Co. al cine, pero las repercusiones del 11-S les convencieron de que el bienintencionado optimismo del primer filme (que atenuaba, todo sea dicho, la ironía del original literario) no tenía cabida en los tiempos que corren. Hoy en día, tanto el productor como el director y el intérprete están a otras cosas, con lo que el proyecto tiene muy poco futuro.

Trainspotting

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Y la secuela es... Porno (Irvine Welsh, 2002). La epopeya yonqui y escocesa llevada al cine por Danny Boyle se reactiva cuando, 10 años después de cierto desafortunado trapicheo, Sick Boy (Johnny Lee Miller) decide emplear su talento de timador para convertirse en un magnate del cine X. Algo que le llevará a cruzarse de nuevo con el patético Spud, el psicópata Begbie, la siempre calentorra Dianne e, inesperadamente, también con esa sabandija pelirroja llamada Mark Renton (Ewan McGregor).
¿La veremos algún día? Lo vemos difícil. Y no por falta de un productor o un director dispuesto a ello, sino porque Irvine Welsh no considera a Porno un trabajo a la altura de su debut: el autor ha declarado que, en caso de llevarse a cabo, Trainspotting 2 esquivará esta continuación literaria para basarse en un argumento original. Durante la Comic-Con de San Diego 2013, Robert Carlyle (el intérprete de Begbie) confirmó que dicha secuela está en preparación. Y a McGregor no le importaría apuntarse.

Las brujas de Eastwick

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Y la secuela es... Las viudas de Eastwick (John Updike, 2008). Tras su aventura carnal con ese Satán tan parecido a Jack Nicholson, las hechiceras Alex, Jane y Sukie se casaron... Y enviudaron. Movidas por el aburrimiento y el hastío existencial, el trío decide volver a su aburrido villorrio de Nueva Inglaterra, donde les espera un nuevo enemigo de poderes más científicos que sobrenaturales.
¿La veremos algún día? Está claro que no. Y dicha negativa no se debe al estado físico de Cher, malpensados. Resulta que, si bien una adaptación descacharrante y meritoria, Las brujas de Eastwick se tomaba muchas libertades con la novela original, empezando por su conclusión. De modo que, para presentarnos a Susan Sarandon, Michelle Pfeiffer y su mencionada compañera como hechiceras maduritas e interesantes, la nueva película debería rehacer casi por completo la trama de la secuela literaria. Algo que tendría como resultado una chapuza sin perdón de Dios, ni del Maligno.

El diario de Noa

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Y la secuela es... La boda (Nicholas Sparks, 2003). Jane, la hija de Noah Calhoun (Ryan Gosling) y Allie (Rachel McAdams), es ahora una mujer de mediana edad que celebra el 30 aniversario de su matrimonio. Visto que la rutina está empezando a hacer huella en la relación, su marido se ha propuesto reconquistarla.
¿La veremos algún día? Una vez más, nanay. Y casi que nos alegramos. Los relevos generacionales no suelen funcionar bien en el cine, amén de que esta secuela pierde el mayor atractivo del original: la química entre sus protagonistas. Por otra parte, dada la avalancha de filmes basados en novelas de Nicholas Sparks (de Querido John a La última canción, pasando por Noches de tormenta) sospechamos que el autor no se molestará mucho si los productores deciden pasar de este libro.

Entrevista con el vampiro

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Y las secuelas son... Muchísimas. "¡Os hemos pillado!", exclamará el lector versado en los chupasangres de Anne Rice. Y, sí, admitimos que La reina de los condenados (tercera entrega de las Crónicas vampíricas) tuvo una adaptación de lo más chapucero en 2002. Pero es que la escritora estadounidense ha pergeñado un total de siete novelas más con las andanzas de Lestat y compañía.
¿Las veremos algún día? Aun a riesgo de que los fans de la Rice acudan a nosotros con estacas y ristras de ajos, señalemos que es prácticamente imposible. No sólo porque Brad Pitt, Antonio Banderas y Tom Cruise no estén por la labor, sino porque la última tentativa de reactivar la saga se fue al traste este mismo año por desavenencias entre Alex Kurtzman y Roberto Orci (productores putativos) y la novelista de Nueva Orleans.

Las cenizas de Ángela

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Y la secuela es... Lo es (Frank McCourt, 1999). Tras hacer llorar a lectores de todo el mundo con el primer volumen de su autobiografía, el autor prosigue contándonos su regreso a Nueva York, sus experiencias bélicas en la II Guerra Mundial y el comienzo de su carrera como profesor.
¿La veremos algún día? Pues va a ser que no: para despecho de su director Alan Parker, la adaptación de Las cenizas de Ángela fue uno de los mayores fracasos de taquilla registrados en Hollywood en 1999. Así las cosas, y dado que tanto Lo es como El profesor (último volumen de la serie) registraron ventas y críticas mucho menos espectaculares que la primera entrega, no creemos que ningún productor esté dispuesto a poner millones en su versión fílmica.

Flores en el ático

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Y las secuelas son... Demasiadas para contarlas. Aunque sólo su primer volumen llegase al cine, el tremebundo culebrón familiar escrito por V. C. Andrews abarca un total de cinco novelas (o novelones). La autora falleció en 1986, pero aún siguen publicándose libros firmados por ella, pero escritos por los 'negros' de rigor'.

¿Las veremos algún día? En este caso, está clarísimo que la negativa es contundente. Más que nada porque, pese al éxito de taquilla que acompañó a su estreno en 1987, Flores en el ático es hoy una película prácticamente olvidada, detestada por los fans del original (por la falta de incestos en el guión) y adscrita (en el peor de los casos) al subgénero 'tan mala que mola'. No obstante, lo que sí nos espera es un remake en forma de telefilme con Heather Graham y Ellen Burstyn en el reparto: los espectadores de EE UU lo disfrutarán (o padecerán) el año que viene.

Via:cinemania

Subastan la pistola 'blaster' de Han Solo

¿Quieres sentirte como un contrabandista corelliano? El arma de Harrison Ford en 'El Imperio contraataca' y 'El retorno del Jedi' puede ser tuya... Siempre que puedas pagarla. Por CINEMANÍA

subastan la pistola blaster de han solo

Como es sabido, todo aspirante a contrabandista galáctico sueña con emular a Han Solo. Y no nos extraña: dejar en evidencia a Luke Skywalker, seducir a un sex symbol de la Alianz Rebelde como Leia Organa y molar infinitamente sin necesidad de sables de luz ni pamplinas místicas con la Fuerza son hazañas al alcance de unos pocos elegidos. De este modo, sabemos que a muchos warsies se les hará la boca agua con esta noticia: un objeto emblemático del aventurero corelliano saldrá a subasta en internet el 21 de diciembre. Por desgracia no nos referimos al Halcón Milenario (más quisiéramos) o al chaleco de Star Wars, pero casi. Se trata de la pistola blaster empuñada por Harrison Ford en El Imperio contraataca y El retorno del Jedi.
La web Invaluable, responsable de la oferta, detalla que este modelo fue empleado en escenas como aquella en la que Darth Vader desarmaba a Han telequinéticamente, y en algunos momentos de la Batalla de Endor. Así mismo, advierte de que no es el mismo blaster del primer filme, el cual se halla actualmente en paradero desconocido (seguramente, suponemos, fue destruido para no servir de prueba en el juicio por la muerte de Greedo). Para terminar, los subastadores insisten en que se trata de una pieza única con certificado de autenticidad incluido, lo cual justifica su vertiginoso precio de salida: las pujas mínimas oscilan entre 146.263 y 219.394 euros. Cantidades que nos recuerdan a las que se pedían por el auténtico y genuino Halcón Maltés, y que hacen aconsejable haber cobrado unas cuantas recompensas (o cargamentos de especia) antes de lanzarse a hacer un remate.
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Disney: 'Pinocho', de David Hand


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Adaptación de los cuentos sobre un niño de madera que Carlo Lorenzini, el verdadero nombre de Carlo Collodi, había publicado en los años ochenta del s.XIX, ‘Pinocho’ (‘Pinocchio’, David Hand, 1940) fue el segundo largometraje producido por Walt Disney y, a día de hoy, sigue ocupando una envidiable posición como uno de los tres mejores que la compañía del ratón Mickey ha completado a lo largo de su fecunda trayectoria. Tanto es así que, como veremos en el desarrollo de la entrada, resulta asombroso tanto el nivel que los animadores y técnicos responsables de la filmación del filme como la maestría narrativa de la que el metraje hace gala de principio a fin.
Podría pensarse que la decisión de embarcarse en la traslación de los cuentos de Collodi a la gran pantalla fue llevada a cabo por Disney tras el descomunal éxito que el visionario artista consiguió con ‘Blancanieves y los siete enanitos’ (‘Snowhite and the Seven Dwarfs’, David Hand, 1938), pero lo cierto es que, con el nombre registrado en 1934, las primeras reuniones que “tito Walt” mantuvo con su equipo artístico —aquellas míticas en las que narraba la película de principio a fin a sus artistas encarnando a todos los personajes— de cara a la producción de ‘Pinocho’ datan de 1938.

Disneyzando un cuento para adultos

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Si hay algo que siempre se ha achacado a Disney, desde su primer largometraje, eso ha sido la notable infantilización de las historias que ha querido contar y la constante introducción —muchas veces con calzador— de esos valores que todos los niños deberían tener presentes a lo largo de su formación. Como siempre pasa, los hay que han abrazado esta forma nada velada de adocenamiento infantil como un elemento fundamental en sus vidas y en la de su prole. Otros, como el que esto suscribe, lo han aceptado como una molestia sin relevancia que nunca ha conseguido arrastrar por el fango los magníficos resultados artísticos de las cintas de la compañía. Y después están esos que tanto ruido hacen y que desde el principio sintieron la necesidad de hacerle propaganda gratuita a los títulos de la casa con afirmaciones como la que sigue:
Para mucha gente, la imagen del muñeco de madera la estereotipó Walt Disney. Y creo que si alguien consiguió hacernos desagradable la figura de Pinocho, fue Disney; con su almibarada fantasía y omnipresente sadismo, toda figura de la literatura infantil que tocó Walt Disney quedó corrompida para siempre en la mente de los niños que la sufrieron.
Esta afirmación, que formó parte de la nota preliminar que Mª Esther Benítez escribió para la edición de ‘Las aventuras de Pinocho’ publicada en 1972, deja claro que las pasiones que la productora ha levantado a lo largo de las décadas lo han hecho en términos exacerbados en un extremo y otro. Y si bien es cierto que muchos y muy radicales fueron los cambios que Disney y los siete guionistas acreditados introdujeron sobre el texto original — en el libro Pinocho tiene conciencia desde que es un tronco de madera y, por ejemplo, aplasta al grillo sin piedad tras escuchar sus consejos— también lo es que la idea original del relato y su estructura se mantienen intactos en la cinta, fijándose más ésta en el potencial de los personajes de cara a su gran adaptabilidad a la idiosincrasia ideológica del estudio que a la personalidad de los mismos descrita por Collodi.

Cuando la perfección era norma

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Dejando atrás inanes debates sobre la idoneidad del mensaje y la moralina que se deriva de los filmes de Disney —unos debates que se dirimen fácilmente en la aceptación o no de los valores de la casa—, no podríamos acometer un texto sobre ‘Pinocho’ sin hacer obligada referencia a la alucinante perfección técnica que la cinta destila de principio a fin. Y ya sé que lo he dicho unos párrafos más arriba pero, a riesgo de parecer reiterativo, permitidme remarcar que estamos ante el segundo largometraje salido de los estudios de animación. Vamos, que haciendo una comparación facilona, ya quisiera Dreamworks que ‘HormigaZ’ (‘AntZ’, Eric Darnell, Tim Johnson, 1998), su primera producción, atesorara los espectaculares valores que cuarenta y ocho años antes había alcanzado la historia de éste singular niño de madera.
De la misma forma que pasara con ‘Blancanieves…? —y como sucederá de nuevo en ‘Fantasía’ (‘Fantasia’, VVDD, 1940)— el mimo y esmero puesto por los animadores tanto en la concreción de las figuras en movimiento como en los fondos con los que éstos van interactuando es de una solidez a prueba de bombas: con la fuerte influencia que ejerció el artista sueco Gustaf Tenggren —que abandonó la producción antes de su finalización y nunca fue acreditado por su trabajo— en el diseño, y el cambio de localización de Italia a Centroeuropa determinado por éste mismo, el cuidado por el detalle se observa de forma temprana en los primeros planos de la casa de Gepetto, el carpintero que creará a Pinocho con la esperanza de que algún día pueda ser un niño de verdad.
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Ya en ellos muestra la cinta un gusto exquisito y una voluntad férrea por sorprender al espectador a cada instante con detalles que van en ocasiones mucho más allá de lo que el ojo poco atento puede llegar a percibir, y el paseo por la estancia en la que habita el bondadoso “padre” del personaje central es un recorrido en el que hasta el más pequeño elemento está diseñado para permanecer en la memoria. Con este patrón inicial prolongado a lo largo de toda la cinta en cada uno de los escenarios en los que transcurre la acción —atención especial merecerían el carro de Stromboli o la totalidad de la secuencia submarina— es no obstante en la forma en la que estos “fondos” se relacionan con el movimiento donde encontramos los momentos de mayor maestría visual del metraje.
Aquí habría donde detenerse a placer, desde la secuencia inicial, visualizada mediante la perspectiva de Pepito Grillo —con la cámara dando pequeños saltos hacia la casa de Gepetto para así simular el efecto del avance del personaje—, hasta las mil y una maravillas que aguardan al espectador bajo el mar, pasando por el plano que nos acerca al despertar del pueblo y que años más tarde rescatará ‘La bella y la bestia’ (‘Beauty and the Beast’, Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991), la terrorífica transformación de Polilla en asno o, por supuesto, el alucinante picado secuencial que sigue a Pinocho, Juan y Gedeón por la calle principal y que en su poco más de medio minuto es asombrosa combinación de muchos de los parámetros por los que siempre se han identificado las cintas de los estudios.

‘Pinocho’, la magia del hada azul

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Muchas son las ideas que podríamos apuntar en este tramo final de la entrada acerca de ‘Pinocho’, y todas ellas vendrían a estar relacionadas de un modo u otro con el carácter impertérrito de la segunda producción de Walt Disney al paso del tiempo. Y digo de un modo u otro no sólo por haber resistido casi mejor que cualquier otro “clásico” de la compañía el transcurrir de los años se la observe desde dónde se la observe, sino porque su influencia en el séptimo arte es incuestionable y va más allá del mero hecho cinematográfico, trascendiendo su carácter fílmico y convirtiéndose en un icono ineludible de la historia del cine.
Sí, sé que utilicé un discurso cuasi idéntico a la hora de referirme a ‘Blancanieves…’, pero lo cierto es que tanto ésta como ‘Pinocho’ son dos de los ejemplos más evidentes, no ya del cine Disney, que también, sino de lo que servidor entiende por definición de clásico —así, sin comillas que aludan a que la productora siempre haya calificado a sus filmes de tal manera—: ambas atesoran cualidades que no entienden de épocas, modas pasajeras o tecnologías, y la simple universalidad de su mensaje —no creo que a estas alturas haga falta abundar en cuál es la que se deriva de ‘Pinocho‘— es de una contundencia tal que sigue hoy tan vigente como hace setenta años.
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Con todo ello, está muy claro que si algún reparo tenía en calificar a ‘Blancanieves…’ de Obra Maestra —reparos que tenían que ver con la parquedad en la definición de algunos personajes—, no voy a arredrarme a la hora de señalar a ‘Pinocho’ como uno de los tres —o cuatro— pináculos que Disney nos ha ofrecido desde sus comienzos, un filme que no se desgasta por mucho que vuelvas a verlo, que sigue emocionando y manteniendo en tensión tras su enésimo visionado y que, además, ostenta una influencia incuestionable en el cine que vino después de él.
Y si a tal respecto cabrían multitud de ejemplos, me quedaré con dos que vienen del mismo nombre y apellido y que resultan tan fundamentales para entender la historia del cine como la propia ‘Pinocho’. El nombre, Steven, el apellido, Spielberg, las dos cintas, las magistrales ‘Encuentros en la tercera fase’ (‘Close Encounters of the Third Kind’, 1977) e ‘Inteligencia Artificial’ (‘Artificial Intelligence’, 2001): en la primera encontramos un final en el que el cineasta instó a John Williams a introducir el ‘When you wish upon a star’ como parte del soberbio clímax musical que acompaña al despegue de la nave nodriza. ¿Y qué decir de la segunda? Pues que, mal que le pese a sus muchos detractores, se trata de uno de los cinco mejores títulos del cineasta y una acongojante vuelta de tuerca sobre la historia del niño artificial que quería ser real.

Via:blog de cine

'La gran belleza' triunfa en los European Film Awards


Una gran temporada de cine europeo se cerraba anoche en Berlín con la entrega de los 26º Premios del Cine Europeo en la que el cine italiano fue el gran protagonista. Y es que, la Academia del Cine Europeo, presidida por el realizador alemán Wim Wenders, decidió que la fantástica ‘La grande belleza’ (‘La grande bellezza’, 2013, Paolo Sorrentino) se hiciera con el premio gordo a la mejor película, así como el de mejor director, mejor actor —Toni Servillo— y mejor montador. Por otro lado, la danesa ‘Amor es todo lo que necesitas’ (‘Love is all you need’, 2012, Susanne Bier), conseguía el mismo galardón en el apartado de comedia, ‘The Congress’ (id, Ari Foldman) en el de animación y ‘The Act of Killing’ (id, Joshua Oppenheimer) en documental.
El resto de premios fueron bastante repartidos. Veerle Baetens recogía el premio a la mejor actriz por su descorazonador retrato de madre que ha perdido a su hija en la belga ‘The Broken Circle Breakdown’ (id, Felix van Groeningen), François Ozon recogía otro premio más al mejor guión por ‘En la casa’ (‘Dans la maison’, 2012) y e maestro Ennio Morricone se hacía con la mejor banda sonora —claro, ¿quién se atreve a competir con él?— por ‘La mejor oferta’ (‘The Best Offer’, Giuseppe Tornatore). Además, el cine español no se fue de vacío y es que Paco Delgado añadía otro premio a su estantería por su trabajo de vestuario en ‘Blancanieves’ de Pablo Berger y Pedro Almodóvar recibía el premio a la aportación al cine internacional.
Vía | European Film Academy