domingo, 2 de febrero de 2014

¿Quieres una buena película? ¡Engaña a tus actores!

¿Qué hicieron estos 6 cineastas para conseguir buenas interpretaciones, o una firma en un contrato? Timar a su reparto de las formas más ladinas. Por YAGO GARCÍA

quieres una buena pelicula? �engana a tus actores

Zalamerías, amenazas de despido, invocaciones a la vergüenza torera, incluso torturas psicológicas si es menester: las herramientas de las que dispone un director de cine para hacer que los actores (esas criaturas) se comporten como es debido y actúen a la altura de su talento son muchas. Pero, ¿y si fallan? Pues depende. Si el director es un ser humano corriente y moliente, lo dejará estar y rezará por poder arreglarlo en el montaje. Pero, cuando quien está detrás de la cámara es un genio dispuesto a todo, siempre cabe otra solución: el engaño puro y duro. Es decir, manipular ladinamente la realidad para que los intérpretes de marras se amolden a lo que esperas de ellos. Tal vez los ejemplos que te proponemos a continuación te parezcan deshonestos, o incluso malvados, así que recuerda: el arte no tiene por qué ser moral, pero sí tiene que ser creativo...

Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú? (S. Kubrick, 1964)


Las víctimas: George C. Scott y Slim Pickens.
El engaño: Tal vez el hecho de que Peter Sellers (ese señor que sólo era serio detrás de la cámara) hubiera podido ser una pista. O, también, que el guión viniera firmado por un maestro de la sátira como Terry Southern. Pero estos dos actores pasaron todo el rodaje del filme creyendo que la película no era una comedia, sino un dramón bélico. Perfeccionista en todo, hasta en las jugarretas, Kubrick lo tuvo fácil en el caso de Pickens (al fin y al cabo, su papel de piloto de bombardero le ponía al margen del resto del reparto), pero para quedarse con Scott usó un truco más refinado. Al comenzar el rodaje de cada escena, el genio del Bronx pedía al hombre de Patton que exagerase todo lo posible, llevando al límite los extremos del tronado general Turgidsson, para después rodar otra toma 'buena' en la que el actor se contenía mucho más. Por supuesto, Kubrick sólo usó las tomas 'malas' en la sala de montaje. Scott (con el que Kubrick había hecho una cierta amistad a través de su común pasión por el ajedrez) renegó del filme hasta el fin de sus días.

Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979)


Las víctimas: Sigourney Weaver, Yaphet Kotto, Veronica Cartwright, Ian Holm, Tom Skerritt
El engaño: Si estás familiarizado con la tripulación de la nave Nostromo, te habrás dado cuenta de que en la lista de arriba falta el nombre de John Hurt. Y, por tanto, ya te habrás hecho una idea de en qué escena vamos a centrarnos, ¿verdad? Pues sí: en comandita con el inglés, que no por nada iba a ser el epicentro del asunto, Ridley Scott le gastó al resto de sus actores una de esas que no se olvidan rodando la escena de la comida con erupción xenomorfa incorporada. Y es que ni Sigourney Weaver ni sus compañeros sabían que el bicho galáctico iba a salir del pecho de Hurt. Bueno, en puridad sí lo sabían, pero ignoraban que el pecho de John reventaría justo en aquella toma. Está claro que, si Scott hubiese sido más honesto, su cámara jamás habría captado esas memorables caras de asco, y a Veronica Cartwright jamás se le habría escapado ese gritito adorable a la par que grimoso.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto (G. Verbinski, 2006)


Las víctimas: Orlando Bloom, Keira Knightley, Lee Arenberg, Mackenzie Crook, Kevin McNally
El engaño: "Decidme, ¿qué se ha hecho de mi barco". Si recuerdas estas palabras, seguro que te evocan la sensación de pasmo que sentimos cuando Barbossa (Geoffrey Rush) apareció en la última escena de la película. Un pasmo compartido por los protagonistas de la película... Y también por los actores, ya que estos no sabían que Rush iba a regresar a la franquicia. Keira, Orlando y compañía habían recibido guiones con el final cambiado, y el ladino de Verbinski les ocultó hasta el final cuál era el gran cliffhanger reservado para el final de esta secuela. Suponemos que, preparando su regreso, tanto Geoffrey Rush como el director se lo debieron pasar de muerte.

Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940)


La víctima: Joan Fontaine
El engaño: Como comprobarás, la mayoría de triquiñuelas de este informe son inofensivas, jocosas incluso. Pero está claro que, cuando alguien tan manipulador como 'Hitch' se ponía en ello, el ardid tenía que pasar a mayores. Y así fue: a fin de conseguir que Fontaine (cuyo personaje, recordemos, no tenía ni nombre propio) atravesase el filme con expresión pasmada y atormentada, el director se pasó la película diciéndole a la actriz que sis compañeros de reparto la odiaban. Y, el que más, Laurence Olivier, intérprete del elusivo y atormentado Maxim DeWinter. El complot del director, todo sea dicho, no debió ser difícil de ejecutar andando de por medio un tipo tan sarcástico y tan borde como George Sanders. La próxima vez que revises este clásico, ten esto en cuenta cuando veas a la pobre heroína acosada por la señora Danvers (Judith Anderson): la compadecerás todavía más.

Movie 43 (varios autores, 2013)


Las víctimas: Richard Gere, Emma Stone, Dennis Quaid, Uma Thurman, Naomi Watts y muchos otros pardillos estelares
El engaño: Cuando los hermanos Farrelly comenzaron a trabajar en este proyecto colectivo, tenían dos cosas claras: la primera, que su modelo a seguir era Made in USA (1977), la película de sketches con las que debutaron los autores de Aterriza como puedas. La segunda, que querían a tantas estrellas de Hollywood como fuese posible para el reparto. ¿Cómo consiguieron esto último? Sencillo: los actores no sabían qué clase de película iban a hacer. Todo comenzó, dicen, cuando el coproductor Harry Wessler consiguió un compromiso verbal de Hugh Jakcman durante un banquete de boda. Aprovechando la (algo etílica, suponemos) adhesión del australiano, los Farrelly le fueron con el cuento a Kate Winslet... Y, a partir de ahí, conseguir al resto de intérpretes fue como sacar cerezas de un cesto: unos fueron tirando de los otros, incorporándose al despropósito sólo por la promesa de que tendrían compañeros de relumbrón. Algunos de los fichados, como Richard Gere, trataron de salirse del proyecto cuando comprobaron que este iba a ser una comedia escatológica, pero fue inútil. Y el único que se vio venir la estratagema fue George Clooney, él mismo un bromista consumado: cuando los Farrelly trataron de venderle la moto, la respuesta del galán fue "Ni de puta coña".

Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995)


Las víctimas: Gabriel Byrne, Stephen Baldwin, Benicio Del Toro, Kevin Pollack

El engaño: Nos reservamos la mejor para el final, cinemaníacos. Porque todos recordamos ese ambiente de paranoia que envuelve a esta película, con esa banda de poca monta preguntándose aquello de "¿Quién es Keyser Sozé?". Si has visto el filme, vuelve a leer nuestra lista de víctimas y seguro que sabes en qué consistió aquí el ardid. ¿Todavía no lo pillas? Bueno, pues allá va: todos los protagonistas creían que su personaje era Keyser Sozé. El único al que Singer hizo partícipe de su trampa fue, claro, [SPOILERS] Kevin Spacey [/SPOILERS], por razones obvias. Ahora bien, el maligno cineasta se llevó su merecido en el preestreno de la película. Mientras que el resto de los actores se reían de buena gana al descubrir que les habían tomado el pelo, Gabriel Byrne agarró a Singer por las solapas, le arrastró fuera de la sala de proyección y le llamó de todo menos bonito a grandes voces.
Via:Cinemania

Vídeo del día: Lo mejor de Hayao Miyazaki, en dos minutos

Un conciso y emocionante homenaje al maestro de la animación, que podría llevarse su tercer Oscar en marzo. Por CINEMANÍA

video del dia lo mejor de hayao miyazaki en dos minutos


Cuando Hayao Miyazaki anunció que Se levanta el viento iba a ser su último largometraje, nosotros nos dimos cuenta de algo muy serio: la carrera del maestro japonés, que podría llevarse su segundo Oscar en marzo, es inabarcable. Lo cual no impide que sea objeto de homenajes tan bonitos como este. En dos minutos y 43 segundos, los chicos de la compañía Madman Films (una distribuidora australiana especializada en anime) han condensado aquello que, acertadamente, definen como El genio y las maravillas de Hayao Miyazaki con un clip que abarca toda la filmografía del susodicho, desde la inicial El castillo de Cagliostro (1979) hasta su trabajo de 2013, pasando por La princesa Mononoke, El castillo en el cielo, El viaje de Chihiro y tantas otras maravillas. Dale al play, y prepárate para sentir un (agradecido) nudo en la garganta.

Muere el actor Maximilian Schell

El actor austríaco, ganador de un Oscar por 'Vencedores o vencidos', falleció a los 83 años en la ciudad de Innsbruck. Por CINEMANÍA

muere el actor maximilian schell
Maximilian Schell, uno de los actores europeos de habla no inglesa que más éxito han alcanzado en Hollywood, falleció ayer en Innsbruck a los 83 años de edad. El intérprete , hermano de la también actriz Maria Schell, llegó a la fama en su Austria natal como actor de teatro para después debutar ante las cámaras en 1955. Su primer papel en un filme estadounidense (El baile de los malditos, 1958) le situó como compañero de reparto de Marlon Brando, mientras que su rol en Vencedores o Vencidos (Stanley Kramer, 1961) le deparó un Oscar al Actor de Reparto gracias a un memorable duelo a tres bandas entre él mismo, Burt Lancaster y Spencer Tracy.

Dados su origen y su muy teutónico rostro, Schell vistió muchas veces los uniformes de la Wehrmacht o de las Waffen SS frente a las cámaras: véanse sus intervenciones en La cruz de hierro (Sam Peckinpah, 1977) y Los clandestinos de Asís (A. Ramati, 1955). Pero su carrera también hubo huecos para el cine de género más desaforado, como Vampiros de John Carpenter (1998) y  El abismo negro, un mastodóntico fracaso de la factoría Disney en el que su rol de mad doctor espacial (creador, además y para colmo, de un robot llamado Maximilian) es una pura delicia histriónica.


Dramaturgo, director, músico y escritor además de actor, Schell nunca se retiró del todo, y cuando le sobrevino la muerte acababa de terminar su trabajo en la producción francesa Les brigands. 

'Chip y Chop' también tendrán película propia

Nunca he sido demasiado fan de esas películas que mezclan imagen real y animación para aprovecharse de la fama de personajes de dibujos animados, sobre todo porque lo habitual es que den forma a títulos de escaso interés como ‘Los pitufos‘ (‘The Smurfs’, Raja Gosnell, 2011) o ‘El oso Yogui‘ (‘Yogi Bear’, Eric Brevig, 2010). Sin embargo, en Hollywood no están dispuestos a dejar de lado una fórmula que suele ser rentable comercialmente, por lo que en Disney ya trabajan en una película de esas características basada en las aventuras de Chip y Chop.
Protagonistas de su propia serie animada a finales de los 80 que en España pudo verse en el ‘Club Disney‘ —yo reconozco que de niño era seguidor de la misma— y de una buena cantidad de cortos durante los años 40 y 50 del siglo pasado, Chip y Chop vendrían a ser el equivalente de la compañía a ‘Alvin y las ardillas‘, franquicia que ya demostró su éxito en la gran pantalla con varias aventuras que mezclaban acción real y dibujos animados.
La película se encuentra aún en una fase temprana de su gestación, pero sí se sabe ya que su historia girará alrededor de los orígenes de los guardianes rescatadores, el equipo de detectives liderado por Chip y Chop en la ya comentada producción televisiva. Del libreto se va a encargar Rob Rugan, conocido principalmente por su trabajo como director de spots publicitarios. En estos casos no suele cuidarse demasiado el guión y esto me invita a pensar que no vamos a estar ante una honrosa excepción…

Vía | Variety

Ethan Hawke y Andrew Niccol vuelven a trabajar juntos en 'Good Kill'

Creo que no llega al nivel de obra maestra —también es cierto que considero que muy pocas películas lo son—, pero ‘Gattaca‘ (Andrew Niccol, 1997) es una pequeña maravilla que nunca me cansaré de recomendar a todos aquellos que aún no la hayan visto. Andrew Niccol y Ethan Hawke volvieron a coincidir en la notable ‘El señor de la guerra‘ (‘Lord of War’, 2005), pero desde entonces el interés del cine del primero ha decaído de forma muy pronunciada. Espero que eso cambie gracias a ‘Good Kill‘, tercera colaboración entre ellos cuyo rodaje ya ha comenzado.
Hawke dará vida en ‘Good Kill’ a un antiguo piloto que ahora controla aviones militares a distancia. Sin embargo, su vida no podría ser más estresante, ya que hace eso durante 12 horas al día para luego regresar a casa para discutir con su esposa durante las otras doce. Las dudas existenciales no tardarán en llegar, preguntándose si no está ayudando a crear más terroristas que aquellos a los que está neutralizando en una guerra interminable.
En el reparto de la que será la sexta película de Niccol —hasta ahora su bagaje son tres buenas y dos malas— también está confirmada la presencia de Bruce Greenwood dando vida al jefe en la ficción de Hawke, Zoe Kravitz y Jake Abel, que ya había colaborado con Niccol en ‘The Host‘ (2013), como compañeros de trabajo del protagonista y January Jones como la esposa del cabeza de cartel de la excelente ‘Antes del anochecer‘ (‘Before Midnight’, Richard Linklater, 2013). El propio Niccol ha escrito el guión y no podría desear más que volviera a sorprenderme con algo del nivel de la fascinante ‘Gattaca’.

Vía | Deadline

'Enemy' de Denis Villeneuve, cartel y tráiler


Aquí os traemos el cartel y el tráiler de la que es, sin duda, una de las películas más esperadas en este 2014, al menos por un servidor. ‘Enemy’ (id, 2013) es la segunda película estadounidense de Denis Villeneuve, el director de películas tan estimulantes como ‘Incendies’ (id, 2010) o ‘Prisioneros’ (‘Prisoners’, 2013) —esa gran película que hasta la Academia de Hollywood ha ignorado—, y que vuelve a contar con el versátil Jake Gyllenhaal para protagonizarla. Al actor le acompañan la preciosa Mélanie Laurent y la veterana Isabella Rossellini. Javier Gullón es el autor del guión que adapta la novela ‘El hombre duplicado’ de José Saramago.
La historia sigue a un profesor (Gyllenhaal) que ha descubierto que tiene un doble, al que ha visto en una película. A partir de ahí se propondrá encontrar a esa persona idéntica a él, y a partir de ese momento la película se jugará todos sus boletos en ser una proposición rechazada por el público o un film de culto instantáneo. El tráiler ya despierta interés y teniendo en cuenta la comentada obra de Villeneuve —de alguna de sus películas menos conocidas hablaremos en un futuro— lo cierto es que todo pinta muy bien. Saldremos de dudas el próximo 28 de marzo.



Disney: 'Música maestro', de VVDD


Por más que los artistas de Disney no se encontraban nada cómodos en ellas, la coyuntura económica derivada de las estrecheces propias de la contienda bélica unidas a los muchos cortometrajes de carácter educativo que los estudios habían preparado durante los años de la Segunda Guerra Mundial habían finalizado por determinar el tipo de producciones que iban a caracterizar a la compañía durante los años cuarenta. Y hacia 1946, cuando ya habían transcurrido cuatro años desde que se estrenara el último largometraje animado en el estricto sentido de la palabra, parecía improbable que pudiera volverse de forma inmediata a contar una historia única como aquellas con las que la productora había iniciado su andadura a finales de los años 30.
Y así, una vez más, Disney estrenaba en los cines de Estados Unidos un vehículo enhebrado a partir de varios segmentos que, con el título de ‘Música maestro’ (‘Make Mine Music’, VVDD, 1946), volvía a incidir en los intereses de Walt por experimentar con música e imagénes. Un experimento que, recordemos —aunque no sea necesario—, le había llevado en 1940 al estreno de su magistral ‘Fantasía’ (‘Fantasia’, VVDD), costándole más de un disgusto al fundador de la casa de Mickey por la poca aceptación que tuvo una cinta considerada demasiado extraña en su momento y que, a todas luces, se eleva como una de las cumbres incuestionables del cine de animación.
Musica maestro 2
Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de este ‘Música maestro’ que hoy nos ocupa, y salvo contados momentos, los 75 minutos de metraje de la cinta albergan poco a lo que asirse para no relegarla al mismo grupo de producciones en las que cabría meter a las dos cintas que hemos visto hasta ahora en este interludio de la compañía, cintas que, como hemos dicho, deslucen la trayectoria previa de los estudios y que, no obstante, servirán como el perfecto abono para que, a finales de la década de los cuarenta, Disney esté en perfectas condiciones para volver con fuerza a desarrollar sus “clásicos”.
Es muy probable que lo idóneo, llegados a este punto, fuera ir centrando el discurso en el somero análisis pormenorizado de lo que los diferentes segmentos de ‘Música maestro’ van ofreciendo pero, considerando que ni siquiera ‘Fantasía’ en toda su magnificencia justificó el esfuerzo de acercarse de forma aislada a la valoración de cada una de sus partes, el que la cinta que hoy nos ocupa detente tan inane calado hace aún menos válida una aproximación exhaustiva, máxime cuando, a la vista de los 10 títulos que conforman el filme, sólo tres merecerían de una especial atención.
Musica maestro 3
Dicha terna es la que conforma ‘All the Cats Join In’, ‘A Fairy Tale with Music: Peter and the Wolf’ y ‘Opera Pathetique’, tres cortos de desigual duración que, como pasará en el resto de la proyección, carecen de nexo de unión: a la manera de ‘Fantasía’ y prescindiendo de cualquier intento, por mínimo que éste pudiera llegar a ser, de aportar un hilo conductor a la narrativa del filme, el interés se centra aquí en experimentar con las posibilidades de la música y las imágenes animadas, unas posibilidades que alcanzan cotas de auténtico genio con el primer segmento de los tres citados —el mejor de la cinta y una auténtica maravilla predecesora de la ‘Rapdosia en azul’ que veremos en ‘Fantasía 2000’ (id, VVDD, 1999)— gracias a ese lápiz que va dibujando la acción y los personajes conforme la música de Benny Goodman va avanzando.

Complementado éste primero por una pequeña pero algo desaprovechada versión de esa fantástica pieza que es ‘Pedro y el Lobo’ de Prokofiev —una recomendación para quien no la haya escuchado, haceros con la versión narrada por Rafael Taibo, una maravilla— y por esa historia de la ballena que quería ser cantante de ópera, el resto de ‘Música maestro’ se mueve entre lo correcto de sus dos primeras estaciones y la penúltima de sus paradas —con un ‘A Tone Poem’ que no es más que el corto deshechado del ‘Claro de Luna’ de Debussy que incluímos en la entrada de ‘Fantasía‘— y lo poco o nada representativo del núcleo intermedio, que se visiona con interés limitado y que, ante todo, sirve como perfecto muestrario de lo poco que queda para el recuerdo de un filme que, si bien volvería a ser un éxito comercial con sus dos millones de recaudación, ha sufrido sobremanera el desgaste y olvido derivado del paso de los años.