Chistes sin gracia, finales insatisfactorios, ocurrencias sin pies ni cabeza... A veces, un tijeretazo a tiempo es una victoria en la pantalla. Por CINEMANÍA
Jungla de cristal. La venganza (John McTiernan, 1995)
La escena eliminada: No contento con la escabechina final, y tras despedirse de Zeus (Samuel L. Jackson), John McClane (Bruce Willis) le tiende al villano Jeremy Irons una encerrona en forma de acertijo letal.
Menos mal que la descartaron, porque... Todos sabemos que McClane es un gañán, y que las cosas del asesinato a sangre fría no le son ajenas, pero también sabemos que no es un sádico retorcido. Además, su estilo directo y su permanente resacón casan muy mal con los problemas de lógica.
Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984)
La escena eliminada: Perseguido por el Maestro de las Llaves, que quiere poseerle (pero no en ese sentido, malpensados), Rick Moranis protagoniza una despendolada huida por Central Park. Ajenos a la persecución, dos mendigos muy parecidos a Bill Murray y Dan Aykroyd hablan de sus cosas mientras pasean por la floresta.
Menos mal que la descartaron, porque... ¿Es que Peter Venkman y Ray Stantz no son personajes lo bastante graciosos? ¿De verdad necesitaban Murray y Aykroyd un numerito como este para probar sus dotes cómicas? A fuerza de aleatoria y caprichosa, la escena hubiera supuesto un tiempo muerto en un filme que es puro ritmo.
Tron (Steven Lisberger, 1982)
La escena eliminada: No todo va a ser luchar contra el Control Central y sus esbirros: el antivirus protagonista y Yori (Cindy Morgan) tienen tiempo de echar un ratito en un nido de amor cibernético. Está claro que en este disco duro hay rincones para todos los gustos.
Menos mal que la descartaron, porque... Visualmente, la escena es muy bonita, y el modelo ochentero-pixelado que luce Yori para la ocasión tiene su aquel. Pero, además de la cursilería inherente, la forma en la que ella estimula los procesos lógicos de su compañero tiene implicaciones un poco grimosas. Y, seamos sinceros: si alguien se merecía aquí una escena de cibersexo, ese era Jeff Bridges.
Hancock (Peter Berg, 2008)
La escena eliminada: En compañía de una mollar señorita que le desea con pasión, el superhéroe perdedor y paródico encarnado por Will Smith disfruta de un poco de esparcimiento en su autocaravana. Como descubrimos acto seguido, las cosas de la superfuerza también afectan a la emisión de fluidos corporales. Preferimos no dar más pistas.
Menos mal que la descartaron, porque... Hancock no es precisamente un prodigio de sutileza, ni pretende serlo, pero de conservar este momento se hubiera pasado mucho de la raya. Por otra parte, [SPOILERS] si Charlize Theron también tiene superpoderes, ¿cómo se quedará el finstro de su esposo Jason Bateman después de cada acto conyugal? [/SPOILERS] Mejor no imaginárselo.
Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991)
La escena eliminada: Efectivamente, hablamos de ese final alternativo en el que Sarah Connor (Linda Hamilton), transformada en plácida abuelita, ve jugar a sus nietos en un parque futurista.
Menos mal que la descartaron, porque... Aquí hemos de confesar que no lo tenemos claro del todo: por un lado, la escena es francamente fea, y el colofón que finalmente llegó a los cines resulta más evocador a la par que inolvidable. Por otra parte, Cameron concibió este final a fin de evitar posibles secuelas, y (como veremos a continuación) lo mismo debería haberlo empleado pese a todo.
Terminator 3: La rebelión de las máquinas (J. Mostow, 2003)
La escena eliminada: Varios militares de alto copete observan el nuevo proyecto de Cyberdine Systems: un androide asesino cubierto de material orgánico. Como modelo para el diabólico engendro se empleará al sargento Candy, un héroe de guerra cuyo rostro nos resulta ligeramente familiar.
Menos mal que la descartaron, porque... ¿Pensabas que Arnold Schwarzenegger tocó fondo interpretando a un T-800 sexagenario en la malhadada tricuela? Pues no: siempre se puede caer un poco más bajo, como prueba esta escena en la que, para colmo, el cachas austríaco fue doblado por un actor con acento sureño.
Alien: el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979)
La escena eliminada: La pobre Lambert (Veronica Cartwright) es sorprendida a traición por la bestia xenomorfa. Nuestra heroína está indefensa, y está claro que el ser va a aniquilarla de forma horrible...
Menos mal que la descartaron, porque... Entendemos que, siendo una criatura del espacio exterior, el alien puede tomar decisiones indescifrables por la mente humana. Pero, ¿de verdad le hacía falta arrastrarse hacia su presa haciendo el cangrejo? Con esas nalgas tan huesudas, dicho movimiento debe resultarle muy difícil. Y ridículo, también.
Spider-Man 2 (Sam Raimi, 2004)
La escena eliminada: Según demuestra J. Jonah Jameson (J. K. Simmons), del odio a la admiración sólo hay un paso: parece que el feroz director del Daily Bugle gusta de hacer cosplay arácnido en la intimidad de su despacho.
Menos mal que la descartaron, porque... Como gag aislado, la escena funciona, gracias en buena parte al talento cómico del actor. Pero, de haberse incluido en el montaje final, este momento hubiera acabado de convertir a J. J. en un personaje bufonesco, algo que no le hubiera hecho ningún favor al filme.
La mosca (David Cronenberg, 1986)
La escena eliminada: Buscando un remedio a cierto accidente genético e insectoide, el científico Jeff Goldblum (o lo que queda de él) realiza un experimento cuyos sujetos son un gato y un babuino. El resultado no es agradable, pero tratándose de Cronenberg, ¿qué te esperabas?
Menos mal que la descartaron, porque... Cuando le da por exagerar, incluso un maestro de la purulencia como el director canadiense puede perder los papeles: entre las muecas de Goldblum, el aberrante aspecto del híbrido felino-simiesco y la persecución final, la escena parece sacada de un desparrame de Frank Henenlotter, más que de una severa meditación sobre las perversiones de la carne.
Donnie Darko (Richard Kelly, 2001)
La escena eliminada: ¿Nunca tuviste curiosidad por saber en qué estado quedaba Jake Gyllenhaal tras [SPOILERS] unificar las líneas temporales y ser aplastado por la turbina de un reactor [/SPOILERS]? Pues aquí puedes verlo en toda su gloria, y en todo su gore.
Menos mal que la descartaron, porque... ¿Por qué Donnie Darko se alzó con el estatus de película de culto? Pues por su poesía, su sensibilidad adolescente y su sutileza. Con dichos valores en la mano, la imagen de Gyllenhaal hecho un cristo (puede que metafóricamente) parece tan refinada como un capítulo de Mujeres y hombres y viceversa.