El cine español, su producción en especial, parece estar en el visor de tiro de Ministerio de Cultura. Esa es la gran sensación de una gran parte de la industria, sobretodo los que entienden esto como industria. Los recortes y modificaciones se repiten en todas las carteras y en el mundo del audiovisual se empieza a ver que la “deconstrucción” de sus modelos no van hacia delante sino hacia un lugar algo oscuro. Desde hace unos días una nueva circular – y otros confusos movimientos – parecen frenar algo que estaba dando mucha esperanza a nuestro cine: la internacionalización.
Desde el pasado 16 de octubre una circular desde el Ministerio (en este caso de Turismo) indicaba a las cadenas privadas que ahora la inversión mínima que tienen que hacer en producción cinematográfica se debía destinar el 60% al producto en lengua oficial del Estado y el resto en otras de la Unión Europea. Con este recordatorio en parte lo que se quiere es frenar situaciones como las vistas con Ira de Titanes, que rodada en Canarias logró tener acceso a subvenciones y participación de estos canales. Actualmente las cadenas privadas, del 3% que deben invertir, pueden destinar el 1,2% a producciones europeas que no tienen ninguna relación con la industria española nada más que en rodaje. Según el productor Gerardo Herrero, de Tornasol Films le parece “un escándalo que no haya dinero para películas españolas en español o en inglés , y un error limitar esa posibilidad para el desarrollo de nuestros cineastas y que se lleven una barbaridad de dinero público películas como Furia de titanes, que no aportan nada a nuestra industria”.
A primera vista todo esto no se acaba de saber si es una advertencia y una precaución o es una señal clara de un proteccionismo agresivo hacia un tipo de producto nacional. “Estoy de acuerdo en que el estado español tiene el deber de proteger la industria del cine nacional, pero protegerla no significa blindarla, sino abrirla al exterior” afirma Julia Fontana, de la productora norteamericana La Panda, “vale la pena invertir nuestros recursos en ciertas producciones si van a revertir positivamente en la economía. Y esto sólo va a suceder si nos atrevemos a redefinir lo que entendemos como cine nacional”.
Pero para algunos la problemática que se crea con estas advertencias y avisos es confusa y no acaba de arreglar la situación general que atraviesa la industria del cine en nuestro país desde un perfil más industrial. La advertencia puede confundir y frenar tanto la llegada de producciones internacionales que quieren rodarse en España como las aventuras nacionales de hacer producciones en inglés de gran factura, como el caso de Lo Imposible.
“Desconozco las intenciones en la lectura que se está haciendo de la ley del cine en su apartado de lengua pero creo, y lo digo no solo por el ejemplo de Lo Imposible, que el daño será irreparable” indica Enrique López Lavigne de Apaches Entertainment productor de Lo Imposible y los últimos dos films de Nacho Vigalondo, Extraterrestre y Open Windows. “Promoverá la fuga de cerebros y el empobrecimiento de la pluralidad, debería mantenerse su interpretación como hasta ahora se ha aplicado y estudiar para la próxima ley del cine que Wert ha prometido para mayo, alternativas más acordes a las leyes del mercado siempre sin menoscabo del apoyo a nuestras lenguas oficiales por supuesto”.
En este 2012 el cine español ha recaudado unos estimados 84-85 millones de €. De esta cifra, 32,8 millones de €, el 38,8%, vienen de Lo Imposible. Aún habiendo sido rodada en inglés, Lo Imposible ha sido una producción con el completo de su personal, inversión y dirección española. Nunca se ha puesto en duda su nacionalidad – además que gran parte de su rodaje se realizó en España, en la Ciudad de la Luz.
Actualmente el cine español tiene una importante corriente de productoras trabajando en cine de forma internacional sea con películas rodadas en inglés, fuera de territorio español o ambas. Esta corriente no solo se refleja en el tipo de producto que sale de algunas productoras, sino también en una nueva generación de cineastas con ganas de contar historias en otros idiomas. Empresas como Filmax (The Returned, rodada en Canadá), Arcadia (Cry/Fly de Claudia Llosa con Jennifer Connelly), Nostromo (Gran Piano, con Elijah Wood rodada en Barcelona y Canarias) o A Contracorriente, con producciones en francés.
El tejido industrial del cine España no solo necesita de este tipo de producciones que la mantienen y la impulsan en la órbita internacional, sino que cada vez se evidencia más que es necesaria una reformulación general en la que se regulen bien tanto la presencia y atracción de rodajes internacionales – algo que no se logró nunca con la malograda Ciudad de la Luz – así como la colaboración con Estados Unidos. La tendencia general de una gran parte de la industria de generar productos que necesitan del talento o la infraestructura norteamericana es clara, y la falta de regulación provoca esta confusión que podría traer consecuencias poco favorables para el cine español. La fuga ya no solo de talento sino de proyectos, que sin un claro apoyo del tejido industrial irán a buscarlo a otro lugar. En este aspecto es muy a tener en cuenta el creciente número de directores y guionistas que han emigrado a Estados Unidos y Latinoamérica buscando precisamente el apoyo que muchos de estos gobiernos sí están dando a la producción tanto local como internacional como en colaboración con grandes “monstruos” como Estados Unidos.
“Quienes argumentan que esto no tiene sentido hacerlo debido a la falta de proporcionalidad entre las dos industrias se olvidan de que la comparación no puede hacerse sólo en términos de dinero; el talento y la capacidad de generar contenidos son también fundamentales” afirma Fontana, “además de estar cada vez más preparados, tenemos una proximidad cultural con Latinoamérica que podemos explotar”.
Desde hace años la opinión pública siempre ha criticado al cine español por una grave falta de conexión con la audiencia, pero producciones internacionales como Los Otros, Ágora, Medianoche en París, Buried o Luces Rojas han sido proyectos que han dado mucha visibilidad a nuestro cine y han conectado rápido con la audiencia.
Ahora esta confusión entre las ayudas y el apoyo puede ser contraproducente. J.A. Bayona, Lo Imposible, indicaba en Variety sobre este mismo tema: “Alejando Amenábar, Jaume Balagueró, Alex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Isabel Coxiet, Daniel Monzón y yo entre otros, apostamos por proyectos que no necesariamente son en españoles y si estas cuotas de lenguaje se mantienen estas cintas dejarán de ser españolas”.
Actualmente Telecinco Cinema de sus 14 proyectos en desarrollo para los próximos dos años tiene dos en inglés. Antena 3 mantiene un línea similar (fue la productora de Luces Rojas, en inglés y con una recaudación en España de 3,2 millones de €), con la presencia de Elijah Wood en Open Windows, el nuevo film de Vigalondo.
Da la sensación que el cine español está en un punto de cocción que si no se trabaja bien la masa se enfriará y se rebajará. Perderá su grueso y se debilitará mucho con un tipo de producto que no puede absorber en estos momentos, dejando ir a otros sitios proyectos que darían fuelle.
Texto:Pau Brunet
Via: box office
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