No todo el mundo quiere tener superpoderes: si Joaquin Phoenix rechaza
el papel del Doctor Extraño, se incorporará a esta lista de intérpretes
alérgicos a las mallas.
Dicen que se lo está pensando: que en el fondo no ve tan claro el papel, que lo de vincularse a una producción
Marvel (con todo lo que eso conlleva en cuanto a secuelas, apariciones estelares en la
Comic-Con y militancias forzosas en los
Vengadores) le
huele cada vez más a chamusquina, y que por todo ello es posible que su
respuesta acabe siendo un “no”. Lo cual nos apena, porque
Joaquin Phoenix es uno de los mejores actores vivos y nos encantaría verle hecho todo un Hechicero Supremo en
Doctor Extraño. Pero,
al mismo tiempo, también lo encontramos elogiable: si el actor
rechazase encarnar al maestro de las artes místicas por razones de
integridad profesional, habría demostrado que la salud de su carrera le
importa más que los billetes. Un don raro en el Hollywood de hoy, qué
duda cabe.
Así, y por mucho que (insistimos) nos fastidie la idea, siempre será
mejor ver a Phoenix poniendo todo su esfuerzo en los dramas de su amigo
James Gray que interpretando a
Stephen Strange con cara de “¿Cuándo se cobra aquí?”. Pero, también hay que decirlo, si Joaquin acaba dejando a Marvel con un palmo de narices
tampoco será el primer intérprete que se niega a ser un superhéroe.
Bien por cuestiones de calendario, bien por el temor a participar en un
bodrio, o porque les dio por jugar a tensar la cuerda con los
productores (y perdieron), otros actores y actrices de perfil alto se lo
pensaron dos veces a la hora de ponerse un traje de arácnido, embutirse
en una armadura con rayos repulsores o incluso dejarse implantar unas
garras de Adamántium. Aquí te contamos quiénes fueron.
Tom Cruise
Pudo haber sido… Iron Man (2008). Antes de que
Robert Downey Jr. se hiciera con la armadura de
Tony Stark (y, por lo visto, también con sus millones), esa
Marvel que
aún tanteaba su asalto al cine abordó al actor bajito más popular de
Hollywood, no sólo para ofrecerle el papel, sino también para que
participase como coproductor.
Y, ¿por qué no lo fue? Debido a su impaciencia, y también a que es un pejigueras: por lo visto, durante la larga y tortuosa preproducción de
Iron Man, Cruise no dejó de darles la vara al director
Jon Favreau y a un ejecutivo muy aficionado a los cómics de nombre
Kevin Feige (el
cual habría de llegar muy lejos) exigiéndoles cambios en el guión. Allá
por 2005, cuando quedó claro que Marvel no iba a someterse a su
voluntad y gusto, la estrella anunció que abandonaba el proyecto:
“Necesito participar en las decisiones para asegurarme de que va a ser una gran película”, comentó Cruise, dejando caer acto seguido que, en su opinión,
Iron Man “no iba a funcionar en taquilla”. Como puede atestiguar el resto de los implicados en el filme, empezando por Downey, Tom estaba bastante equivocado.
Bill Murray
Pudo haber sido… Batman (1988). Como lo lees: En 1983,
DC Comics y
Warner ficharon como director a
Ivan Reitman, con la intención de darle al filme el mismo tono paródico de la serie y la película protagonizadas por
Adam West en los 60. Ante dicho plan, ¿qué mejor candidato para el rol de
Bruce Wayne que el hombre de
Los cazafantasmas?
Y, ¿por qué no lo fue? En dos palabras:
Tim Burton. Tras ponerse al frente del proyecto en 1985, tras el éxito de
La gran aventura de Pee Wee, el
cineasta dejó claro que su versión del Hombre Murciélago iba a andar
justita de risas. Y, ante dicho cambio de planes, Murray abandonó
discretamente la producción, permitiendo así a Tim fichar a su entonces
inseparable
Michael Keaton. Señalemos que, si bien Bill se muestra un poco picajoso cuando habla del tema (
“Yo hubiese sido un Batman estupendo, aunque no voy a negar que Keaton lo hizo muy bien”, dice), el hecho de que Burton relevase a Reitman nos salvó de ver a un
Robin interpretado por
Eddie Murphy.
Dougray Scott
Pudo haber sido… Lobezno. Este actor escocés llegó a tener entre manos un contrato para encarnar al mutante con garras en
X-Men (2000).
Y, ¿por qué no lo fue? Por problemas de agenda: resulta que Scott había sido elegido personalmente por Tom Cruise como villano de
Misión: Imposible 2, un
honor que (pensaba él) serviría para lanzar su carrera en Hollywood.
Por desgracia para Dougray, el rodaje de dicho filme se alargó más de lo
previsto, solapándose con el de
X-Men. De modo que el actor tuvo que anular en el último momento su matrícula en la
Escuela Xavier, ante lo cual
Bryan Singer se
vio obligado a buscar un sustituto de última hora. Dicho sustituto,
como todos sabemos, fue cierto australiano cachas llamado
Hugh Jackman. Y, según reza el dicho, “el resto es historia”.
Josh Hartnett
Pudo haber sido… Este actor de San Francisco, conocido ahora por la serie
Penny Dreadful, tiene
el honor de ser el hombre que más veces ha dicho “no” a producciones
superheróicas. Entre finales de los 90 y comienzos de los
dosmiles, Hartnett recibió (y rechazó) ofertas para protagonizar
Superman Returns, Batman Begins y el
Spiderman de
Sam Raimi. ¿De verdad sabía lo que estaba haciendo?
Y, ¿por qué no lo fue? Por miedo al encasillamiento,
y también porque estaba harto de superproducciones. Según ha comentado
él mismo, ponerse a las órdenes de dos maniáticos como
Ridley Scott y
Michael Bay (en
Black Hawk derribado y
Pearl Harbor, respectivamente) sirvió para que Hartnett descubriera que los
blockbusters no
eran lo suyo, y que se hallaba más a sus anchas en filmes de
presupuesto mediano. En abril de este año, todo sea dicho, Josh declaró
que su mentalidad ha cambiado, y que ahora no le haría ascos al rol de
un aventurero con mallas. ¿Tendrá esto que ver con las cifras de su
cuenta corriente?
Will Smith
Pudo haber sido… Superman. Y, una vez más, aseguramos que esto no es una broma: durante la preproducción de
Superman Returns, Bryan Singer se planteó contar para su película con un
Clark Kent negro interpretado por Smith.
Y, ¿por qué no lo fue? Por cuestiones de política
racial: Smith consideró que el público no vería con buenos ojos el que
‘Supes’ pasara de tener los rasgos anglosajones de
Christopher Reeve a convertirse en un
afrokryptoniano. “Por entonces, yo ya había hecho Wild Wild West, y esa película me enseñó que cambiarle el color de la piel a un héroe blanco supone un fracaso seguro”, afirmó Smith. Conviene recordar, todo sea dicho, que Will anduvo tan enamorado en su día de
Wild Wild West que rechazó el papel de
Neo en
Matrix para
poder embarcarse en dicho filme. Un filme cuyo fracaso en taquilla,
opinamos nosotros, no se debió tanto a razones étnicas como al hecho de
que era un bodrio sin paliativos.
Ashton Kutcher
Pudo haber sido… Superman. Más concretamente, el ex de
Demi Moore recibió una oferta en firme para protagonizar
Superman: Flyby, la versión del héroe de Metrópolis que debería haber dirigido
Brett Ratner según un guión de
J. J. Abrams
Y, ¿por qué no lo fue? Por superstición. Pese a que
su prueba de cásting para el papel fue (dicen) muy satisfactoria, y a
que tanto Abrams como Ratner contaban con él para ponerse la capa roja,
Ashton abandonó
Superman: Flyby en el último minuto. Según él mismo reconoce, esto se debió a la presunta
‘maldición de Superman’, que tan crueles consecuencias habría tenido para los actores
George Reeves y
Christopher Reeve. “A todos los que aceptan ese papel les pasan cosas horribles”, sentenció Kutcher. Y nosotros, tras verle en
Killers y
Sin compromiso, nos preguntamos si dicho mal fario no se extenderá también a aquellos que lo rechazan.
Heath Ledger
Pudo haber sido… Spiderman. El australiano rechazó el papel de
Peter Parker en la película de Sam Raimi (2002), dejándole el camino expedito al, por entonces, también joven y prometedor
Tobey Maguire.
Y, ¿por qué no lo fue? Porque no quería encasillarse: Ledger se había salvado por los pelos de ser tomado por un ídolo adolescente tras
10 razones para odiarte y
El patriota. Desde la más estricta especulación, además, cabe sospechar que su participación en
Destino de caballero le había hecho ponerse un poco en guardia ante los
blockbusters orientados al público juvenil. Cuando, seis años después, le vimos como
Joker en
El caballero oscuro, Heath ya contaba con sendas nominaciones al Oscar y al Globo de Oro (ambas debidas a su papel en
Brokeback Mountain) para probar que su fama no era flor de un día.
Johnny Depp
Pudo haber sido… Aunque parezca mentira, el de Johnny fue otro de los nombres que más sonaron para interpretar a
Lobezno en
X-Men. Lo cual, como leerás a continuación, es en sí mismo una bonita ironía.
Y, ¿por qué no lo fue? Como sabemos, Johnny Depp
posee el raro don de saber rechazar películas cuando éstas no van con él
(salvo si el filme de marras lo dirige Tim Burton, pero esa es otra).
De modo que, si bien
Eduardo Manostijeras le
había proporcionado una valiosa experiencia en eso de llevar cuchillas
en las manos, nuestro hombre fue consciente de que el papel del
muti canadiense estaba bastante lejos de su registro. Así las cosas, Johnny prefirió embarcarse en un proyecto titulado
Piratas del Caribe, cuyo papel principal (el de cierto bucanero llamado
Jack Sparrow) le
había sido ofrecido con anterioridad a Hugh Jackman: lo que se
perdieron los mutantes lo ganaron los Hermanos de la Costa, y viceversa.
Angela Bassett
Pudo haber sido… Tormenta. Efectivamente, el cásting de
X-Men resultó complicado cuanto menos: esta actriz, nominada al Oscar en 2003 por el biopic
Tina (y que seguramente te sonará como tremenda bruja vudú en
American Horror Story: Coven) estuvo a punto de aparecérsenos entre rayos y centellas como la señora mutante del clima.
Y, ¿por qué no lo fue? Porque, con los años, se le
habían pasado las ganas: en 1990, Basset había sido seleccionada para
interpretar a la mutante africana por el mismísimo
James Cameron, quien (junto a su entonces pareja
Kathryn Bigelow) planeaba por entonces rodar una película sobre los X-Men con
Bob Hoskins como
Lobezno. Pero dicho proyecto se fue a freír espárragos, y cuando Angela
recibió una nueva propuesta por parte de Bryan Singer ya había pasado
una década. La actriz prefirió rechazar el papel, que (como sabemos) fue
interpretado finalmente por
Halle Berry.
Scott Leva
Pudo haber sido… Este veteranísimo especialista, que se ha jugado el tipo en
220 títulos de cine y TV, estuvo a punto de ser
Spiderman. Pero,
ojo, no en la película de Sam Raimi: Leva hubiera interpretado a Peter
Parker en una producción con muy mala pinta pergeñada por la
Cannon (la productora del difunto
Menahem Golan) en 1988.
Y, ¿por qué no lo fue? Según ha explicado, Leva acabó lamentando el haberse enrolado en el
Spiderman de la Cannon:
“El primer guión estaba muy bien: sólo necesitaba que lo pulieran un poco”, explicó a la revista
Starlog. “El problema era que, tras cada reescritura, iba haciéndose más y más horrible”. Mientras se sucedían los posibles directores
(Tobe Hooper -La matanza de Texas-, primero,
Albert Zito -Invasión USA- después y, finalmente, el inenarrable
Ablert Pyun) y
el
presupuesto iba quedando reducido a dimensiones liliputienses, nuestro
hombre iba tomando conciencia de que aquella película iba a ser un
bodrio sin paliativos más que un salto al estrellato, con lo cual hizo
gala de su buen sentido apeándose del proyecto. La deserción de Scott
Leva fue la gota que colmó el vaso, y tras ella esta versión de
Spiderman fue a parar al cielo de la serie B.
Via:Cinemania