Algunas son sexys y explosivas, otras son cerebrales y mortíferas. Y todas ellas podrían acompañar a Jessica Chastain ('La noche más oscura') en su cacería de talibanes. Por YAGO GARCÍA
Además de sus méritos, que son muchos, La noche más oscura suma dos factores que en CINEMANÍA nos gustan mucho: el espionaje de alto nivel, y las chicas con personalidad. Por ello, hemos confeccionado esta lista con las mujeres más peligrosas del cine de espías. Algunas son sexys y letales. Otras, cerebrales y eficaces. Pero todas ellas tienen algo en común: ninguna red de seguridad, por compleja que sea, está a salvo de sus encantos.
Nikita (Anne Parillaud)
Teatro de operaciones: Nikita, dura de matar (Luc Besson, 1990)
Siempre afín a las mujeres fatales, y cuatro años antes de convertir a Natalie Portman en aprendiz prepúber de asesina, el megalómano Besson sometió a una Parillaud tirando a cani a un aprendizaje similar al de My Fair Lady, sólo que con armamento pesado y con Jeanne Moreau como profesora de maquillaje y buenos modales. Gracias a su éxito de taquilla, Nikita tuvo sendos remakes estadounidenses, uno en la gran pantalla (bastante olvidable y con Bridget Fonda) y otro, en forma de serie, con la estupenda Peta Wilson a la cabeza.
Amy (Sara Foster)
Teatro de operaciones: D.E.B.S (Angela Robinson, 2004)
Aunque La noche más oscura es una película realista, grimosa y asexual nos da una oportunidad de oro para revisitar esta pequeña joya megapetarda. Porque, además de sus deudas con el anime más pasado de vueltas (ojo con esas falditas: ni las Sailor Moon) y de su desquiciado argumento al límite de la verosimilitud (no decimos de qué lado), el filme de Angela Robinson sobre espías colegialas adolescentes contiene tiroteos memorables, así como una historia de amor muy sobrada de voltaje entre la prota y su archienemiga Jordana Brewster. Lo cual la ha convertido en objeto de culto para gran número de espectadoras lesbianas, y para algún espectador que otro.
Natasha Romanov (Scarlett Johansson)
Teatros de operaciones: Iron Man 2 (J. Favreau, 2010) y Los Vengadores (J. Whedon, 2012)
Vale que, cuando entró en escena junto a Robert Downey Jr., la agente más sexy y peligrosa de S.H.I.E.L.D no nos pareció nada del otro mundo: culpemos a los cortes impuestos por la productora, a un guión flojo o a una interpretación algo desganada. Ahora bien, la Johansson es la primera en darle las gracias al autor de Buffy, cazavampiros por haber expandido, reforzado y desatado a su personaje en la selección superheróica de Marvel. Tan encantados nos quedamos con sus métodos (y sus curvas) que seguimos reclamando un spin-off para ella sola: ¿sabremos algún día qué ocurrió en Budapest?
Sidney Bristow (Jennifer Garner)
Teatro de operaciones: Alias (serie, 2001-2006)
Conspiraciones en la sombra, cambios de identidad, lealtades que giran como peonzas en una pista de coches de choque... Sí, hablamos de una serie de J. J. Abrams, ¿se nota mucho? Para protagonizar un serial tan enrevesado como este, su actriz principal debía convencernos de su capacidad para mantener la cabeza fría en medio de tanto embrollo y tanto códice renacentista, algo que la Garner consiguió con creces. En cuanto a Abrams, aprovechó las cuotas de poder obtenidas mediante este hit para montar otra serie, llamada Perdidos, que tal vez te suene de algo.
Valerie Plame (Naomi Watts)
Teatro de operaciones: Caza a la espía (Doug Liman, 2010)
Abandonamos por un momento la fantasía, la acción y los vestidos vertiginosos para centrarnos en una historia más sesuda y, nos tememos, más realista. Porque, en esta película, el director de El caso Bourne nos cuenta la historia real de Valerie Plame, una agente de la CIA con larga hoja de servicios que fue traicionada por sus propios jefes. ¿La razón? Pues que su marido (en la película, Sean Penn) había escrito un artículo de opinión en el New York Times criticando la invasión de Irak. Está claro que, si de los servicios secretos hablamos, quien se mueve no sale en la foto, pero sí tiene todos los números para entrar en la Morgue.
Rachel Stein (Carice Van Houten)
Teatro de operaciones: El libro negro (Paul Verhoeven, 2006)
Estamos ante un filme ambientado en la II Guerra Mundial, protagonizado por una (estupenda) chica judía y centrado en la resistencia contra los nazis. Parece predecible, ¿verdad? Pues va a ser que no: como nos avisan nada más comenzar la película, en tiempos de guerra es mejor no fiarse de nadie, y menos aún cuando el director de Robocop e Instinto básico está tras la cámara. Después de todos los dobles juegos y las traiciones a las que la pobre Rachel se expone en esta película, no nos extraña que se haya mudado a los reinos de Poniente: actualmente puedes verla, con la falsa identidad de Melissandre, en la serie Juego de tronos.
Evelyn Salt (Angelina Jolie)
Teatro de operaciones: Salt (Philip Noyce, 2010)
Primero, que es una traidora. Después, que no. Luego, que sí, pero que todo lo hace por el bien de su marido. Después... Bueno, dejémoslo en que ni Angelina Jolie ni sus superiores de la CIA se aclaraban sobre las lealtades de esta superespía en este thriller, donde la señora de Pitt escenificaba un regreso a la acción con más sustancia argumental que Tomb Raider. Lo cual, todo sea dicho, tampoco es decir demasiado. Sólo nos quedó claro que la heroína es una máquina de matar... Y que esa secuela que prometía el final del filme no llega ni a tiros.
Louise Desfontaines (Sophie Marceau)
Teatro de operaciones: Espías en la sombra (Jean-Paul Salomé, 2010)
Cual si de unos Malditos bastardos transexuados se tratase, el comando de espionnes encabezado aquí por la (siempre fantástica) Marceau se dedica infiltrarse tras las líneas nazis, para así hacer sentir al III Reich toda la furia de La Resistance. Aunque los fines son muy nobles, hemos de indicar que los métodos utilizados por la capitán Desfontaines para reclutar a sus acólitas (nuestra favorita, la dinamitera Deborah François) tienen muy poco de ético. Pero, ya se sabe: en la guerra, como en la guerra. Lástima que no estemos ante un filme de Tarantino y que, por tanto, estas guerrilleras no tengan la ocasión de matar a Hitler.
Vesper Lynd (Eva Green)
Teatro de operaciones: Casino Royale (Martin Campbell, 2006)
Acabar este informe sin incluir en él a ninguna 'chica Bond' tendría mucho delito. Por ello, aquí subsanamos esta carencia... Haciendo un poco de trampa, porque técnicamente Vesper no es una agente con licencia para matar, sino una funcionaria de Hacienda. Aun así, y dejando aparte los SPOILERS, sentenciamos dos cosas. Primero, que a nosotros, los agentes del Fisco nos dan más miedo que todo el MI6 reunido. Y, segundo, que Vesper es la única chica que ha hecho llorar a 007 (aquí, un Daniel Craig debutante en el papel) durante toda su carrera.
Mata-Hari (Greta Garbo)
Teatro de operaciones: Mata Hari (G. Fitzmaurice, 1931)
En la vida real, Margaretha Zeeler fue una espía del montón, que acabó frente a un pelotón de fusilamiento debido a su facilidad para irse de la lengua. En la ficción, no obstante, la cosa cambia: la agente secreto más famosa de la I Guerra Mundial se ganó la inmortalidad en el cine gracias a los rasgos y a la frialdad de 'La Divina', quien (a todo esto) la superaba de largo en atractivo físico. Sylvia Kristel, la actriz protagonista de Emmanuelle, interpretó también a la espía holandesa en una película de 1982, mucho más floja en méritos artísticos pero más abundante en tetumbre.
Via:Cinemania
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