Tienen críticas excelentes, algunos son clásicos modernos, lecturas
imprescindibles... Y nadie ha conseguido llevarlos a la pantalla. 'El
jilguero' de Donna Tartt, la flamante ganadora del Pulitzer, podría
librarse de este destino convirtiéndose en serie de TV. Por YAGO GARCÍA
Cuando las productoras de Hollywood se acercan al mundo literario, generalmente van a la caza de fenómenos y
megaéxitos que
les procuren un beneficio rápido, a ser posible en busca de franquicia.
Pero no siempre es así: sin ir más lejos, una señorita algo arisca
llamada
Donna Tartt lleva desde comienzos de los 90 siendo uno de los personajes más cortejados por las
majors, aunque sus cifras de ventas (estimables, todo hay que decirlo) no se acerquen a las de
J. K. Rowling, Suzanne Collins o
Stephenie Meyer. Pero,
claro, Tartt no es una escritora cualquiera: hablamos de una de las
autoras más respetadas, y a la vez populares, de la literatura
contemporánea en EE UU, que además acaba de ganar el
Premio Pulitzer gracias a su novela
El jilguero.
Así las cosas, el hecho de que Tartt (quien, por cierto, es una buena amiga de
Brett Easton Ellis -American Psycho-) esté dispuesta a permitir que
El jilguero se
convierta en una miniserie de TV se ha ganado unos cuantos titulares.
Básicamente, porque ello supondría que dicho libro se librará de hacerle
compañía a los que te presentamos en esta lista: todos ellos son
trabajos muy valorados por los críticos, sin nada que ver generalmente
con la narrativa fantástica o de género, y todos han registrado
múltiples tentativas de llevarlos a la pantalla... Que se han quedado
sólo en intenciones.
El secreto
¿De qué va? La novela que convirtió a Donna Tartt en
la joven prodigio de las letras estadounidenses es una subversión muy
afilada de las comedias (y los dramas) universitarios.
Richard Papen, un
chaval californiano de clase obrera, se hace amigo de una pijísima
pandilla de estudiantes de Clásicas que orbita en torno a un misterioso
profesor, y que se toma todo eso de las bacanales un poco demasiado en
serio.
¿Qué pasa con la película? Los
fans de
El secreto, que son legión, se preguntan lo mismo desde 1992, cuando
Alan J. Pakula se hizo con los derechos para llevarla al cine. Tras la muerte de Pakula en 1998, fue
Gwyneth Paltrow la que se interesó por el libro: la actriz quería que su hermano
Jake Paltrow se encargase del guión, y que dirigiese su padre
Bruce Paltrow... Quien, a su vez, pasó a mejor vida en 2002. Actualmente no se sabe nada de un posible proyecto.
La conjura de los necios
¿De qué va? Es culto, es inteligente, y también es
una bomba de grasa, gases y sociopatía capaz de arruinarle la vida a
cualquiera que se cruce en su camino. Hablamos de
Ignatius J. Reilly, el protagonista de esta comedia descacharrante gracias a la cual
John Kennedy Toole alcanzó la fama póstuma en 1981, 12 años después de su suicidio.
¿Qué pasa con la película? Tratándose de una de las novelas más aclamadas del siglo XX,
La conjura de los necios ha
ido sobrada de tentativas cinematográficas, todas las cuales han
padecido un mal fario propio del mismísimo Ignatius. La primera,
proyectada por
Harold Ramis, se fue al traste no una, sino tres veces, debido a las sucesivas muertes de
John Belushi, John Candy y
Will Ferrell. Después,
Steven Soderbergh y
Will Ferrell se quedaron con las ganas, y de la presunta adaptación con
Zach Galifianakis de
protagonista no ha vuelto a saberse nada desde que se anunció en 2012,
lo cual revela una manifiesta ausencia de teología y geometría.
La broma infinita
¿De qué va? Con
1.208 páginas de extensión, un censo de personajes kilométrico y unas notas a pie de página con notas a pie de página, la obra cumbre de
David Foster Wallace no es precisamente fácil de resumir. Describirla como una tragicomedia
de ciencia-ficción (con mucho ténis y una letal cinta de vídeo) no acabaría de hacerle justicia.
¿Qué pasa con la película? Si has leído
La broma infinita, o
si la has intentado leer, la idea de que alguien se haya planteado
adaptarla al cine te parecerá descabellada. Pero así fue: en 2008, poco
después de que Foster Wallace se suicidara, el productor y guionista
Michael Schur (Parks & Recreation) compró
los derechos de adaptación. Dado que Schur se doctoró con una tesis
sobre la novela, y que no se priva de incluir guiños a ésta en su serie,
está claro que el tocho se halla en buenas manos, pero recordemos que
una compañía teatral precisó de
veinticuatro horas ininterrumpidas para llevar parte del libro a las tablas.
El arco iris de gravedad
¿De qué va? Cada vez que una bomba nazi de tipo V2 (el primer misil teledirigido) va a impactar sobre Londres, el soldado yanqui
Tyrone Slothrop tiene una erección. Lo creas o no, esta premisa le sirvió a
Thomas Pynchon (tal vez recuerdes sus cameos enmascarados en
Los Simpson) para escribir un
megatocho de cerca de mil páginas, el cual, a su vez, le procuró una nominación no exenta de polémica al Premio Pulitzer de 1974.
¿Qué pasa con la película? Pues sí: estamos ante
otro de esos libros inadaptables que alguien se ha empeñado en llevar al
cine. Enfrascado actualmente en la adaptación de
Vicio propio, la última novela publicada de Pynchon hasta la fecha,
Paul Thomas Anderson ha mencionado que su siguiente proyecto será una versión de
El arco iris de gravedad. ¿Irá en serio, o será una broma? Tratándose de semejante director, cualquiera sabe.
Meridiano de sangre
¿De qué va? Tratándose de una novela de
Cormac McCarthy, el jocundo autor de
La carretera, No es país para viejos y
El consejero, está claro que este
western no va a ser, precisamente, un festival de buen rollo. Por si quedasen dudas, señalemos que sus
protas son una banda de
cowboys psicópatas que cazan mexicanos e indios en el desierto de Sonora.
¿Qué pasa con la película? Aclamadísima y violentísima,
Meridiano de sangre ha tentado a cineastas de todo pelaje desde su publicación en 1985: el primero en anunciar su intención de adaptarla fue
Ridley Scott, quien (explicó el año pasado) hubo de quedarse con las ganas debido a un libreto muy cargado de sangre e higadillos. Después,
Terrence Malick reclutó a
Gene Hackman para
otra adaptación que no llegó a buen puerto. Y último nombre de
Hollywood en interesarse por el libro hasta la fecha ha sido
James Franco: el actor más
hipster tampoco logró su objetivo, pero al menos sí ha logrado firmar (como director y protagonista)
Child of God, otra novela de McCarthy.
El día de la independencia
¿De qué va? Tras presentarnos a
Frank Bascombe en
El periodista deportivo (1985),
Richard Ford batió
un récord gracias la segunda desventura de su antihéroe de cabecera:
esta novela, con un Bascombe en funciones de agente inmobiliario, fue el
primer libro en ganar a la vez los premios Pulitzer y PEN/Faulkner.
¿Qué pasa con la película? Bueno, aquí propiamente no estamos hablando de un filme, sino de una miniserie televisiva: la cadena
HBO adquirió los derechos de
El periodista deportivo, El día de la independencia y
Acción de gracias (la tercera entrega de la trilogía) en 2007, fichando como director a
James Mangold (Lobezno inmortal) y despertando una considerable expectación en EE UU. Por desgracia, nada más se ha sabido desde entonces.
El guardián entre el centeno
¿De qué va? Holden Caulfield, un adolescente
neoyorquino de clase muy alta, odia el cine. Bueno, y también odia a
casi todo el mundo salvo a su hermana pequeña. Tras fugarse del
internado en el que languidece, este joven tan complicado atraviesa un
desastroso (y entrañable) fin de semana en Nueva York.
¿Qué pasa con la película? Reformulemos la pregunta: ¿qué tienen en común
Jerry Lewis, Billy Wilder, Marlon Brando, Leonardo DiCaprio y
Steven Spielberg? Pues que todos intentaron persuadir al muy misántropo
J. D. Salinger
para que les cediese los derechos de su novela. Por desgracia, el autor
había tenido un temprano desencuentro con Hollywood en 1949, cuando uno
de sus relatos breves fue adaptado con poca fortuna (y con el título de
Mi loco corazón), de modo que siempre dijo
"nones". El fallecimiento de Salinger en 2010 levantó algunos rumores,
que quedaron inevitablemente en agua de borrajas. A estas alturas, la
única presunta adaptación de
El guardián entre el centeno al cine consta de
75 minutos de pantalla azul. Algo que, probablemente, le hubiera encantado al bueno de Holden.