Jornada musical con dos notables películas de Chazelle y Schlöndorf precedidas por dos cortometrajes maravillosos.
¿De qué se habla en Valladolid hoy? Todavía permanece en nuestras retinas la expresión de satisfacción en el último plano de Marion Cotillard en Dos días y una noche,
tras haber perdido su puesto de trabajo, pero haberse ganado la
solidaridad de sus compañeros. Una lección de dignidad laboral y humana
en estos tiempos de crisis, como bien recalcaban los propios hermanos Dardenne y el director del festival Javier Angulo.
De la solidez de la organización (sin sentirse agasajado, el
periodista tiene bien cubiertas sus necesidades y trabaja en un entorno
adecuado) y de lo bien que ha empezado la programación de la Sección
Oficial.
Del difícil equilibrio entre alfombra roja y programación. De las buenas personas, como ayer calificaba Jorge Sanz a Verónica Forqué,
quien en su encuentro con la prensa, después de recibir la Espiga de
Honor del Festival, recordaba los inicios de su carrera y la oposición
de su padre, el director y productor José María Forqué, a que emprendiese una carrera dramática, al menos hasta que la vio interpretar en la escuela el Poeta en Nueva York de Lorca, situación que ahora se reproduce, aunque a la inversa, con la legítima aspiración actoral de su hija.
La madrileña, con cuatro goyas en su haber, derrochó simpatía, se confesó admiradora de Liza Minelli, Meryl Streep, Mary Poppins y los 101 dálmatas, y lamentó tanto no haber trabajado con Woody Allen
(ambos nacieron el mismo día, uno de diciembre), como que en España
siga en vigor la ley que obliga a doblar las películas norteamericanas.
En la actualidad, la carismática actriz interpreta a una alcaldesa en la
teleserie Lo que se avecina, y se halla embarcada en proyectos teatrales, el más próximo titulado Así fue y así es, especie
de mosaico histórico desde los Trastámara a los Austrias, que desvela
las relaciones homosexuales entre algunos reyes y validos.
¿Qué hemos visto? Desde los tiempos de Fernando Lara,
que mi juventud recuerde, Valladolid cuida su programa de cortos con
tanto mimo como el de largometrajes. Es por ello que una vez eliges
pagar una entrada por determinada película, te puedes encontrar con que
la pieza que la precede te sorprenda tanto o más que aquella. Es lo que
me pasó en la jornada de ayer, con dos cortos espléndidos, uno de
animación, Symphony nº 42, de la directora húngara Réka Bucsi, que cuenta en 47 imágenes la historia de un mundo de animales y entidades mitológicas con comportamientos humanos, y La gran invención, un fake sorprendente dirigido por el economista Fernando Trías de Bes,
que parte de la premisa de un futuro próximo en el que la Unión Europea
se ha disuelto tras la sospecha de que su gestación obedece a un plan
secreto de Hitler para dominar Europa económicamente tras su derrota
militar en la 2ª Guerra Mundial. La interacción y el paralelismo entre
este argumento y el de la última película de Volker Schlöndorff es más que evidente.
Diplomatie adapta la obra del dramaturgo Cyril Gély, y está protagonizada por los mismos actores que la han representado más de 300 veces sobre las tablas. Al director de El tambor de hojalata le fue difícil eliminar los automatismos adquiridos por los actores André Dusollier y Niels Arestrup, quienes debían mantener la tensión del enfrentamiento que históricamente se produjo entre el general alemán Dietrich von Choltitz, y el cónsul sueco en París Raoul Nording,
pocas horas antes de que los tanques de la División Leclerc liberaran
París. La diplomacia que evitó que la capital francesa volara por los
aires fue una de las tramas argumentales del bestseller ¿Arde París?, de Dominique Lapierre y Larry Collins, adaptada al cine por René Clément
en 1966, en un tono mucho más documental que el de la película que nos
ocupa, cuya frialdad y maestría también tiende puentes con otro
cortometraje “diplomático”, cómico y brutal de la Sección Oficial: Berlin Troika, de Andrej Gontcharov.
Whiplass, dirigida por el percusionista y cineasta Damian Chazelle,
es el mejor homenaje que se le puede hacer a este instrumento de la
orquesta (la de ayer también fue una jornada con mucha presencia del
género musical, a través de esta película, del Biophilia Live de Björk, y de las notas de Beethoven y Bach
que esgrimieron las distopías de Schlöndorff y Trías). Cuenta el
ingreso y la progresión de un joven y ambicioso baterista de jazz en el
prestigioso conservatorio de Shaffer (en la Costa Este americana) y su
relación con el instructor en jefe de la escuela, un J.K. Simmons que dirige su orquesta con métodos marciales (el paralelismo entre el personaje de Terence Fletcher y el sargento Hartman de La chaqueta metálica es más que evidente). Pero la fama cuesta…, y en Whiplass no
solo se paga con sudor, sino también con lágrimas de impotencia y con
la sangre que se desprende de la fricción entre las baquetas y los
tendones de las manos. Una película de ritmo vibrante que se ganó una
calurosa ovación del respetable.
¿Qué vino hemos catado? Clarete de Luna, de Cigales, para
paladares curiosos e inquietos por triunfar en una carrera artística o
descubrir un complot internacional, acompañado de pincho Titanic tierra y
mar de bechamel de marisco con base de cebolla caramelizada.
Espigadera: Gracias a la espléndida dirección de actores y realización de Diplomatie, Volker Schlöndorff se postula como un serio aspirante a la Mejor dirección del festival. La emotividad que se desprende de Whiplash
también la lleva a convertirse en la primera gran favorita para el
Premio del Público, además de contar con un guión y una fotografía
espléndidos y sobretodo con la interpretación explosiva y brillante de
J. K. Simmons. Por el contrario, la radical y un tanto espesa (para las
ocho de la tarde) producción franco- belga Lucifer se llevó el primer ruidoso pataleo del Festival.
¿Qué nos espera mañana? Dormir más bien poco y algún que otro
Redbull. El Día del Cine y del Audiovisual de Castilla y León (una de
las comunidades en las que el sector está menos protegido), con la
Presentación de la Plataforma Audiovisual de Castilla y León y con la
Conferencia Media sobre métodos de Financiación y Nueva Legislación. Y
en Sección Oficial, la Miss Julie de Liv Ullman y Camino de la Cruz,
una demostración más de la efervescencia del cine espiritual y
religioso en el momento actual, y que históricamente tanto raigambre ha
tenido en la Semana vallisoletana.
Via:cinemania
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