Cuando un guión no funciona, Hollywood recurre a estos profesionales
de guardia para afilar diálogos o pulir escenas por un módico precio y
sin acreditar. Por DANIEL DE PARTEARROYO
Pongamos que eres una productora de Hollywood detrás de un
buen taquillazo. Echas un vistazo al montón de guiones y tratamientos
que han sido seleccionados por tus ayudantes. Hay un par de ellos que no
pintan demasiado mal; no son la bomba, pero sí de géneros recurrentes,
tienen potencial y puede que con un par de estrellas en el reparto
empiecen a generar ruido. Pero
tendrás que hablar con los
guionistas para limar algunas asperezas, quizás hacer sitio a un nuevo
personaje para ese cómico cuya carrera el estudio quiere lanzar... En
ese momento, también te acuerdas de aquella tercera parte de una
franquicia cuya fecha de rodaje está a punto de llegar y todavía tiene
un tercer acto muy atropellado. ¿Qué puedes hacer? Probablemente llamar a
un
script doctor o consultor de guión.
La figura del
script doctor tiene una larga tradición en Hollywood.
Son
profesionales contratados puntualmente para reescribir o pulir guiones
ajenos ya existentes; con distintos grados de implicación, es posible
que lleguen a añadir o quitar escenas, modificar estructuras, afilar
diálogos o incluso crear nuevos personajes. Eso sí, normalmente sin recibir crédito por ello, lo que puede generar controversias como la producida cuando
Ben Affleck y
Matt Damon ganaron el Oscar por el guión de
El indomable Will Hunting y se reveló que la productora pasó el libreto por las manos del legendario
William Goldman. ¿Hasta
qué nivel? Difícil de comprobar (aunque él mismo afirma que sólo dio
algunos consejos), igual que otros casos, como las aportaciones de
Frank Darabont a
Salvar al soldado Ryan o
M. Night Shyamalan a
Inteligencia Artificial.
A continuación repasamos
10 guionistas que han trabajado como script doctors en películas famosas. En
algunos casos su aportación fue muy puntual o quedó diluida en
posteriores reescrituras, pero en otros, pese al trabajo anónimo, es
posible detectar su estilo.
Robert Towne
Con firma: El último deber (1973),
Chinatown (1974),
Yakuza (1974),
Misión: Imposible (1996).
Sin firma: Bonnie & Clyde (1967),
El Padrino (1972),
Frenético (1988),
Armageddon (1998).
Amigo íntimo de
Warren Beatty, Robert Towne fue uno de los guionistas más importantes del Nuevo Hollywood desde que cambió escenas clave de
Bonnie & Clyde, salpimentó algunas frases y, en la mejor tradición de los
script doctors, empezó
a practicar la ambigüedad a la hora de identificar sus contribuciones
no acreditadas en guiones ajenos. Es famosa su contribución a
El Padrino, la escena clave en la que
Vito Corleone cede el poder a
Michael; cuando
Francis Ford Coppola le pagó 3000 dólares y le preguntó si quería aparecer en los créditos, Towne dijo que sólo había escrito
"un par de escenitas" y tenía suficiente con un agradecimiento si el cineasta ganaba el Oscar, como así sucedió.
Quentin Tarantino
Con firma: Amor a quemarropa (1993),
Asesinos natos (1994),
Abierto hasta el amanecer (1996).
Sin firma: Marea roja (1995),
La Roca (1996).
¿Un soldado de submarino hablando de las diferencias entre el
Estrella Plateada de
Jack Kirby y el de
Moebius? Se lo debemos al joven
Tarantino, sacándose unos dólares pluriempleado como
script doctor mientras
iba construyendo su fama, aun a pesar de autorreciclar algunas de sus
escenas, como la inyección de adrenalina que se refleja desde
Pulp Fiction en
La Roca.
Tom Mankiewicz
Con firma: Diamantes para la eternidad (1971),
Vive y deja morir (1973),
El hombre de la pistola de oro (1974).
Sin firma: Superman (1978),
Superman II (1980). Aunque aparecía como "consultor creativo".
Ejemplo perfecto para comprobar la importancia de
un buen
script doctor. Los hermanos
David y
Leslie Newman firmaron los guiones de las tres primeras películas de
Superman. Sólo las dos primeras, por decisión de
Richard Donner, contaron con las aportaciones de
Mankiewicz, bregado en las cintas de
James Bond de la época. Es en
Superman III donde aparece en todo su "esplendor" la visión que los Newman tenían de las aventuras del hombre de acero.
Carrie Fisher
Con firma: Postales desde el filo (1990).
Sin firma: Hook (1991),
Sister Act: Una monja de cuidado (1992),
Arma letal 3 (1992),
El último gran héroe (1993),
Río salvaje (1994).
Así es. En realidad, casi resulta difícil encontrar un guión
comercial de la primera mitad de los 90 que no pasara por manos de la
Princesa Leia. Todo empezó cuando la actriz recibió el encargo de pulir las frases de
Campanilla en la película de
Spielberg sobre
Peter Pan y, a partir de ahí, empezó a construir cierta reputación como alicatadora de guiones ajenos.
Aaron Sorkin
Con firma: Algunos hombres buenos (1992),
Malicia (1993),
El Presidente y Miss Wade (1995),
La red social (2010),
Moneyball (2011).
Sin firma: La lista de Schindler (1993),
La Roca (1996),
Enemigo público (1998).
Seguro que más de una vez has deseado que tus discusiones diarias
estuvieran escritas por un prestidigitador de las réplicas,
contrarréplicas y monólogos encendidos como
Aaron Sorkin. Bueno, pues quizás sea posible... por un módico precio, claro. Aunque, al parecer, su etapa como
script doctor de cabecera para
Jerry Bruckheimer no
acabó demasiado bien y hoy en día es evidente que Sorkin está mucho más
interesado en sus propios libretos. ¡Con lo bien que nos vendría alguna
sorkinada para cerrar discusiones de Twitter!
Ben Hecht
Con firma: La ley del hampa (1927),
Scarface, el terror del hampa (1932),
Una mujer para dos (1933),
La comedia de la vida (1934),
Recuerda (1945),
Encadenados (1946),
El beso de la muerte (1947)
.
Sin firma: Ha nacido una estrella (1937),
La diligencia (1939),
Lo que el viento se llevó (1939),
El bazar de las sorpresas (1940),
Gilda (1946),
Duelo al sol (1946),
La soga (1948),
El enigma de otro mundo (1951),
Extraños en un tren (1951),
El hombre del brazo de oro (1955),
Rebelión a bordo (1962),
Cleopatra (1963),
Casino Royale (1967).
Si el gremio subterráneo de los consultores de guión tuviera que elegir un patrón, esta claro que
Ben Hecht sería el candidato ideal. El llamado
"Shakespeare de Hollywood" todavía tenía tiempo entre sus obras de teatro, novelas y obras maestras para
Howard Hawks, Ernst Lubitsch, Alfred Hitchcock, William Wyler o
Henry Hathaway para escribir
todavía más obras maestras para Hawks, Lubitsch, Hitchcock,
Otto Preminger o
John Ford, pero esta vez sin acreditar. Tanto es así, que de sus más de 100 títulos sólo apareció acreditado en la mitad.
Joss Whedon
Con firma: Toy Story (1995),
Alien resurrrección (1997),
Titan A.E. (2000),
Atlantis: El imperio perdido (2001),
La cabaña en el bosque (2011).
Sin firma: Speed (1994),
Rápida y mortal (1995),
Waterworld (1995),
Twister (1996),
X-Men (2000).
El creador de
Buffy, la cazavampiros y
Firefly, director y guionista de
Los Vengadores, también se considera
"el taquígrafo mejor pagado del mundo" debido a sus trabajos como revisor de guiones ajenos. Pero no por ello han sido buenas experiencias: aunque en
Speed la mayor parte del diálogo es suya (el 98,9%, según
Graham Yost), no obtuvo crédito por ello; en
Waterworld y
X-Men pasaron abiertamente de sus sugerencias; incluso cuando sí firmó, como
Alien resurrección, Titan A.E. o
Atlantis, Whedon quedó completamente descontento con el traspaso del guión al resultado final.
Tom Stoppard
Con firma: El factor humano (1979),
Brazil (1985),
El imperio del sol (1987),
Shakespeare in Love (1998),
Anna Karenina (2012).
Sin firma: Indiana Jones y la última cruzada (1989),
La lista de Schindler (1993),
Sleepy Hollow (1999),
El ultimátum de Bourne (2007).
El laureado autor teatral británico de origen checo ha expresado en
numerosas ocasiones su contrariedad ante la costumbre estadounidense de
recurrir a consultores de guión cuyas soluciones luego no aparecen
acreditadas en el filme. Entre sus experiencias, dar una solución a
Spielberg en pleno rodaje de
La lista de Schindler por teléfono, desnudo tras salir de la ducha.
Andrew Kevin Walker, guionista de
Sleepy Hollow (y
script doctor en otros guisos, como
El club de la lucha), lo tuvo claro: si te va a reescribir alguien, mejor que sea
Tom Stoppard.
David Mamet
Con firma: El cartero siempre llama dos veces (1981),
Los intocables de Eliot Ness (1987),
Éxito a cualquier precio (1992),
American Buffalo (1996),
La cortina de humo (1997),
Hannibal (2001).
Sin firma: Ronin (1998). Aunque acreditado con el pseudónimo
Richard Weisz.
El estilista del metralleo dialéctico puntuado por tacos rítmicos
ganador del Pulitzer también ha tenido sus trabajos en la sombra que,
junto a algún que otro encargo alimenticio para Hollywood, le han
permitido financiar sus largometrajes más personales. El caso más
llamativo es el de
Ronin, donde reescribió el libreto de
J.D. Zeik casi por completo pero tuvo que acreditarse bajo el pseudónimo
Richard Weisz.
Charlie Kaufman
Con firma: Cómo ser John Malkovich (1999),
Human Nature (2001),
Adaptation (2002),
Confesiones de una mente peligrosa (2002),
¡Olvídate de mí! (2004).
Sin firma: Kung Fu Panda 2 (2011).
Por chocante que resulte, el personalísimo guionista de ejercicios de estilo metalingüísticos y paranoicos como
Adaptation y
¡Olvídate de mí! también es capaz de asumir registros más
mainstream y amoldarse a las necesidades de, por ejemplo, una gran producción de animación como la secuela de
Kung Fu Panda. Al
parecer, el guionista neoyorquino se encargó de inyectar algo de brío
extra a las frases del pavo real villano a quien ponía voz
Gary Oldman.
Via:Cinemania