Cuando un guión no funciona, Hollywood recurre a estos profesionales de guardia para afilar diálogos o pulir escenas por un módico precio y sin acreditar. Por DANIEL DE PARTEARROYO
La figura del script doctor tiene una larga tradición en Hollywood. Son profesionales contratados puntualmente para reescribir o pulir guiones ajenos ya existentes; con distintos grados de implicación, es posible que lleguen a añadir o quitar escenas, modificar estructuras, afilar diálogos o incluso crear nuevos personajes. Eso sí, normalmente sin recibir crédito por ello, lo que puede generar controversias como la producida cuando Ben Affleck y Matt Damon ganaron el Oscar por el guión de El indomable Will Hunting y se reveló que la productora pasó el libreto por las manos del legendario William Goldman. ¿Hasta qué nivel? Difícil de comprobar (aunque él mismo afirma que sólo dio algunos consejos), igual que otros casos, como las aportaciones de Frank Darabont a Salvar al soldado Ryan o M. Night Shyamalan a Inteligencia Artificial.
A continuación repasamos 10 guionistas que han trabajado como script doctors en películas famosas. En algunos casos su aportación fue muy puntual o quedó diluida en posteriores reescrituras, pero en otros, pese al trabajo anónimo, es posible detectar su estilo.
Robert Towne
Con firma: El último deber (1973), Chinatown (1974), Yakuza (1974), Misión: Imposible (1996).
Sin firma: Bonnie & Clyde (1967), El Padrino (1972), Frenético (1988), Armageddon (1998).
Amigo íntimo de Warren Beatty, Robert Towne fue uno de los guionistas más importantes del Nuevo Hollywood desde que cambió escenas clave de Bonnie & Clyde, salpimentó algunas frases y, en la mejor tradición de los script doctors, empezó a practicar la ambigüedad a la hora de identificar sus contribuciones no acreditadas en guiones ajenos. Es famosa su contribución a El Padrino, la escena clave en la que Vito Corleone cede el poder a Michael; cuando Francis Ford Coppola le pagó 3000 dólares y le preguntó si quería aparecer en los créditos, Towne dijo que sólo había escrito "un par de escenitas" y tenía suficiente con un agradecimiento si el cineasta ganaba el Oscar, como así sucedió.
Quentin Tarantino
Con firma: Amor a quemarropa (1993), Asesinos natos (1994), Abierto hasta el amanecer (1996).
Sin firma: Marea roja (1995), La Roca (1996).
¿Un soldado de submarino hablando de las diferencias entre el Estrella Plateada de Jack Kirby y el de Moebius? Se lo debemos al joven Tarantino, sacándose unos dólares pluriempleado como script doctor mientras iba construyendo su fama, aun a pesar de autorreciclar algunas de sus escenas, como la inyección de adrenalina que se refleja desde Pulp Fiction en La Roca.
Tom Mankiewicz
Con firma: Diamantes para la eternidad (1971), Vive y deja morir (1973), El hombre de la pistola de oro (1974).
Sin firma: Superman (1978), Superman II (1980). Aunque aparecía como "consultor creativo".
Ejemplo perfecto para comprobar la importancia de un buen script doctor. Los hermanos David y Leslie Newman firmaron los guiones de las tres primeras películas de Superman. Sólo las dos primeras, por decisión de Richard Donner, contaron con las aportaciones de Mankiewicz, bregado en las cintas de James Bond de la época. Es en Superman III donde aparece en todo su "esplendor" la visión que los Newman tenían de las aventuras del hombre de acero.
Carrie Fisher
Con firma: Postales desde el filo (1990).
Sin firma: Hook (1991), Sister Act: Una monja de cuidado (1992), Arma letal 3 (1992), El último gran héroe (1993), Río salvaje (1994).
Así es. En realidad, casi resulta difícil encontrar un guión comercial de la primera mitad de los 90 que no pasara por manos de la Princesa Leia. Todo empezó cuando la actriz recibió el encargo de pulir las frases de Campanilla en la película de Spielberg sobre Peter Pan y, a partir de ahí, empezó a construir cierta reputación como alicatadora de guiones ajenos.
Aaron Sorkin
Con firma: Algunos hombres buenos (1992), Malicia (1993), El Presidente y Miss Wade (1995), La red social (2010), Moneyball (2011).
Sin firma: La lista de Schindler (1993), La Roca (1996), Enemigo público (1998).
Seguro que más de una vez has deseado que tus discusiones diarias estuvieran escritas por un prestidigitador de las réplicas, contrarréplicas y monólogos encendidos como Aaron Sorkin. Bueno, pues quizás sea posible... por un módico precio, claro. Aunque, al parecer, su etapa como script doctor de cabecera para Jerry Bruckheimer no acabó demasiado bien y hoy en día es evidente que Sorkin está mucho más interesado en sus propios libretos. ¡Con lo bien que nos vendría alguna sorkinada para cerrar discusiones de Twitter!
Ben Hecht
Con firma: La ley del hampa (1927), Scarface, el terror del hampa (1932), Una mujer para dos (1933), La comedia de la vida (1934), Recuerda (1945), Encadenados (1946), El beso de la muerte (1947).
Sin firma: Ha nacido una estrella (1937), La diligencia (1939), Lo que el viento se llevó (1939), El bazar de las sorpresas (1940), Gilda (1946), Duelo al sol (1946), La soga (1948), El enigma de otro mundo (1951), Extraños en un tren (1951), El hombre del brazo de oro (1955), Rebelión a bordo (1962), Cleopatra (1963), Casino Royale (1967).
Si el gremio subterráneo de los consultores de guión tuviera que elegir un patrón, esta claro que Ben Hecht sería el candidato ideal. El llamado "Shakespeare de Hollywood" todavía tenía tiempo entre sus obras de teatro, novelas y obras maestras para Howard Hawks, Ernst Lubitsch, Alfred Hitchcock, William Wyler o Henry Hathaway para escribir todavía más obras maestras para Hawks, Lubitsch, Hitchcock, Otto Preminger o John Ford, pero esta vez sin acreditar. Tanto es así, que de sus más de 100 títulos sólo apareció acreditado en la mitad.
Joss Whedon
Con firma: Toy Story (1995), Alien resurrrección (1997), Titan A.E. (2000), Atlantis: El imperio perdido (2001), La cabaña en el bosque (2011).
Sin firma: Speed (1994), Rápida y mortal (1995), Waterworld (1995), Twister (1996), X-Men (2000).
El creador de Buffy, la cazavampiros y Firefly, director y guionista de Los Vengadores, también se considera "el taquígrafo mejor pagado del mundo" debido a sus trabajos como revisor de guiones ajenos. Pero no por ello han sido buenas experiencias: aunque en Speed la mayor parte del diálogo es suya (el 98,9%, según Graham Yost), no obtuvo crédito por ello; en Waterworld y X-Men pasaron abiertamente de sus sugerencias; incluso cuando sí firmó, como Alien resurrección, Titan A.E. o Atlantis, Whedon quedó completamente descontento con el traspaso del guión al resultado final.
Tom Stoppard
Con firma: El factor humano (1979), Brazil (1985), El imperio del sol (1987), Shakespeare in Love (1998), Anna Karenina (2012).
Sin firma: Indiana Jones y la última cruzada (1989), La lista de Schindler (1993), Sleepy Hollow (1999), El ultimátum de Bourne (2007).
El laureado autor teatral británico de origen checo ha expresado en numerosas ocasiones su contrariedad ante la costumbre estadounidense de recurrir a consultores de guión cuyas soluciones luego no aparecen acreditadas en el filme. Entre sus experiencias, dar una solución a Spielberg en pleno rodaje de La lista de Schindler por teléfono, desnudo tras salir de la ducha. Andrew Kevin Walker, guionista de Sleepy Hollow (y script doctor en otros guisos, como El club de la lucha), lo tuvo claro: si te va a reescribir alguien, mejor que sea Tom Stoppard.
David Mamet
Con firma: El cartero siempre llama dos veces (1981), Los intocables de Eliot Ness (1987), Éxito a cualquier precio (1992), American Buffalo (1996), La cortina de humo (1997), Hannibal (2001).
Sin firma: Ronin (1998). Aunque acreditado con el pseudónimo Richard Weisz.
El estilista del metralleo dialéctico puntuado por tacos rítmicos ganador del Pulitzer también ha tenido sus trabajos en la sombra que, junto a algún que otro encargo alimenticio para Hollywood, le han permitido financiar sus largometrajes más personales. El caso más llamativo es el de Ronin, donde reescribió el libreto de J.D. Zeik casi por completo pero tuvo que acreditarse bajo el pseudónimo Richard Weisz.
Charlie Kaufman
Con firma: Cómo ser John Malkovich (1999), Human Nature (2001), Adaptation (2002), Confesiones de una mente peligrosa (2002), ¡Olvídate de mí! (2004).
Sin firma: Kung Fu Panda 2 (2011).
Por chocante que resulte, el personalísimo guionista de ejercicios de estilo metalingüísticos y paranoicos como Adaptation y ¡Olvídate de mí! también es capaz de asumir registros más mainstream y amoldarse a las necesidades de, por ejemplo, una gran producción de animación como la secuela de Kung Fu Panda. Al parecer, el guionista neoyorquino se encargó de inyectar algo de brío extra a las frases del pavo real villano a quien ponía voz Gary Oldman.
Via:Cinemania
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