Con tanta masacre y tanto “Valar Morghulis”, tenía que pasar: según una foto tomada el pasado lunes por un lugareño, el set de Juego de tronos en Ballycastle (Irlanda del Norte) tiene su propio fantasma. Recogida y divulgada por medios sensacionalistas como el Daily Mirror, la instantánea muestra aquello que podría ser, bien un girón de humo, bien un fallo en la lente de la cámara, bien un trucaje digital. Pero que, según los aficionados a las cosa paranormales, sería nada menos que una manifestación de la ‘Dama Gris’, enigmático ente que se pasea por las inmediaciones de Ballycastle desde hace varios siglos, y que suele merodear por los caminos rurales cuando se acerca la noche de Halloween. Sin ánimo de juzgar, y sabiendo que los fans de George R. R. Martin os estaréis riendo entre dientes tras haber leído el nombre del espectro, nosotros os ofrecemos la imagen, a ver qué os parece.
¿Impresionados? Pues, juicios de valor aparte, hay que reconocer que Juego de tronos ha hecho historia en muchos aspectos, pero no en el de contar con una plasmación ectoplásmica como estrella invitada. Si bien las historias de ‘películas malditas’ son legión (que si al equipo de La semilla del diablo no pararon de sucederle desgracias, que si Jennifer Carpenter lo pasó fatal rodando El exorcismo de Emily Rose…), existe otra liga más restringida, pero más selecta, formada por películas en cuyos rodajes intervinieron fantasmas. Y no nos referimos al director o a los actores, aunque a veces nos dan ganas, sino a presuntos habitantes del Más Allá (o, directamente, de las simas del infierno) que acudieron a los platós, bien atraidos por la temática del filme, bien porque éste se rodaba en lugares con reputación paranormal. Aquí tenéis unos ejemplos.
Ghost (Jerry Zucker, 1990)
El hecho de que Jerry Zucker, coautor de Aterriza como puedas y Top Secret, se pasase a la fantasía romántica ya parecía bastante paranormal de por sí en 1990. Pero ojo, porque los fenómenos extraños en el plató de Ghost fueron más allá de esa anécdota, así como de las humedades arcillosas de Patrick Swayze y Demi Moore: esta historia de amor y ectoplasma, que habría de ganar dos Oscar (Mejor Guión, y Mejor Actriz de Reparto para Whoopi Goldberg) se rodó parcialmente en el Estudio 19 de los estudios Paramount, un lugar calificado por los ‘expertos’ como el set más embrujado de Hollywood. Según la leyenda, el fantasma de Orson Welles (que lo usó para Ciudadano Kane) se da un garbeo por allí ocasionalmente, pero la presencia que lo embrujó durante el rodaje de Ghost fue más diminuta, y también más bienhumorada: se trataría de Heather O’Rourke, la pequeña protagonista de la saga Poltergeist, que visitó a menudo el Estudio 19 cuando trabajaba en la telecomedia Días felices. Según la leyenda, el espectro de Heather (que falleció en 1988, a los 12 años, víctima de una enfermedad gástrica) se pasea por dicho plató como Pedro por su casa, y los técnicos que trabajan allí están acostumbrados a oír su risa (y también sus pisadas) entre los decorados.
Los huéspedes (Ti West, 2011)
Algunos dirán que invocar a las fuerzas ocultas tienen su precio, mientras que los escépticos de siempre achacarán esta realidad a las cosas del márketing. En todo caso, aceptemos que los sets de películas de terror parecen especialmente proclives a visitaciones del Más Allá. Sin ir más lejos, el director Ti West asegura creer en los fantasmas, pero también admite que los fenómenos extraños se prodigaron a tutiplén en los platós de este filme sobre un hotel embrujado. Eso de “extraños” sería mejor ponerlo entre comillas, no obstante, porque a la hora de la verdad los presuntos espectros se limitaron a encender y apagar luces, cerrar de golpe las puertas, desencadenar corrientes de aire gélido… Vamos, lo normal en esta clase de situaciones. La actriz Sarah Paxton también asegura que una presencia maléfica la seguía todas las noches hasta su habitación de hotel.
La profecía (John Moore, 2006)
Un diseñador de producción decapitado, un domador devorado vivo por un león, las desgracias que acosaron a la familia de Gregory Peck, incluyendo el suicidio de su hijo mayor… Está claro que la primera versión de La profecía (Richard Donner, 1976) batió todos los récords de mal fario, pero el regreso remakeado del pequeño Damien también tuvo lo suyo en lo que a presencias siniestras se refiere. El director John Moore afirma haber perdido un día entero de rodaje por culpa de un fallo en una cámara. Algo que, en sí mismo, no tendría mayor significación… salvo por el hecho de que, en la pantallita digital del aparato, para más señas guiado por control remoto, el fallo de marras tenía el código “666″. Finalmente, Moore pudo rodar el suficiente metraje como para no dar el día por perdido, pero de poco le sirvió: un incendio en el laboratorio de revelado provocó la destrucción de más de 4.000 metros de película. Moraleja: no rehagas clásicos del terror satánico sin venir a cuento, o la ira del Maligno caerá sobre ti.
La campana del infierno (Claudio Guerín, 1973)
La iglesia de San Martiño de Noia (A Coruña) tiene dos torres, una de las cuales nunca se llegó a terminar. Y, según afirma una vieja superstición, quien intente completar la obra morirá trágicamente. Cuando rodó este filme de terror, el director Claudio Guerín ignoró dicha leyenda, rematando el campanario inacabado con una construcción de cartón piedra. Un mal día, bien a resultas de una venganza espectral, bien de la ausencia de medidas de seguridad, el cineasta se precipitó al vacío desde su falsa torre, sufriendo una muerte lenta y dolorosa tras la cual recayó sobre Juan Antonio Bardem la papeleta de completar la cinta. Desde entonces, La campana del infierno ha quedado como el filme embrujado por excelencia del cine español, haciendo su morbosa historia las delicias de Íker Jiménez y otros periodistas cazafantasmas.
Behind the Candelabra (Steven Soderbergh, 2013)
Tratándose de un señor tan racional y tan metódico, Soderbergh sería el último cineasta sospechoso de haber compartido su plató con un espectro. Pero, si atendemos a los rumores, resulta que su telefilme sobre la vida íntima de Liberace (pianista, showman e icono gay encerradísimo en el armario) contó con una visita espectral que se manifestó de formas muy peculiares: la fuente (anónima, por supuesto) de la que emanó el rumor afirmaba que Matt Damon y Michael Douglas, protagonistas del filme, habían sentido en ocasiones el roce de una mano espectral, no sabemos en qué partes de sus anatomías. Para colmo, dichos tocamientos preternaturales iban acompañados de un asfixiante y gélido vaho que olía a colonia para hombre. Dado que la historia apareció publicada por primera vez en el infame National Inquirer (el tabloide más carroñero y sensacionalista de EE UU), aconsejamos tomarla con sentido del humor.
El exorcista (William Friedkin, 1973)
Al igual que el de La profecía, el rodaje de El exorcista queda como uno de los más endemoniados de la historia del cine: entre los accidentes sufridos por Linda Blair y Ellen Burstyn (poca broma: ambas acabaron con daños permanentes en la columna vertebral), los padecimientos de Max Von Sydow en la sala de maquillaje y esos ‘pequeños’ inconvenientes derivados de montar un plató en una cámara frigorífica, el director acabó convencido de que Belcebú, Astarot o algún pariente cercano estaban haciendo horas extra para visitar su set y añadir así un plus de satanismo al filme. Así las cosas, Friedkin acudió al sacerdote que ejercía como asesor religioso en el rodaje, solicitándole que realizara un auténtico exorcismo para ver si así se despejaba el ambiente. El clérigo, cuyo nombre no ha trascendido y que (se supone) tenía cierta experiencia en las cosas de expulsar demonios, se negó aduciendo que su intervención sólo empeoraría las cosas.
Expediente Warren (James Wan, 2013)
El creador de la saga Saw y los actores Patrick Wilson y Vera Farmiga pagaron con algún susto que otro el haber filmado la película de terror más exitosa de 2013. Resulta que Expediente Warren se rodó en Wilmington (Carolina del Norte), un pueblo con un largo historial de fantasmagorías y sucesos paranormales, cuya mala estrella pareció contagiarse tanto a los miembros del equipo como a los miembros de la familia Perron, protagonistas reales de la historia en la que está basado el filme: Vera Farmiga asegura haber descubierto extraños arañazos en su ordenador portátil después de leer el guión. El director, por su parte, reconoce haberse quedado “con muy mal cuerpo” al ver a su perro husmear en los rincones de su despacho, “como si estuviese persiguiendo algo que no estaba ahí”. Cuando los Perron vencieron sus miedos y visitaron el plató, un extraño viento comenzó a soplar. Y decimos lo de “extraño” porque, si bien las ráfagas de aire eran muy fuertes, los miembros del equipo se dieron cuenta de que los árboles circundantes no se movían. Para colmo Carolyn Perron, la única miembro de la familia que no se decidió a acudir al rodaje, sufrió ese mismo día una caída a resultas de la cual acabó en el hospital. Por si esto fuese, el personal de rodaje tuvo que ser evacuado tras un incendio en su hotel. Por lo visto, la exorcista Lorraine Warren (interpretada por Farmiga en la película) pronunció una frase lapidaria cuando fue informada de todas estas desdichas: “Lo que me extraña es que la cosa no haya ido a más”.
Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa (Brad Peyton, 2012)
A juzgar de algunos, lo más paranormal de esta película fue el hecho de que Dwayne Johnson y Michael Caine (autor de la inmortal frase “Yo no he visto ningún plató maldito, pero yo sí he maldecido a muchos platós”) se viesen las caras en su rodaje. Pero, si atendemos a lo que cuenta Vanessa Hudgens, resulta que el rodaje de Viaje al centro de la Tierra 2 atrajo a una presencia sobrenatural, y no identificada que, además de acechar entre las cámaras y los focos, se dedicó a perseguir a la ‘chica Disney’ hasta el piso de alquiler en el que vivía. Tal vez se tratara del espectro de Julio Verne, gravemente ofendido por las cosas que Brad Peyton le estaba haciendo a sus novelas.
Entre fantasmas (serie, 2005-2010)
Por lo general, la mayoría de los casos preternaturales en platós de cine se quedan en suposiciones: las consabidas luces que parpadean, accidentes inexplicables y demás. Pero, según relató Jenifer Love Hewitt en 2007, durante una entrevista con Ellen DeGeneres, lo del plató de esta serie televisiva iba más allá de eso, para convertirse en un auténtico epicentro de actividad poltergeist: la propia Jennifer afirma haber sentido a un fantasma moviéndose a su alrededor durante el rodaje de un episodio, algo que quedó ratificado cuando, al revisar los copiones, una extraña sombra apareció junto a la actriz “durante una fracción de segundo”. Por lo visto, el o los espectros que frecuentaban el plató de Entre fantasmas también tenía(n) la costumbre de tirar de la ropa de los actores, obligándoles a volver la mirada en los momentos más inoportunos, así como a mover los focos sin venir a cuento (en un par de ocasiones, las luces llegaron a explotar) y a robar elementos del atrezo. “Nos costaba mucho encontrar estrellas invitadas para la serie”, reconoce Love Hewitt. Y, vistas las historias que cuenta, no nos extraña entender por qué.
Ghost of Goodnight Lane (Alin Bijan, 2014)
Hay rodajes sobre los cuales las maldiciones caen de rebote, y también los hay que se ganan a pulso las visitas desde el Otro Barrio. Un ejemplo de esto último es Ghost of Goodnight Lane, un filme basado en la historia de un ‘auténtico’ plató embrujado. El set de marras, todo sea dicho, es el de la compañía Media World Studios. Empresa que, ‘casualmente’, pertenece a Alin Bijan, director de esta película. Pero vayamos al grano: tras constatar, mediante el veredicto de varios expertos paranormales, que su estudio albergaba a un fantasma, Bijan decidió que aquello era material de primera para una película, con lo que el rodaje comenzó, y los incidentes paranormales no tardaron en sucederse. Los actores y el equipo de esta película afirman haber sido abofeteados por una mano invisible y haber oído la voz misteriosa de rigor llamándoles por sus nombres. Por otra parte, puede decirse que la mayor maldición de todas es de raíz más empresarial: la película comenzó a rodarse en 2011, y ha tardado la friolera de tres años en estrenarse en salas estadounidenses. Por otra parte, las críticas han sido dignas de un ectoplasma muy cabreado.
Via:Cinemania