domingo, 14 de septiembre de 2014

TIFF 2014: Día 9: Farewell, Toronto!

Último día para la prensa en el Festival. Nos despedimos con 'A Second Chance', John Travolta y Chris Evans.
TIFF-logo-2014

¿De qué se habla hoy en Toronto? De que se acabó y, la verdad, no hay ganador claro. Hay quien habla de Mommy, de La teoría del todo… Hay quien habla hasta de Relatos salvajes, lo que sería una grandísima y maravillosa noticia. Queda menos para saber quién se pone en la casilla de salida de los Oscar: el domingo saldremos de dudas. Esta cronista se enterará por las redes sociales y el comunicado de prensa, porque abandona TIFF 2014, escribiendo ahora mismo desde el aeropuerto, satisfecha con esta edición, pero deseando que la próxima nos traiga más y mejores sorpresas. Farewell, Toronto!
¿Qué has visto? A Second Chance, última película de Susanne Bier, cuya próxima parada será el Festival de San Sebastián. Un dramón lleno de giros demasiado increíbles y melodramáticos. Reflexiona sobre quién es y quién no buen padre y madre, quién puede y quién no puede ser buen padre, cruzando la vida de dos familias: la de Andreas (Nikolaj Coster-Waldau) y Anna y su bebé, clase acomodada danesa; y Tristan, Sofus y su bebé, dos yonkis con antecedentes policiales. El exceso de giros dramáticos devalúa la interesante premisa.

¿Qué te has perdido? ¿En todo el Festival? While We’re Young, Cake, Hungry Hearts, La teoría del todo… No quiero ni pensarlo. Pero no se puede estar en todas partes.
¿Con quién has hablado? Un último día completito. Me he quedado a las puertas de hablar con John Travolta, al final se retrasó tanto que tuve que irme, pero vi de cerca su perilla-velcro y su pelo-pintado. Con Alice Eve, del debut como director de Chris Evans, Before We Go, su juventud rebelde y traviesa y los papeles de mujer florero en Hollywood. Con Chris Evans, de lo romántico que es; por eso su ópera prima es este intento de Antes del amanecer, aunque no admita una influencia directa. De las ganas que tiene de seguir dirigiendo cuando cierre el capítulo Marvel en 2017, y de por qué le gusta ser un héroe.

¿Qué has comido? Ramen, noodles chinos en sopa. Calentitos para el fresco que se ha levantado de despedida en Toronto.

Vídeo del día: el pasado nunca visto de Roger Rabbit

Antes de que Spielberg y Zemeckis se hicieran con el proyecto, la intriga animada más famosa de la historia tenía un aspecto mucho más serio.
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Aunque ahora la recordemos como una obra maestra del cine ochentero, amén de como uno de los títulos que mejor han fundido imagen real y animación, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? nació como un proyecto muy, muy diferente. Antes de que Disney la pusiera en manos de Steven Spielberg, que la produjo, y de Robert Zemeckis, con cuya firma se estrenó en 1988, este filme pasó por siete largos años de preproducción, durante los cuales se metamorfoseó de una comedia negra orientada al público adulto (una idea más fiel a la novela original de Gary K. Wolf) a esa parodia noir y delirante que todos conocemos y amamos. ¿Cómo podría haber sido Roger Rabbit de no haber mediado el hombre de la gorra y el autor de Regreso al futuro? Pues este vídeo nos da la respuesta: rodado en 1983, cuando el animador Darrell Van Citters se hallaba al frente de la película, el clip muestra bocetos en los cuales los personajes aparecen casi irreconocibles, en especial esa Jessica Rabbit mucho menos voluptuosa y con un rostro inspirado en el de Katharine Hepburn. Además, en él podemos ver mucho metraje de prueba, con los habitantes de Dibudiwood interactuando con actores de carne y hueso, y escuchar al comediante Paul Reubens (La gran aventura de Pee Wee) poniéndole voz a Roger, un papel al cual acabó renunciando justo antes del escándalo que casi hundió su carrera en 1991. ¿Mejoró la película tras su spielbergización, o preferirías haberla visto en su versión primigenia?

James Franco llevará al cine ‘Rant’, de Chuck Palahniuk

Protagonizará la adaptación de la novela de Chuck Palahniuk ('El club de la lucha') sobre la historia oral del asesino más eficiente de todos los tiempos.
James Franco

Tras debutar con El club de la lucha en 1996, inflarse a vender ejemplares y ganar premios, se puede decir que Chuck Palahniuk tardó un suspiro en convertirse en uno de los escritores estadounidenses más populares del cambio de siglo. La adaptación de su primera novela que filmó David Fincher con Edward Norton y Brad Pitt en 1999 contribuyó notablemente al fenómeno y al desembarco de la obra posterior de Palahniuk en la cultura popular. No se puede decir que pasara nada parecido con Asfixia (2008), versión algo plana dirigida por Clark Gregg de la que, sin embargo, es una de sus mejores novelas, y, dada la pálida acogida que han tenido sus últimos libros –publicados diligentemente a razón de uno por año–, da la sensación de que Palahniuk ha quedado anclado en un recuerdo de la década pasada. A no ser que James Franco pueda remediarlo.
Según informó ayer LitReactor y confirmó después el propio Franco en Instagram, el actor se ha hecho con los derechos cinematográficos para adaptar Rant: La vida de un asesino. Publicada en 2007, se trata de una de las últimas novelas de Palahniuk que consiguió consenso crítico alabando su unión polifónica de narraciones y puntos de vista para contar la historia oral de Buster ‘Rant’ Casey, un asesino realmente eficiente gracias a su afición por las fiestas de choques automovilísticos y la transmisión de enfermedades venéreas. Franco será quien interprete a Rant, personaje del que se empieza a conocer la historia después de su muerte, y la película estará escrita y dirigida por Pamela Romanowsky, quien todavía tiene pendiente de estreno su adaptación de The Adderall Diaries. Mientras, recordamos que Franco anda rapándose y filmando su adaptación de Zeroville.

Via;cinemania

‘Carrie’ no es ‘Casablanca’, pero es mejor que el libro

Lo dijo Stephen King. 'Carrie' (1976) fue el inicio de un romance entre el escritor y el cine; el inicio de la deslumbrante carrera de Brian De Palma.
Carrie

En 1973, un joven escritor tenía sus motivos para estar cabreado: pobre de solemnidad, su sueldo de maestro apenas bastaba para mantener a sus dos hijos, pagar el alquiler del remolque en el que vivían y emborracharse siempre que su mujer le dejara con el dinero extra vendido por sus cuentos a revistas de terror. No era de extrañar pues, que aceptara de buen agrado la apuesta de Flip Thompson, cuando éste le retó a que escribiera una historia protagonizada por una mujer. Ni tampoco que el tema fuera el de cómo la sociedad se ceba con una candorosa adolescente hasta el punto de convertirla en una máquina de matar por venganza. A mitad de la novela, sin embargo, lanzó lo escrito a la papelera. Por fortuna para el mundo del cine y de la literatura, su mujer rescató el manuscrito y le insistió para que lo finalizara. Por la edición en rústica, el profesor cobró unos 1.800 euros y vendió menos de 15.000 copias; por la edición de bolsillo, se apuntó 300.000: vendió 400.000. En 1974 aquella apuesta titulada Carrie consiguió que el nombre del joven profesor Stephen King se hiciera mundialmente conocido.
Muy al oeste de Maine, en California, el sol lucía más brillante. Allí había llegado Brian De Palma, apodado “el Godard estadounidense” por sus películas artísticas que tanto gustaban en el neoyorquino Greenwich Village. Bajo las palmeras, De Palma leyó la edición de bolsillo de Carrie y se entusiasmó. Pidió a su agente que se informara acerca de la posibilidad de hacerse con los derechos, pero llegó tarde: “Estaban en poder de un productor de Universal”. Para su fortuna, un amigo de Malibú y compañero de generación, Steven Spielberg, había inaugurado una nueva era en Hollywood con Tiburón y, como Bruce, el escualo de su súper taquillazo, todos los estudios se lanzaban a por la sangre fresca. “Universal presionó para que fuera yo quien dirigiera la película, en contra de la opinión del productor”. Tan revueltos estaban en California con eso del Nuevo Hollywood que, para que nos hagamos una idea, durante el proceso de cásting los actores hacían la audición para Carrie e, inmediatamente después, hacían la de otro proyecto legendario de un miembro de la cuchipandi: George Lucas, que buscaba caras nuevas para Star Wars. Así lo recuerda William “ricitos de oro” Katt, novio de Carrie en el filme: “Yo fui con Kurt Russell e hice la prueba para Luke Skywalker; Kurt, para Han solo. Y después hicimos la de Carrie”. No tenemos constancia de que John Travolta opositara a Chewbacca, pero sí a Billy Nolan, el calzonazos novio de Chris. Fue el debut en el cine del que a la postre será recordado como Tony Manero o Vincent Vega. Firmó por el filme antes de que se hiciera famoso con la comedia televisiva Welcome back, Kotter. Katt sólo tiene palabras de afecto para él: “Nadie imaginaba que se convertiría en una estrella tan rutilante. Aunque no fuera un novato, todavía no había destapado su talento”.

COSAS DE LA EDAD

Pero Carrie era, y de eso iba la apuesta entre King y su amigo, una historia de mujeres. La de una fervorosa católica, la de su hija con poderes telequinéticos y las arpías que le hacen la vida imposible. Para la castradora e histérica madre, De Palma contó con Piper Laurie quien, desde su interpretación de Sarah Packard en la gloriosa El buscavidas no había vuelto a aparecer en la gran pantalla. 15 años. Demasiado tiempo. De Palma reconoce que le cayó llovida del cielo. “Alguien de Universal, vecino de Piper en Woodstock, me dijo que su amiga quería volver a hacer cine. Quedé con ella en Nueva York y se presentó como en la película: vestida de negro y con melenaza pelirroja. Me encantaba la idea de que Margaret White fuera tan bella y sexy, en vez de la típica loca de la colina de pelo canoso”.

En cuanto a Sissy Spacek, la inmortal Carrie del título, De Palma quería incluirla en el proyecto, pero no en el papel protagonista. Spacek estaba casada con Jack Fisk, el director de producción del filme. “Me leí la novela la noche anterior y eso sirvió para meterme en el personaje. Me desperté. No me lavé los dientes, no me lavé la cara y me unté el cabello con vaselina para que pareciera sucio y desgreñado. Me puse un vestido de cuando mi madre iba al instituto. Al llegar al estudio las chicas de maquillaje quisieron peinarme y maquillarme… ¡y yo me escondí detrás de un sofá!”.
Por el plató también pasaron Amy Irving y Nancy Allen, dos de las chicas malas del insti que despertarán a la bestia que habita en Carrie. Dos de la pandilla: la primera acabaría casada con Steven Spielberg; la segunda, con Brian De Palma. Las chicas del Nuevo Hollywood.

FRÍO, CALOR… ¡SANGRE!

El legendario estudio de La momia, Drácula o El hombre lobo quería renovar sus iconos terroríficos con la niña telequinésica a la vieja usanza: contratando a un director de mucho talento y gastando poco dinero. Con apenas dos millones de dólares de presupuesto, sin capacidad para representar todas las escenas de la novela, De Palma y su guionista, Lawrence D. Cohen, se centraron en la deriva psicológica de su protagonista: estaban convencidos de que un tamponazo podía ser mucho más violento y salvaje que una cuchillada. “Vale, Carrie puede mover objetos con la mente. Pero tras mostrarlo una primera vez, no debes volver a hacerlo hasta que no sea necesario por motivos dramáticos. El público se aburriría y consideraría el personaje inverosímil”. Había que centrarse, pues, en la interpretación de Carrie/Sissy… y ella echó mano de los clásicos: “Me inspiré en los grabados de Gustavo Doré para La Biblia. Imitaba la posición de las manos y del cuerpo. Hay algo extraño y místico en ellos. El momento más turbador fue la escena de la ducha, cuando a Carrie le viene la primera regla sin que ella sepa qué está pasando y piensa que se va a morir”. Todavía hoy, pocos autores se han atrevido a representar un momento tan íntimo en una gran pantalla.
“¡SE ME CHAMUSCÓ LA PIEL Y EL PELO! ESTABA TAN ABSORBIDA POR EL PAPEL QUE NO CREÍA QUE PUDIERA QUEMARME!” (Sissy Spacek)
Y así llegó la noche del baile… que se prolongó durante más de una semana y media. Casi una tercera parte de los 55 días de rodaje, lo que da la medida de la importancia de la escena, la más famosa del filme y una de las más icónicas de un género que, de por sí, tiende a perturbar nuestra mente con imágenes indelebeles: esa noche en la que a Carrie le toca bailar con el más guapo y, a los demás, morir por llamarla fea. De Palma se inspiró en su propia experiencia: “No ha cambiado nada en las últimas décadas. El baile de fin de curso es como tu primera experiencia sexual. Da igual el año que sea: siempre tendremos pubertad y adolescencia”. Por supuesto, de una década a otra cambia la música: “Quería que la banda sonora la compusiera Bernard Herrmann, pero murió antes del rodaje. Pino Donaggio fue una excelente alternativa”. A sus acordes bailan Tommy y Carrie, suben al escenario, son coronados y… humillados cuando les tirán un cubo de sangre de cerdo… O algo así, que es lo que quería Spacek: “Yo quería que fuera sangre real, pero al final se decantaron por una mezcla de jarabe de maíz y colorante. Era realmente pegajoso y pasé un frío horroroso en el set”. Aunque no siempre… “Encontramos una vieja escuela abandonada en Hermosa Beach y la reprodujimos a escala para quemarla en el estudio. Tenía que permanecer inmóvil mientras todo ardía. ¡Se me chamuscó toda la piel y los cabellos! Estaba tan absorbida por el papel que no creía que pudiera quemarme. Mis instrucciones eran: ‘abandona el escenario solo cuando no puedas soportar más el calor… ¡pero hazlo lentamente!”. Más tiempo le llevó a De Palma montar la secuencia. En parte, por su utilización de la “pantalla partida” para simbolizar el éxtasis destructivo de Carrie. “Pensé que tenía que hacerlo así porque no puedes repetir el mismo movimiento de cámara tantas veces. Pasé seis semanas montando la escena. Tenía 150 planos para cinco minutos. La única solución era la pantalla partida”.

El esfuerzo mereció la pena. Carrie dio lugar a una secuela (La ira), una TV movie y hasta un musical. Todavía hoy, tras casi medio centenar de películas y genios del calibre de Kubrick (El resplandor), Reiner (Cuenta conmigo) o Cronenberg (La zona muerta), Carrie sigue siendo una de las mejores adaptaciones de King jamás realizadas. Un compendio magistral de recursos cinematográficos, desde el sonido hasta el montaje, pasando por el maquillaje o la interpretación, que sigue empleándose en los estudios fílmicos. Tampoco dejan de aparecer artículos académicos desde el campo de la antropología o el feminismo sobre el tabú de la menstruación o las relaciones materno filiales. Muestra de la atracción hipnótica de una película cuyo encanto persiste, sobre todo, por ser la turbadora historia de la muerte de ese niño que todos llevamos dentro.

EL TERROR SE GRADÚA


A King, al que sólo hay que mentarle El resplandor de Kubrick para que su nivel de ira y neurosis alcance ‘el modo Carrie’, nunca le gustó la adaptación: “Para el dinero que costó, no está mal. En la novela, la protagonista acaba destruyendo toda la ciudad. Hace estallar gasolineras y toda la ciudad arde en llamas. Escenas que no aparecen en la película porque disparaban el presupuesto”. Tuvo que llegar la noticia de un remake para que cambiara de opinión, en 2011: “El original era muy bueno. Vale, no es Casablanca, pero tiene grandes dotes de suspense y es mejor que el libro. Piper Laurie, en su papel de madre malvada, estaba impresionante”. Para Laurie, veterana de la edad de oro de Hollywood, el filme fue más allá: “Cuando se estrenó, muchos miembros de la Academia no se dignaban a ver una película de terror. Con Carrie todo eso cambió, quizá porque no se trata de una película de género convencional. Es un filme lleno de sorpresas en el que, cuando se muestra la violencia, se hace una forma muy elegante. Creo que a muchos les pasa como a mí: adoran el humor inocente, la vida adolescente y la sensualidad juvenil. Es visualmente exquisita”

Via:Cinemania

'Star Wars' sin la música de John Williams



Aquí os dejo un divertidísimo vídeo que está arrasando en Internet. Se trata de un montaje de la última escena de 'La guerra de las galaxias' ('Star Wars: Episode IV - A New Hope', 1977) sin la música de John Williams.
Como recordaréis, tras la destrucción de la Estrella de la Muerte, la película de George Lucas culmina con el obligado reconocimiento a los héroes de la batalla, Luke Skywalker y Han Solo, quienes reciben medallas de mano de la princesa Leia. Un emocionante colofón acompañado por varios detalles cómicos, que pierde todo sentido cuando desaparece la partitura de Williams. El comportamiento de los personajes resulta absurdo e incómodo y toda la situación provoca vergüenza ajena.
Por supuesto, la pieza es humorística y como tal debe entenderse, ya que la selección de los planos se hizo contando con la música y el sonido ambiente se ha incorporado para hacer reír. En cualquier caso, nos sirve para darnos cuenta de cómo la música puede ser fundamental para que una escena funcione y para reivindicar al autor de un buen puñado de bandas sonoras extraordinarias, que da igual las veces que las escuchemos, siempre nos dejan la piel de gallina.
Para que comparéis, a continuación tenéis el final de 'Star Wars' como siempre lo hemos visto, con el acompañamiento musical de John Williams:

Stefan Gierash nos ha dejado

Stefan Gierasch, secundario importante en los años setenta, y actor en numerosas series de televisión, falleció el pasado 6 de septiembre en su casa de Santa Mónica debido a causa de un derrame cerebral. Tenía 88 años.
Natural de New York cursó estudios de interpretación en el mítico Actor's Studio. En pantalla grande tuvo uno de sus primeros papeles importantes en la inolvidable 'El buscavidas' ('The Hustler', Robert Rossen, 1961), y la década de los setenta fue la más fructífera en el cine.
En 1972 interviene en nada menos que la desternillante '¿Qué me pasa, doctor?' ('Wat's Up, Doc', Peter Bogdanovich), la injustamente olvidada 'Los nuevos centuriones' ('The New Centurions, Richard Fleischer) y al lado de Robert Redford en 'Las aventuras de Jeremiah Johnson' ('Jeremiah Johnson'). También fue el alcalde del pueblo pintado de rojo en 'Infierno de cobardes' ('High Plains Drifter', Clint Eastwood, 1973), una de las víctimas de 'Carrie' (id, Brian De Palma, 1976), y apareció en 'El expreso de Chicago' ('Silver Streak', Arthur Hiller, 1976) al lado del recientemente fallecido Richard Kiel.
Para Ivan Reitman trabajó en dos de sus mejores películas, 'Dave, presidente por un día' ('Dave', 1993) y 'Junior' (id, 1994). Su última interpretación data del 2009 en el western 'The Hunter's Moon' (Stephen Savage).

Vía | The Hollywood Reporter

'The Transporter Legacy', primera imagen y sinopsis del reboot

El pasado mes de febrero se anunciaba que Ed Skrein iba a sustituir a Jason Statham en el reboot de la saga 'Transporter' que preparaba Luc Besson. Pues bien, poco tiempo ha tenido que pasar para que veamos la primera imagen de Skrein, conocido por su participación en la tercera temporada de la excelente 'Juego de Tronos', dando vida a Frank Martin en 'The Transporter Legacy' (Camille Delamarre, 2015).
En este reboot volveremos a seguir las aventuras de Frank Martin, un conductor y mercenario que sólo tiene tres reglas: No dar nombres, no hacer preguntas y no renegociar los contratos que aceptado. Él simplemente recibe algo y ha de entregarlo a su destinatario, pero todo cambia cuando conoce a Anna -Loan Chabanol- la líder de un grupo de agresores que toma como rehén al padre de Frank -Ray Stevenson- para obligarle a atacar a unos rusos que trafican con personas
He de confesar que no me gustaron ninguna de las tres películas protagonizadas por Statham y mi falta de interés fue tal que simplemente ignoré su adaptación televisiva. Tampoco tengo mucha confianza en el reboot, pues tras las cámaras tenemos a Camille Delamarre, que debutó hace poco en la dirección con la deficiente 'Brick Mansions' (2014). 'The Transporter Legacy' se estrenará en Estados Unidos el 6 de marzo de 2015, pero aún no se sabe cuándo la veremos en España.

Vía | IGN

Denny Miller nos ha dejado

El pasado 9 de septiembre fallecía en Las Vegas el actor Denny Miller, a los 80 años de edad.
Miller fue uno de los Tarzán cinematográficos auspiciados por la MGM, al igual que los films clásicos con Johnny Weismuller, pero no obtuvo ni de lejos tanta fama. 'Tarzán de los monos' ('Tarzan, the Ape Man, Joseph Newman, 1959) fue un fracaso que no garantizó la continuidad del personaje bajo su piel.
Intervino en numerosas series de televisión durante cinco décadas —la más memorable 'Caravana' ('Wagon Master', 1957-1965)—, y el aficionado le recordará sobre todo por su personaje de actor en la obra maestra 'El guateque' ('The Party', Blake Edwards, 1968), en la que su frente era una diana perfecta para el delirante personaje de Peter Sellers.
Miller iba para entrenador de baloncesto o fútbol, pero el gran George Cukor le hizo una prueba como actor, gracias a lo cual tuvo un papel no acreditado en la impresionante 'Como un torrente' ('Some Come Running', Vincente Minnelli, 1958). Le podemos ver también en 'La isla del fin del mundo' ('The Island at the Top of the World, Robert Stevenson, 1974), donde aparece al lado del recientemente fallecido Donald Sinden.

Vía | The Hollywoood Reporter

¡Mel Brooks tiene once dedos!, la imagen de la semana

Conociendo la filmografía de Mel Brooks nos queda bien claro que es un cachondo y lo demostró claramente a principios de esta semana cuando plasmaba sus huellas en cemento para la posterirdad delante del emblemático TCL Chinese Theatre de Hollywood, un teatro muy significativo para Brooks, puesto que su película 'Sillas de montar calientes' ('Blazing Saddles', 1974) transcurría a la puerta de ese teatro.
A sus 88 años, Mel Brooks apareció con una sonrisa de oreja a oreja para plasmar sus huellas en el cemento y con un pequeño truco visual que divirtió a todos por la ocurrencia: una de sus manos contaba con seis dedos y quedó plasmada frente al teatro. Después, el director, mostró orgulloso a los fotógrafos la prótesis de su sexto dedo, preparado especialmente para la ocasión.
No esperábamos menos de Mel Brooks, que este año cumple el 40 aniversario de una de sus películas más divertidas y emblemáticas 'El jovencito Frankestein' ('Young Frankestein', 1974).

Vía | Cinemanía