Los grandes olvidados de las nominaciones a los Oscar: edición 2014

¿Tiene la Academia algo personal con los Coen y Spike Jonze? ¿De verdad 'Pacific Rim' no daba la talla en efectos visuales? Un año más, recordamos las omisiones flagrantes entre los candidatos a los Premios de la Academia. Por YAGO GARCÍA

Este año ha dolido menos que los anteriores, a qué mentir: contrariamente a su costumbre, las nominaciones a los Oscar 2014 no han pasado por alto a algunas de las mejores películas del año, ni han hecho caso omiso a varios directores de postín. Para colmo, además, Leonardo DiCaprio parece tener posibilidade sólidas de ser proclamado como mejor actor (admitamos que ya le iba tocando, y que esta vez se lo ha currado). Sí, señor: entre los filmes que entran en disputa y la labor como anfitriona de Ellen DeGeneres, parece que la noche del 2 de marzo va a ser interesante.
Pero, aun así, el limitado número de candidatos a cada categoría y la peculiar idiosincrasia de la Academia de Hollywood nos la han vuelto a dar con queso, marginando muchos nombres que deberían haber optado a un 'hombrecito' dorado. Al igual que en 2012 y 2013, CINEMANÍA dedica un informe a explicar quiénes se han quedado fuera, y por qué deberían estar dentro.

A propósito de Llewyn Davis (Mejor Película)

¿Por qué es un olvido? Porque demuestra que, para pisar fuerte en los Oscar, Joel y Ethan Coen tienen que esconder sus tendencias más anticomerciales, anticonvencionales y anti-humanidad en general. El caso de A propósito de Llewyn Davis nos recuerda mucho al de Un tipo serio (2009), filme de altísimos méritos, muy poco comercial pero muy querido por los fans del dúo, que sólo recibió dos míseras nominaciones (las cuales, por supuesto, no se tradujeron en premio) correspondieron a Mejor Película y Mejor Guión Original. Recordemos también que, en 2007, Fargo aspiró a Mejor Película y Mejor Montaje. Pese a haberse llevado a la crítica de calle, la epopeya folkie de los Coen sólo está nominada a dos categorías técnicas, algo que clama al cielo y da a entender cosas muy poco positivas sobre los mecanismos para elegir a los nominados.

Spike Jonze (Mejor Director por Her)

¿Por qué es un olvido? Vamos a ver: tenemos a uno de los mejores cineastas de su generación, aspirante ya a esta categoría (hace 14 años, por Cómo ser John Malkovich) y que, para colmo, ha estado nominado a dos Globos de Oro, llevándose el de la especialidad literaria. Y ¿qué hace la Academia? Pues nominarle sólo a Mejor Guión Original, pese a que su filme aspira a Mejor Película. El aumento de cinco a diez candidatos en la categoría reina lleva a estas injusticias estadísticas, lo sabemos, pero eso no quita que algunos de estos casos huelan a cuerno quemado. Por lo inexplicable, a veces (¿alguien se acuerda de Tan fuerte, tan cerca?) y, en otras ocasiones, por delatar un clamoroso desdén.

Joel y Ethan Coen (Mejor Director por A propósito de Llewyn Davis)

¿Por qué es un olvido? Pues porque son los Coen, ¿hace falta decir más? Bueno, nos extenderemos: al menos desde No es país para viejos (2007, cuatro Oscar incluyendo Guión, Director y Película) los hermanos de Minnesota parecen atravesar una segunda juventud que les lleva a entregar filmes cada vez más inmisericordes, más delirantes y más suyos, en definitiva. Si ya nos fastidió que la Academia se pasara Quemar después de leer por el arco del triunfo, aunque se tratara de una obra menor, el tratamiento dispensado a su filme de 2013 nos ha hecho sentir una ira comparable a la de Walter cuando habla de la Guerra de Vietnam. Así de bien sabe reconocer la industria de EE UU a sus clásicos modernos.

Emma Thompson (Mejor Actriz Principal por Al encuentro de Mr. Banks)

¿Por qué es un olvido? Tal vez la película de John Lee Hancock se pase de edulcorada a la hora de retratar el apogeo del imperio Disney. Pero, como Meryl Streep ya soltó bilis al respecto, nosotros nos reservamos nuestros exabruptos para uno de los olvidos más criticados y comentados de esta edición. Thompson no sólo estuvo nominada al Globo de Oro, así como a otros nueve premios (incluyendo el BAFTA y el del American Film Institute), sino que también se llevó el galardón de la National Board of Review, la asociación de críticos más longeva y prestigiosa de EE UU. Con todo este palmarés en su haber, ¿a qué viene olvidarse de ella en los Oscar?

Kate Winslet (Mejor Actriz Principal por Una vida en tres días)

¿Por qué es un olvido? A todos los efectos, Una vida en tres días no presenta un palmarés muy brillante, y su calidad tampoco parece nada del otro mundo, pero la crítica ha coincidido casi unánimemente que Winslet es el único elemento realmente extraordinario de la película. Según parece, Kate necesitará que el amigo Stephen Daldry (El lector) le haga otra película a su medida, si quiere llevarse un segundo 'hombrecito' a casa. Mal año para las británicas en los Oscar, lectoras y lectores.

Joaquin Phoenix (Mejor Actor Principal por Her)

¿Por qué es un olvido? A nuestro entender, Phoenix es muy bueno cuando hace de malo (ahí está su nominación por Gladiator). Pero cuanto más vulnerable y desastroso se muestra en la pantalla, resulta incluso mejor: de ahí que aspirase a la estatuilla gracias a En la cuerda floja y The Master. Pero, por una vez que hace de tipo normal y corriente sin alcoholismos, adicciones o neurosis que valgan, entregando finalmente una interpretación de antología... Pues se queda compuesto y sin nominación. Señores académicos, sean más generosos con sus votos en un futuro, no sea que a Joaquin le de otra vez por hacerse rapero.

Tom Hanks (Mejor Actor Principal por Capitán Phillips)

¿Por qué es un olvido? Según parece, la muy merecida nominación de Bruce Dern (Nebraska) ha cerrado la cuota de puretas en los Oscar de este año. Que se lo digan al Robert Redford de Cuando todo está perdido, que aspiraba a ser candidato con sus 77 senatoriales años. O, sin ir más lejos, a ese Hanks que consiguió hacernos olvidar la muy discutible veracidad deCapitán Phillips: vale que Tom ya no es un guayabo, precisamente, pero con 57 primaveras a cuestas todavía le queda algún tiempo para jubilarse. ¿Le veremos algún día sosteniendo un tercer Oscar, o ya le ha llegado el momento de sentarse y esperar al honorífico?

Oprah Winfrey (Mejor Actriz de Reparto por El mayordomo)

¿Por qué es un olvido? Por una vez, la intensidad le ha ganado a la sacarina en lo que a los Oscar se refiere: mientras que 12 años de esclavitud ha arrasado, el filme de Lee Daniels no es candidato ni a una sola categoría. Pese a todo ello, la interpretación de la Winfrey en El mayordomo nos ha recordado eso que, años ha, ya nos revelara El color púrpura (mira tú por dónde): que la María Teresa Campos afroamericana es, cuando se pone a ello, una actriz como la copa de un pino. A nosotros, su ama de casa sufridora y adúltera nos resultó mucho más interesante que el mayordomo titular (Forest Whittaker), no decimos más.

Benedict Cumberbatch (Mejor Actor de Reparto por Star Trek: En la oscuridad)

¿Por qué es un olvido? En memorable salto transatlántico, el intérprete de Sherlock es ahora uno de los niños bonitos de Hollywood. Algo de lo cual, al parecer, los Oscar aún no se han enterado: más allá de sus trabajos en Agosto y El quinto poder, a nosotros nos gustaría haberle visto optar al Oscar por ese villano tan memorable (a estas alturas, ¿hace falta decir que su nombre es Khan?) capaz de sostener él solo la nueva película de J. J. Abrams. ¿Qué se creían, que iba a pronunciar su discurso de agradecimiento en klingon?

Pacific Rim (Mejores Efectos Visuales)

¿Por qué es un olvido? Lo sentimos, Guillermo Del Toro: tu imaginación nos ha obsequiado con un glorioso disparate veraniego, y si por nosotros fuera tendrías, no ya una nominación, sino un Oscar del tamaño de un kaiju. Pero parece que involucrar al público en combates de robots gigantes contra monstruos gigantes, en voluminoso 3D y con una espectacularidad memorable no basta para que los académicos te tengan en cuenta. ¿Que tú no te lo explicas? Nosotros tampoco.

Blackfish (Mejor Documental)

¿Por qué es un olvido? Sólo se nos ocurre una razón por la cual este filme no opta a la estatuilla correspondiente: los delfines (véase The Cove, ganadora en 2010) tienen un mejor equipo de relaciones públicas que las orcas. Da igual que estemos hablando de criaturas muy inteligentes, sometidas a prisión y tormento en siniestros acuarios, porque el dichoso mote de "ballenas asesinas" seguirá pesando demasiado.

Los Oscar no quieren gente corriente

Para la Academia de Hollywood, nominar (que no premiar) dramas de formato mediano sigue siendo una lavadora de conciencias. Por YAGO GARCÍA

Admitamos que lo de los Globos de Oro fue una sorpresa. Y no sólo porque Matthew McConnaughey (premio al mejor actor dramático) y Jared Leto (mejor actor secundario) no sean los actores a los que uno se imagina batiendo al promocionadísimo Chiwetel Ejiofor o a todo un Michael Fassbender, respectivamente, en sus propios terrenos. Se trataba también de que ambos representaban a Dallas Buyers Club, una película cuyo perfil era de lo más modesto comparado con los de 12 años de esclavitud, La gran estafa americana o Mandela, del mito al hombre. Porque Dallas Buyers Club no es un filme de época sobre un tema que aún escuece, un ejercicio de estilo scorsesiano o un biopic sancionado por una gran historia real (y una defunción reciente). O tal vez sí...
En realidad la película de Jean-Marc Vallée, que también se ha llevado seis nominaciones al Oscar, tiene al menos dos de estos tres requisitos: está ambientada en tiempos pretéritos (los 80) y cuenta con una historia en hechos reales, con la propagación del Sida como motor argumental. Pero, en comparación con el resto de las grandes candidatas de la noche, resultaba un trabajo muy modesto, con personajes de perfil muy cercano a los que uno puede encontrarse por la calle en un día cualquiera. Es decir, que se trata de una película sobre gente corriente.
Los más viejos (o cinéfilos) del lugar habrán captado el guiño: Gente corriente fue, en efecto, el filme de Robert Redford que dejó patidifusos a prensa y público llevándose cuatro Oscar y cinco Globos de Oro (incluyendo, en ambos casos, Mejor Director y Mejor Película) en 1981. Decisiones ambas tan cuestionables como siempre en lo que a dichos premios se trata, ya que aquel también fue el año de El hombre elefante y Toro salvaje. Pero que nos dan una pista sobre el tema que nos ocupa: en los galardones hollywoodienses, suele hacer falta mucho peso específico, o una suerte tremenda, para que una historia sencilla sobre individuos 'de andar por casa' obtenga un buen número de victorias. Las nominaciones, ojo, son otro cantar.

Resulta irónico decir esto precisamente en 2013, ya que el año pasado tuvimos dos interesantes ejemplos, titulados El lado bueno de las cosas y Bestias del sur salvaje. Ateniéndonos a los Oscar, el filme de David O. Russell fue candidato a ocho 'hombrecitos', pero a la postre sólo sirvió para ratificar la meteórica carrera de Jennifer Lawrence con su premio a la actriz principal. En cuanto a la cinta de Benh Zeitlin, no se llevó ni una sola de sus cuatro nominaciones, quedando como puntual concesión de la Academia al cine indie. Remontándonos a las ediciones anteriores, tenemos los casos de excursiones al lumpen como The Fighter (premios para Christian Bale y Melissa Leo como intérpretes de reparto en 2011) o la nominación de Gabourey Sidibe por Precious el año anterior. Y, ya en términos de historia antigua, los galardones obtenidos por Juno y Pequeña Miss Sunshine en 2008 y 2007, respectivamente.
Claro que en todo hay clases: los dramas o comedias de formato mediano que han llamado la atención los Oscar o los Globos de Oro suelen contar, bien con un star power considerable (ahí tenemos el caso de Agosto y su reparto de campanillas), bien con referencias a temas que tocan la fibra de lo 'real' y 'comprometido'. En el caso de Dallas Buyers Club, sin ir más lejos, podríamos definir con mala idea la victoria de Jared Leto en los Globos como un ejemplo del 'síndrome de Tom Hanks': no en vano el actor encarna en dicha película a una mujer transexual seropositiva. Y, ya que estamos, las referencias en su discurso de agradecimiento a "un papel transformador" y a depilaciones integrales no han caído precisamente bien en algunos círculos.
De ahí que los cinco premios obtenidos por American Beauty en 2000 nos sigan chocando un poco: aunque presentada de una forma sui géneris, la película de Sam Mendes quedaba como un relato familiar con tintes de farsa, interpretado por actores sin un caché multimillonario (pero talentosos como los que más) y cuyas procesiones (las de la frustración pequeñoburguesa y las sexualidades reprimidas, por ejemplo) iban por dentro.  Y, siguiendo en plan retrospectivo, podemos ver cómo la conjunción de una industria en la encrucijada y un año no muy pródigo en peliculones provocaron un fenómeno tan peculiar como la lluvia de Oscar (cinco, precisamente) que cayó sobre La fuerza del cariño en 1984.
La verdad, sabemos que los Oscar no son Cannes ni Berlín: se trata de premios que recompensan al cine como espectáculo, y en los que las grandes campañas de promoción juegan un rol tan importante, o más, que la calidad propiamente dicha. Pero, aspirando a dotarse a sí mismos con un aura de respetabilidad, suelen errar el blanco estrepitosamente. Por un lado tenemos su tendencia a ignorar las películas de género salvo en las categorías técnicas o en casos muy especiales (véase el premio póstumo para Heath Ledger por El caballero oscuro) Por otro, esa misma entidad de celebración industrial les hace aclamar dramones de presupuesto multimillonario, cuya elefantiasis supone en sí misma una fecha de caducidad, en detrimento de trabajos menos lujosos, o con menos revuelo mediático a cuestas, a los cuales la historia acaba dejando mucho mejor parados.

Tal vez la Academia, y la Asociación de la Prensa Extranjera, deberían ir quitándose las máscaras y olvidándose de este debate entre la (presunta) seriedad y los millones. Sin ir más lejos, ¿hemos dicho que en 1981, el año de Gente corriente, El Imperio contraataca aspiró a cuatro Oscar y se llevó uno -más un trofeo especial-? Todos ellos en categorías técnicas, por supuesto. Recordando que la pervivencia del filme de Irvin Kershner, la de Toro salvaje (ocho candidaturas, sólo dos Oscar) y la de El hombre elefante (8 nominaciones, ninguna victoria) ha sido muy superior a la del filme de Redford, nos gustaría ver a enormes superproducciones de aventuras disputarse los 'hombrecitos' con arrebatos de gran genio y mínimo presupuesto. Eso, al menos, convertiría la gala en algo mucho más apasionante: el conflicto, sin ambages y en buena lid, entre dos formas de entender el cine.

'The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro': Spidey se luce en nuevas imágenes

El Hombre Araña (Andrew Garfield) entra en acción en nuevas fotos donde no faltan los rayos de Electro (Jamie Foxx), Gwen Stacy (Emma Stone) en peligro o Harry Osborn (Dane DeHaan) algo contrariado ante nuestro trepamuros favorito. Por CINEMANÍA

Imágenes vía Total Film.

The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro se estrena el 16 de abril.

Steven Soderbergh lleva a Chloë Moretz al teatro

Dirigirá a la actriz en una obra del Off-Broadway escrita por su colaborador habitual Scott Z. Burns ('Contagio', 'Efectos secundarios') sobre un tiroteo en un instituto. Por CINEMANÍA

La última vez que Steven Soderbergh dijo que se retiraba del cine quizás fuera más en serio que las anteriores... al menos en lo que se refiere a la segunda parte de la frase. Desde entonces, el director de Behind the Candelabra (su última película, aunque ya era para HBO) ha ensayado nuevas actividades como tuitear una novela de espías bajo pseudónimo pero también ha vuelto a las viejas labores de dirección con la miniserie médico-histórica The Knick (protagonizada por Clive Owen) para el canal de televisión Cinemax. Ok, su nuevo proyecto tampoco es exactamente cine... pero sigue consistiendo en dirigir a actores para contar una historia.

Variety publica que Chloë Grace Moretz va a debutar en el teatro bajo dirección de Soderbergh en The Library, una obra Off-Broadway escrita por Scott Z. Burns (guionsita de ¡El soplón!, Contagio y Efectos secundarios con el cineasta) que contará cómo una chica sobrevive a un tiroteo en su instituto y trata de afrontar la traumática experiencia mientras los medios de comunicación le dan un enfoque más turbio al asunto. Un material potente que supondrá un nuevo desafío para el talento dramático de la joven estrella de 16 de años de Kick-Ass y Carrie. La obra se estrenará en el Public Theater de Nueva York el próximo 15 de abril. 

Meryl Streep contra la Asociación Nacional del Rifle

El productor Harvey Weinstein y la actriz nuevamente nominada al Oscar preparan una película contra el derecho a la posesión de armas de fuego en la línea de 'Caballero sin espada'. Por CINEMANÍA

"Voy a hacer una película con Meryl Streep sobre el derecho a la posesión de armas de fuego. Y la NRA (Asociación Nacional del Rifle) va a desear no estar viva cuando termine con ellos". Lo anunció ayer Harvey Weinstein en el programa The Howard Stern Show (vía Washington Post). Cierto que después de que Megan Ellison barriera al superproductor en número de nominaciones al Oscar conseguidas (17 para la mujer detrás de Annapurna Pictures frente a 11 para el otrora todopoderoso Harvey), Weinstein está necesitado de un poco de empujón promocional, pero el anuncio promete un proyecto perfectamente diseñado para la polémica, al menos en EE UU. En Deadline amplían la noticia diciendo que la película se titulará The Senator's Wife y, tomando como modelo el clásico Caballero sin espada dirigido por Frank Capra con James Stewart en 1939 sobre entresijos y corruptelas del Senado estadounidense, se centrará en las prácticas abusivas de presión como lobby desarrolladas por la NRA contra el endurecimiento de la legislación sobre armas de fuego introducido después de los tiroteos del cine de Aurora (Colorado) y de la escuela primaria de Sandy Hook (Newtown, Connecticut) en 2012.

Uma Thurman busca trabajo

Durante la fiesta de los Globos de Oro, la actriz sólo tenía una respuesta para las preguntas de los periodistas: "Necesito trabajo". ¿Tan mal le va a la antigua musa de Tarantino? Por CINEMANÍA

"Thurman coqueteaba a regañadientes con las cámaras y vociferaba antes de marcharse con elegancia: 'Tú que eres periodista... necesito trabajo'. ¿Qué [diseñador] llevaba puesto? 'Necesito trabajo'. ¿A dónde se dirigía [después de la fiesta]? 'Necesito trabajo". Así describe la crónica de The New York Times (vía Jezebel) el comportamiento de Uma Thurman durante la pasada fiesta de los Globos de Oro. Al parecer, la actriz, que actualmente prepara un biopic de la cantante y activista contra los derechos de los homosexuales Anita Bryant con los directores de Lovelace, tiene verdaderas dificultades para conseguir papeles en el cine.

¿En qué momento se torció la carrera de Uma Thurman? La bostoniana, a quien Terry Gilliam vio delineada con trazo de Botticelli en Las aventuras del barón Munchausen y los corsés de Las amistades peligrosas estilizaron aún más, fue una de las grandes promesas de los 90 gracias a la Mia Wallace de Tarantino (nominación al Oscar y primera a los Globos de Oro incluidas) y su alianza con directores como Gus Van Sant o Woody Allen. Sin embargo, la inclemencia de Hollywood hacia decisiones no demasiado afortunadas al encarar el mainstream (Batman & Robin, Los vengadores, Paycheck, Mi super ex-novia...) parece que han dejado a la talentosa actriz a la merced de los telefonazos de Tarantino para Kill Bill y poco más, mientras se deja ver en comedias románticas de dudosa fachada (Una mamá en apuros, Un buen partido), sagas de fantasía juvenil desganada (Percy Jackson y el ladrón del rayo), recupera prestigio crítico con la serie de televisión musical Smash y Lars von Trier la rescata momentáneamente para Nymphomaniac. Esperamos que en la fiesta de los Globos de Oro hubiera algún agente de cásting dispuesto a remediar esta injusticia... o que Quentin vuelva a acudir en su ayuda.