El ejemplo de 'She's Fucking Perfect' nos ha hecho buscar filmes
bautizados con palabras que empiezan por "m", por "c", por "p" e incluso
por "j". Y hemos hallado muchos. Por YAGO GARCÍA
Está claro que Hollywood es una tierra de dobles raseros,
aunque a veces estos tengan su sentido. Dos casos recientes nos han
hecho meditar sobre esto: por una parte, tenemos
She's Fucking Perfect, una comedia pergeñada por
Will Ferrell y sus secuaces de
Funny Or Die! ante cuyo título (que se traduciría al castellano como
Ella es jodidamente perfecta) nadie ha levantado aún una ceja. Más que nada, suponemos, porque la chica de marras es
Amanda Seyfried, y tratándose de ella (o de
Emma Stone, la
primera estrella en sonar para el papel) muchos espectadores y
espectadoras estarán de acuerdo con la afirmación. Por el lado negativo,
hemos recordado que el iracundo
David O. Russell se quedó con las ganas de bautizar a
La gran estafa americana como
American Bullshit (aproximadamente,
La gran mierda americana), seguramente por temas de financiación y de
la censura de la MPAA.
Ahora bien, ¿hasta dónde llega el límite de la escatología en lo que
se refiere al título de una película? Siempre que obviemos, eso sí, al
porno y sus juegos de palabras. Pues, según hemos averiguado, mucho más
lejos de lo que pensábamos, sobre todo si nos alejamos de EE UU: la
siguiente lista de filmes constituye una antología del
"caca, culo, pedo, pis" que
ha agraciado marquesinas de salas, pósters y listados de cartelera en
periódicos y revistas. Porque, cuando uno está crecidito y le ampara el
poder de una cámara, ya no vale eso de lavarle la boca con jabón.
La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona (R. Fernández, 1979)
Comenzamos nuestra colección de obscenidades mentando una forma
particularmente grosera de referirse al aparato genitourinario
masculino, Respaldada, eso sí, por toda una autoridad en materias
malsonantes como lo fue
Camilo José Cela, que
interviene brevemente en sus imágenes. El filme narra la historia
(auténtica) protagonizada por joven malagueño cuya potencia seminal regó
a sus vecinos de butaca
"con una lluvia jupiterina, si bien no precisamente de oro" al
ser masturbado por su novia en un cine. Amén de hacernos buscar un buen
detergente para lavarnos el cerebro, este ejemplo nos hace recordar
otros anticlásicos de título kilométrico como
El fascista, la beata y su hija desvirgada, El fontanero, su mujer y otras cosas de meter y, en terrenos similares,
Don Cipote de La Manga. Si es que, cuando los españoles queremos ser sutiles...
Fucking Åmål (Lukas Moodysson, 1998)
Mucho más recatada que
La vida de Adèle, pero
también objeto de comentarios y alabanzas en su momento, esta película
narra el descubrimiento de la sexualidad y el nacimiento de un amor
(poco aceptado socialmente) entre dos jovencitas, con el pueblo sueco de
Åmål como escenario. Es decir, que el título original no se traduciría
como una referencia al ayuntamiento carnal y lésbico, sino como
"Jodido Åmål" o, más castizamente,
"Puto Åmål". Por otra parte, nosotros nos hemos sorprendido al descubrir que, según IMDb, su título oficial en castellano es
Descubriendo el amor. Señores
distribuidores, entendemos que según qué palabras no quedan bien en una
cartelera, pero ¿de verdad hacía falta optar por una alternativa tan
cursi?
Cocksucker Blues (Robert Frank, 1972)
"Para chulos nosotros, y para pilingui
Marianne Faithfull", debieron pensar los
Rolling Stones cuando encargaron este polémico y misterioso documental. Bautizada en honor de
El blues del comepollas, legendario tema compuesto por
Mick Jagger, Keith Richards y compañía a fin de concluir su contrato con Decca Records,
Cocksucker Blues captaba
a la banda en su momento de máxima decadencia y heroinomanía. ¿Cuál era
el problema? Que ciertas intimidades venían muy bien a la hora de
componer un tratado de vicios sórdidos como
Exile On Main Street, pero
no resultaban nada lucidas al proyectarse en una pantalla. Ultrajados
por su retrato, los miembros del grupo demandaron a Robert Frank: según
la sentencia judicial correspondiente, el filme sólo puede proyectarse
una vez al año, y en presencia del director.
La maman et la putain (Jean Eustache, 1973)
En lo tocante a títulos que hacen referencia a las profesionales del sexo, podríamos habernos quedado con
La puta del rey (1990),
En la puta calle (1997),
La puta y la ballena (2004) o la inenarrable
Yo, puta (también
de 2004). Pero si optamos por este filme es, además de por la rotunda
sonoridad que adquiere el término en francés, por lo inesperado de su
contenido: considerada una obra maestra del cine de autor más arisco,
La mamá y la puta no está bautizada en referencia a una madre y a una prostituta, sino a las dos mujeres con las que el protagonista
Jean-Pierre Léaud (el mozo de
Los 400 golpes, ya crecidito) desahoga sus necesidades afectivas y sexuales, respectivamente. En los
220 minutos que
dura este filme aguarda una doble dosis de vacío existencial y
emocional sin rastro de chistes verdes, y tan agresiva que el periódico
de derechas
Le Figaro la definió como
"un insulto a Francia".
Bastard! (K. Akiyama, 2002-2003)
Vamos a ver: tenemos una serie japonesa de OVAs
(Original Video Animations) de espada y brujería, basada en una longeva serie
manga, con
grandes dosis de autoparodia desmadrada y, para colmo, bastante
recomendable para los aficionados al asunto. ¿Dónde está la clave de su
inclusión aquí? Pues que, en inglés, la palabra "bastardo" no hace sólo
referencia a los hijos nacidos fuera del matrimonio, sino que (como
saben
Tarantino y
Brad Pitt) también
constituye un insulto de severa gravedad y fácilmente traducible al
castellano. En otras palabras: ¿te imaginas un filme cuyo título en
nuestro idioma fuese
"¡Hijoputa!"? Pues eso.
Con el culo al aire (Carles Mira, 1980)
Tras convertir a
Albert Boadella en santo valenciano y milagrero
(La portentosa vida del padre Vicente, 1978),
Carles Mira prosiguió su carrera de provocador surrealista en este
filme, cuyo título hace descarada referencia a los glúteos mayores.
Con el culo al aire tiene por protagonista a un zagal pueblerino (el cantautor de Alcoi
Ovidi Montllor) que, tras perder el habla a resultas de un coito con
Eva León, es
ingresado en un manicomio cuyos internos se hacen pasar por personajes
históricos. A título documental, señalemos que el reparto incluye al
canario
Caco Senante como Agustina de Aragón, y a
Joan Monleón como el Papa Luna.
Shit Year (Cam Archer, 2002)
Segundo y último largometraje del director y guionista Archer, discípulo de
Gus Van Sant, Año de mierda nos presenta a una actriz
(Ellen Barkin) que
sufre un drástico derrumbe emocional tras abandonar los escenarios y
mudarse a una casa de campo. La película recibió algunas críticas
positivas, según puede leerse en
Rotten Tomatoes, pero la opinión general parece ser aquella de
Time Out que la califica de
"grimoso ejemplo de amateurismo adolescente". Excusamos los juegos de palabras que, a costa de su título, pudieron hacer los espectadores insatisfechos.
Young People Fucking (Martin Gero, 2007)
Ahora sí: mientras que
Fucking Åmål utilizaba la palabra de
marras como adjetivo insultante, este filme canadiense la emplea en toda
su potencia verbal y carnal. Es decir, que su traducción sería
Gente joven follando, porque
Martin Gero centra su relato precisamente en las escapadas sexuales de
un grupo de veinteañeros durante una noche de juerga loca. Por si no
quedaba claro, el póster del filme pone un preservativo en concluyente
primer plano: en lugar de la fecha de caducidad y la marca de rigor, en
la funda de la gomita leemos que la película fue seleccionada para el
Festival de Toronto.