Antes de rodar 'El Imperio contraataca', George Lucas encargó un guión de bajo presupuesto para cubrirse las espaldas si la primera entrega del serial no funcionaba en taquilla. Te contamos la desconcertante historia de 'Splinter of the Mind's Eye'. Por YAGO GARCÍA
Pongámonos en situación: corre el año 1977, y Lucas, que de tonto no tiene un pelo, sabe que el rodaje de Star Wars ha puesto a Lucasfilm al borde de la bancarrota. Es bien conocido que el patriarca galáctico renunció a casi todos los royalties por recaudación a cambio de que 20th Century Fox le dejara quedarse con los beneficios del merchandising, así que su empresa pende de un hilo, máxime teniendo en cuenta que la producción de El Imperio... amenaza con ser todavía más onerosa, y que Lucas quiere financiar la secuela por su cuenta. Así las cosas, el cineasta sabe que, o bien la película acaba resultando el blockbuster de todos los blockbusters, o en su futuro habrá menos luz que en el intestino grueso del Sarlacc. Pero también es consciente de que el porvenir de su saga depende de mantener vivo el interés del público, y que si el proyecto acaba quedando en nada sus amiguetes Coppola, Scorsese y Spielberg le señalarán con el dedo y se partirán de risa. ¿Qué medidas tomar?
La respuesta de Lucas es inmediata: antes de que Star Wars llegue a los cines, se pone en contacto con Alan Dean Foster, el escritor que trabaja en la novelización de la película, y le encarga que desarrolle un argumento ambientado en la Galaxia Muy, Muy Lejana, pero que permita rodar una cinta con medios ajustados. Foster responde pergeñando una historia bautizada como Splinter of the Mind's Eye, es decir, Una mota en el ojo de la mente. El título no es muy pegadizo, que digamos, pero aquello de Las aventuras de Luke Starkiller, tal y como figuran en los Anales de los Whils (que así llamó Lucas a su primer guión) tampoco lo era. Los protagonistas de esta aventura no serán otros que Leia Organa, Luke Skywalker y los droides C3PO y R2-D2. Un momento, ¿aquí falta alguien, no? Pues sí. Como explica Alan Dean Foster a Screencrush: "No podía sacar ni a Han Solo ni a Chewbacca. El primero es el colega de Han, y por entonces no se sabía si Harrison Ford firmaría una segunda película".
Demostrando una vez más que el 'amor' de Ford por la saga galáctica no conoce límites, Splinter of the Mind's Eye situaba a Leia y Luke en plena misión diplomática para la Alianza Rebelde. Durante el viaje, la nave del aprendiz de Jedi y de nuestra princesa favorita era derribada por la Flota Imperial, estrellándose en un planeta llamado Mimban. Una vez puesto el pie en dicho pedrusco, los héroes descubrían una base secreta del Imperio, llena de mineros buscando algo llamado el Cristal de Kaliburr. Y, ¿quién estaba al mando de dicha operación? Pues nada menos que Darth Vader. De hecho, la historia terminaba con un duelo entre Leia (empuñando un sable de luz por primera y única vez), Luke y el Lord del Sith, en el que éste último perdía uno de sus brazos biónicos antes de ser precipitado a un pozo sin fondo. Exactamente lo contrario de lo que ocurre al final de El Imperio contraataca, mira tú.
Dado que el canon de Star Wars estaba aún formándose a trompicones, la idea de que un mozalbete sin experiencia le diese para el pelo al mismísimo Lord Vader no le resultó extraña a Alan Dean Foster. Como tampoco lo fue el no proporcionar ni la más mínima pista acerca del parentesco entre el señor oscuro y el joven Skywalker (algo que Lucas habría de decidir en el último momento, años más tarde) o entre éste y la princesa Leia. Es más, aquellos que han leído el texto señalan que Foster incluyó momentos de intimidad muy arrimaditos entre la chica y su compañero de aventuras (ejemplo: "La princesa pareció no darse cuenta de su cercanía, pero su calor corporal era evidente y Luke tuvo que concentrarse mucho para recordar lo que estaba haciendo"). Según el escritor, "mi punto de partida era el beso entre Luke y Leia en la primera película, y ese beso tenía muy poco de fraternal".
El resto de la historia es bien conocido: Star Wars sí que resultó ser el blockbuster de todos los blockbusters, propiciando el regreso de Harrison Ford y dotando a Lucas con los medios para rodar El Imperio contraataca. Una película que no anduvo exenta de problemas (como la muerte de la guionista Leigh Brackett, y unos gastos que casi envían a Lucasfilm a la bancarrota) pero que cimentó el prestigio de la saga hasta extremos imprevisibles. Y, ¿qué pasó con Splinter of the Mind's Eye? Pues que sí llegó a ver la luz, sólo que en forma de una novela publicada en 1978, y en cuya portada, por cosas de los derechos de imagen de Mark Hamill y Carrie Fisher, los dos protagonistas aparecían de espaldas. La obra también fue adaptada al cómic por la editorial Dark Horse en 1996. Actualmente, su historia se considera parte de ese Universo Expandido que, si bien no ha sido rechazado de forma explícita por Lucasfilm y Disney, tendrá poco que ver con la historia del Episodio VII. Aun así, la historia de su gestación arroja nueva luz sobre la atropellada evolución de la saga, y nos recuerda que los senderos de la Fuerza son muy tortuosos.