Una selección de los más desastrosos encuentros lúbricos que han ensuciado el buen nombre del séptimo arte. Por LUIS LANDEIRA
Una
peli porno la puede hacer cualquier
sinvergüenza, pero filmar una buena escena erótica no es tan fácil. Se
necesitan, como poco, un par de actores diestros en el arte de fingir
orgasmos y un director con madera de
voyeur. Si no, es probable
que la escena de marras acabe siendo un gatillazo cinematográfico como
los que vamos a ver a continuación. Pero antes de pasar a la acción, la
sempiterna advertencia: las siguientes imágenes pueden herir la
sensibilidad del espectador. Y no por su crudeza, sino por ser el colmo
del antimorbo.
Re-Animator (Brian Yuzna, 1985)
Con lo poquito que le gustaba el sexo al bueno de
Lovecraft
(autor del relato en el que se basa el filme que nos ocupa) seguro que
habría echado sapos y culebras sobre este repugnante cunnilingus que un
zombie decapitado
(Bruce Abott) le propina a una tía en pelotas
(Bárbara Crampton). Si tienes estómago, puedes verlo a partir del minuto 3:38.
Matrix Reloaded (Andy Wachowski, Lana Wachowski, 2003)
A
Keanu Reeves no se le da mal pegar tiros y hacer
cabriolas, pero su capacidad para demostrar pasión ante la cámara es
inferior a la de un muñeco hinchable. Valga como botón de muestra esta
escena con
Carrie-Anne Moss que, como para cortar aún más el rollo, está trufada con imágenes de una
rave tribal.
Howard: un nuevo héroe (Willard Huyck, 1986)
Para llegar a todos los públicos, la guionista
Gloria Katz eliminó lo poco interesante que tenía el cómic marveliano
Howard the Duck (ese toque existencialista que lo diferenciaba del pato
Donald) e ideó una bochornosa escena zoófila, donde el palmípedo protagonista es seducido por
Lea Thompson. ¿Resultado?
George Lucas casi se arruina y
Willard Huyck no volvió a dirigir una película.
Herida (Louis Malle, 1992)
“Erotic and intense”, rezaba la publicidad del
filme. Lo de “intenso” no lo niega nadie, pero ya me dirán qué tiene de
“erótico” un revolcón en el que
Jeremy Irons y
Juliette Binoche
permanecen en silencio sepulcral, completamente vestidos y con caras de
póquer. Más que un revolcón, parece una instalación de ARCO.
Watchmen (Zack Snyder, 2009)
La adaptación cinematográfica del visionario cómic de
Alan Moore y
Dave Gibbons es tan fiel como innecesaria. Ya lo dijo en su día el propio Moore:
“Hay cosas que hicimos con Watchmen que solo pueden resultar en un tebeo”.
Una de ellas es este coito penumbroso a bordo de una nave espacial. Lo
del chorro de fuego como metáfora orgásmica es sencillamente
sonrojante.
Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick 1999)
El filme más flojo del director de
Lolita es tristemente célebre por la barroca orgía de mascaritas en la que se cuela
Tom Cruise.
Lo peor de todo es que, pese a su ortopédico y sobrecoreografiado
erotismo, la escena inspiraría un sinfín de parodias pornográficas y
fiestas
swingers.
Avatar (James Cameron, 2009)
Con el objeto de que la película no fuera clasificada “para mayores
de 18 años”, el director eliminó una escena erótica ente los engendros
azules
Jake Sully y
Ney’tiri. “Si queréis ver cómo tienen relaciones sexuales, tendréis que esperar a la edición especial en DVD”,
declaró en una entrevista. Cuando llegó la edición especial en DVD,
comprobamos lo que ya sospechábamos: que no nos habíamos perdido nada.
Demolition Man (Marco Brambilla, 1993)
Orquestar un acto sexual entre dos seres con tan poca química como
Sylvester Stallone y
Sandra Bullock
es un auténtico marrón. Así que los guionistas de esta película
tuvieron una aguda ocurrencia: aprovechando que la historia se
desarrollaba en el futuro, los actores practicarían sexo virtual y no
tendrían ni que rozarse. Aún así, les quedó una cosa completamente
ridícula.
Basket Case 2 (Frank Henenlotter, 1990)
Sí, en el cine de serie Z, todo vale. Pero debería ser delito
torturar al espectador con la visión de dos deformes bicharracos
intercambiando fluidos. Después de eso, casi reconforta ver a una pareja
de humanos apareándose... si no fuera porque la chica lleva un pasajero
dentro de su cuerpo. Y no es un bebé.
La saga Crepúsculo: Amanecer. Parte 2 (Bill Condon, 2012)
Al parecer, el director (no haremos ningún chiste fácil sobre su apellido) rodó una tórrida escena con
Robert Pattison y
Kristen Stewart.
Pero los que ponían la pasta ejercieron su derecho a meter tijera. ¿Y
qué se salvó? Una rácana y pedestre ensalada de planos en la que solo se
atisban caras, manos y pinreles.
Via:cinemania