Algunas son sexys y explosivas, otras son cerebrales y mortíferas. Y
todas ellas podrían acompañar a Jessica Chastain ('La noche más
oscura') en su cacería de talibanes. Por YAGO GARCÍA
Es sexy, pero eso no le importa. Es lista, tal vez
demasiado. Y, sobre todo, resulta tan poco escrupulosa como obsesiva,
justo las 'virtudes' necesarias para dar caza al mismísimo
Osama Bin Laden. ¿De quién hablamos? Pues del personaje de
Jessica Chastain en
La noche más oscura: tras
sus triunfos en los
premios de la crítica de EE UU, habiendo desatado
las iras de demócratas y republicanos y con una prometedora carrera tanto en los
Globos de Oro como (seguramente) en los Oscar, la nueva película de
Kathryn Bigelow llegará
mañana a las carteleras nacionales para presentarnos a una protagonista
tan dura como la directora del filme. Que ya es decir.
Además de sus méritos, que son muchos,
La noche más oscura suma dos factores que en
CINEMANÍA nos gustan mucho: el espionaje de alto nivel, y las chicas con personalidad. Por ello, hemos confeccionado esta lista con
las mujeres más peligrosas del cine de espías. Algunas
son sexys y letales. Otras, cerebrales y eficaces. Pero todas ellas
tienen algo en común: ninguna red de seguridad, por compleja que sea,
está a salvo de sus encantos.
Nikita (Anne Parillaud)
Teatro de operaciones: Nikita, dura de matar (Luc Besson, 1990)
Siempre afín a las mujeres fatales, y cuatro años antes de convertir a
Natalie Portman en aprendiz prepúber de asesina, el megalómano Besson sometió a una Parillaud tirando a
cani a un aprendizaje similar al de
My Fair Lady, sólo que con armamento pesado y con
Jeanne Moreau como profesora de maquillaje y buenos modales. Gracias a su éxito de taquilla,
Nikita tuvo sendos
remakes estadounidenses, uno en la gran pantalla (bastante olvidable y con
Bridget Fonda) y otro, en forma de serie, con la estupenda
Peta Wilson a la cabeza.
Amy (Sara Foster)
Teatro de operaciones: D.E.B.S (Angela Robinson, 2004)
Aunque
La noche más oscura es una película realista, grimosa y asexual nos da una oportunidad de oro para revisitar esta pequeña joya
megapetarda. Porque, además de sus deudas con el
anime más pasado de vueltas (ojo con esas falditas: ni las
Sailor Moon) y
de su desquiciado argumento al límite de la verosimilitud (no decimos
de qué lado), el filme de Angela Robinson sobre espías colegialas
adolescentes contiene tiroteos memorables, así como una historia de amor
muy sobrada de voltaje entre la
prota y su archienemiga
Jordana Brewster. Lo cual la ha convertido en objeto de culto para gran número de espectadoras lesbianas, y para algún espectador que otro.
Natasha Romanov (Scarlett Johansson)
Teatros de operaciones: Iron Man 2 (J. Favreau, 2010) y Los Vengadores (J. Whedon, 2012)
Vale que, cuando entró en escena junto a
Robert Downey Jr., la agente más sexy y peligrosa de
S.H.I.E.L.D no
nos pareció nada del otro mundo: culpemos a los cortes impuestos por la
productora, a un guión flojo o a una interpretación algo desganada.
Ahora bien, la Johansson es la primera en darle las gracias al autor de
Buffy, cazavampiros por haber expandido, reforzado y desatado a su personaje en la selección superheróica de
Marvel. Tan encantados nos quedamos con sus métodos (y sus curvas) que seguimos reclamando un
spin-off para ella sola: ¿sabremos algún día qué ocurrió en Budapest?
Sidney Bristow (Jennifer Garner)
Teatro de operaciones: Alias (serie, 2001-2006)
Conspiraciones en la sombra, cambios de identidad, lealtades que
giran como peonzas en una pista de coches de choque... Sí, hablamos de
una serie de
J. J. Abrams, ¿se nota mucho? Para
protagonizar un serial tan enrevesado como este, su actriz principal
debía convencernos de su capacidad para mantener la cabeza fría en medio
de tanto embrollo y tanto códice renacentista, algo que la Garner
consiguió con creces. En cuanto a Abrams, aprovechó las cuotas de poder
obtenidas mediante este
hit para montar otra serie, llamada
Perdidos, que tal vez te suene de algo.
Valerie Plame (Naomi Watts)
Teatro de operaciones: Caza a la espía (Doug Liman, 2010)
Abandonamos por un momento la fantasía, la acción y los vestidos
vertiginosos para centrarnos en una historia más sesuda y, nos tememos,
más realista. Porque, en esta película, el director de
El caso Bourne nos
cuenta la historia real de Valerie Plame, una agente de la CIA con
larga hoja de servicios que fue traicionada por sus propios jefes. ¿La
razón? Pues que su marido (en la película,
Sean Penn) había escrito un artículo de opinión en el
New York Times criticando
la invasión de Irak. Está claro que, si de los servicios secretos
hablamos, quien se mueve no sale en la foto, pero sí tiene todos los
números para entrar en la Morgue.
Rachel Stein (Carice Van Houten)
Teatro de operaciones: El libro negro (Paul Verhoeven, 2006)
Estamos ante un filme ambientado en la II Guerra Mundial,
protagonizado por una (estupenda) chica judía y centrado en la
resistencia contra los nazis. Parece predecible, ¿verdad? Pues va a ser
que no: como nos avisan nada más comenzar la película, en tiempos de
guerra es mejor no fiarse de nadie, y menos aún cuando el director de
Robocop e
Instinto básico está
tras la cámara. Después de todos los dobles juegos y las traiciones a
las que la pobre Rachel se expone en esta película, no nos extraña que
se haya mudado a los reinos de
Poniente: actualmente puedes verla, con la falsa identidad de
Melissandre, en la serie
Juego de tronos.
Evelyn Salt (Angelina Jolie)
Teatro de operaciones: Salt (Philip Noyce, 2010)
Primero, que es una traidora. Después, que no. Luego, que sí, pero
que todo lo hace por el bien de su marido. Después... Bueno, dejémoslo
en que ni
Angelina Jolie ni sus superiores de la CIA se aclaraban sobre las lealtades de esta
superespía en este
thriller, donde la señora de Pitt escenificaba un regreso a la acción con más sustancia argumental que
Tomb Raider. Lo
cual, todo sea dicho, tampoco es decir demasiado. Sólo nos quedó claro
que la heroína es una máquina de matar... Y que esa secuela que prometía
el final del filme no llega ni a tiros.
Louise Desfontaines (Sophie Marceau)
Teatro de operaciones: Espías en la sombra (Jean-Paul Salomé, 2010)
Cual si de unos
Malditos bastardos transexuados se tratase, el comando de
espionnes
encabezado aquí por la (siempre fantástica) Marceau se dedica
infiltrarse tras las líneas nazis, para así hacer sentir al III Reich
toda la furia de
La Resistance. Aunque los fines son muy
nobles, hemos de indicar que los métodos utilizados por la capitán
Desfontaines para reclutar a sus acólitas (nuestra favorita, la
dinamitera
Deborah François) tienen muy poco de ético. Pero, ya se sabe: en la guerra, como en la guerra. Lástima que no estemos ante un filme de
Tarantino y que, por tanto, estas guerrilleras no tengan la ocasión de matar a Hitler.
Vesper Lynd (Eva Green)
Teatro de operaciones: Casino Royale (Martin Campbell, 2006)
Acabar este informe sin incluir en él a ninguna
'chica Bond' tendría
mucho delito. Por ello, aquí subsanamos esta carencia... Haciendo un
poco de trampa, porque técnicamente Vesper no es una agente con licencia
para matar, sino una funcionaria de Hacienda. Aun así, y dejando aparte
los
SPOILERS, sentenciamos dos cosas. Primero, que a nosotros, los agentes del Fisco nos dan más miedo que todo el
MI6 reunido. Y, segundo, que Vesper es la única chica que ha hecho llorar a 007 (aquí, un
Daniel Craig debutante en el papel) durante toda su carrera.
Mata-Hari (Greta Garbo)
Teatro de operaciones: Mata Hari (G. Fitzmaurice, 1931)
En la vida real,
Margaretha Zeeler fue una espía del
montón, que acabó frente a un pelotón de fusilamiento debido a
su facilidad para irse de la lengua. En la ficción, no obstante, la cosa
cambia: la agente secreto más famosa de la I Guerra Mundial se ganó la
inmortalidad en el cine gracias a los rasgos y a la frialdad de 'La
Divina', quien (a todo esto) la superaba de largo en atractivo físico.
Sylvia Kristel, la actriz protagonista de
Emmanuelle, interpretó
también a la espía holandesa en una película de 1982, mucho más floja
en méritos artísticos pero más abundante en tetumbre.
Via:Cinemania