Lo sabemos bien: el cine religioso vende, y mucho. Sin salir de España, ahí quedan los éxitos de filmes como La última cima o Mary’s Land – Tierra de María para probarlo. Así las cosas, visto que el nombre del Altísimo puede funcionar como reclamo para la taquilla y que los fieles están ansiosos de encontrar películas afines a su confesión, resulta normal que iglesias, prelaturas, sectas y otros grupos inspirados por la fe hayan prescindido de intermediarios, lanzándose ellos mismos a hacer filmes que transmitan su mensaje. Vamos, que uno puede sin problemas hacer una lista de filmes financiados, al menos en espíritu, por el mismísimo Dios. O por varios dioses, que aquí hay para todos los gustos.
Por supuesto, estamos hablando de un tema que hay que coger con pinzas: por mucho que John Travolta sea un miembro destacado de la Iglesia de la Cienciología, sin ir más lejos, dicha confesión no participó oficialmente en la producción de Campo de batalla: la Tierra. Aun así, y dejando a un lado los secretos a voces, se puede sacar mucho partido del asunto en cuanto uno se fija en ejemplos como las megaiglesias evangélicas y baptistas de EE UU, muchas de las cuales han llegado a montar sus propias productoras para proveer a sus rebaños de filmes ‘con mensaje’. A lo cual habría que añadir las iniciativas procedentes de otras confesiones menos numerosas u ortodoxas. Y, si tras leer la lista que te ofrecemos a continuación acabas un poco saturado de tanta beatitud, recuerda que el cine también puede ser una herramienta para blasfemar al por mayor.
Plan 9 From Outer Space (Ed Wood Jr., 1959)
Gracias a Tim Burton, todos conocemos la historia de esta película: privado de fondos, para variar, el inefable Ed Wood necesitaba encontrar como fuese un productor para su delirante fábula de extraterrestres, zombies y amenazas atómicas, así que decidió pasar por la pila bautismal y afiliarse a la Convención Baptista del Sur, el grupo protestante más numeroso de EE UU, que por entonces deseaba invertir su dinero en filmes con valores cristianos. La maniobra salió bien, con lo que el director de Yo cambié mi sexo no sólo contó con el dinero de la Convención, sino que proveyó de sendos cameos a dos de sus líderes (J. Edward Reynolds y Hugh Thomas), que aparecen como enterradores pasmados ante la resurrección (alienígena) de los muertos. Y, para colmo, con diálogos doblados y dudosamente sincronizados. Ignoramos la cara que debieron poner dichos reverendos al contemplar el resultado final, un producto tan voluntarioso como desastroso cuya presencia está garantizada en las listas de peores películas de la historia.
Innocence of Muslims (Sam Bacile, 2012)
Si estuviste atento a los titulares de la prensa hace dos años, sin duda recordarás el caso de este falso tráiler, causante de inmensa polémica (y no pocos disturbios) tras ser lanzado a las redes sociales con el propósito, no de ganar adeptos para una confesión religiosa, sino de denigrar y difamar al Islam a base de poner como un pingo la figura de su profeta Mahoma. Pues bien: tras el controvertido fragmento, y tras su director Sam Bacile (en realidad, un seudónimo del egipcio Nakoula B. Nakoula) se hallaba Media For Christ, una ONG religiosa con sede en EE UU. Para aumentar el follón, los responsables de dicha organización se desentendieron del producto, afirmando que éste había sido financiado por individuos sin nada que ver con ella. Un lío, en suma, que ni Dios lograría descifrar. Por otra parte, dado que la controversia provocó varias decenas de víctimas mortales, nosotros pensamos que los responsables del filme (fueran quienes fueran) habrían hecho bien metiéndose su cámara allá donde no da el sol.
Reefer Madness (Louis Gasnier, 1936)
Según refiere la historia, este falso documental sobre los peligros de la marihuana fue financiado por una iglesia protestante de orientación tirando a ultraconservadora, cuyo nombre no ha trascendido. Visto en qué acabó la cosa, la verdad es que no nos extraña: para empezar, la película fue adquirida tras su producción por Dwain Esper, un distribuidor de pocos escrúpulos que insertó escenas con chicas ligeras de ropa a fin de aumentar su atractivo comercial. Para seguir, allá por 1972 los derechos del filme cayeron en poder de la NORML, una longeva e influyente asociación pro-legalización del cannabis: según descubrió Keith Stroup, fundador de dicho colectivo, Reefer Madness (también conocida como Tell Your Children y Doped Youth) es una película tan extremadamente mala, tan sensacionalista y tan llena de humor involuntario que resulta ideal para verla bajo los efectos de según qué hierbas. A resultas de dicha adquisición, la cinta ha pasado a ser objeto de culto para porreros del mundo entero, contando incluso con una adaptación musical que fue llevada al cine en 2005 tras triunfar en los escenarios del off Broadway. Una acumulación de despropósitos, pues, ante la cual es inevitable sentir ataques de risa floja.
Romero (John Duigan, 1989)
En 1980, el arzobispo Óscar Romero fue asesinado en plena celebración de la misa: a la junta militar, respaldada por EE UU, que gobernaba entonces en El Salvador no le hacían ninguna gracia sus protestas contra los abusos del ejército y la opresión hacia las clases populares. Tras su trágica muerte y su apoteósico funeral, quedó bien claro que el heroico prelado era material de primera para un biopic… pero lo que nadie se imaginaba era que dicho biopic sería producido por los Padres Paulistas, una congregación de sacerdotes misioneros. Lejos de resultar un despropósito, la película contó con un protagonista de nivel (el gran Raúl Juliá), secundarios entonces populares (Ana Alicia, conocida entonces gracias a Falcon Crest) y una banda sonora del aún novato Gabriel Yared. Como resultado de dicho esfuerzo, Romero se ganó buenas críticas y una mediana recaudación, lo cual animó a la orden Paulista a seguir produciendo filmes (sobre todo, documentales) que, pese a su naturaleza confesional, tienen fama de mantenerse lejos de los sermones.
Fireproof (Alex Kendrick, 2008)
Atención, congregaciones: si estáis buscando un director (y actor, y productor, y guionista, y…) al que encomendar un filme religioso, Alex Kendrick es vuestro hombre. No en vano este señor nacido en Athens (Georgia) ejerce, además de como cineasta, como predicador en la Iglesia Baptista Sherwood de Albany, un grupo con 2.000 afiliados. Hace 11 años, Alex y su hermano David (también dedicado a las cosas de la fe) decidieron aprovechar a fondo el poder evangelizador del séptimo arte, y vive Dios que desde entonces han empleado bien su tiempo: tras los tempranos éxitos de Flywheel (2003) y Facing the Giants (2005), los Kendrick se ganaron titulares gracias al demoledor éxito de Fireproof, un filme protagonizado por Kirk Cameron (antiguo ídolo adolescente y ahora estrella por excelencia del protestantismo fundamentalista), financiado a base de donativos y que recaudó la friolera de 28 millones de euros (ajustados), consagrándose como el filme independiente más taquillero de 2008. Seguramente, la grey que se congrega todos los años en el impío y rojeras festival de Sundance podría aprender algo de esta edificante historia…
Inchon (Terence Young, 1981)
Como hemos explicado en la introducción de este informe, los grupos religiosos alejados del mainstream suelen recurrir a testaferros y empresas fantasma cuando de producir películas se trata. Pero la Iglesia de la Unificación no se andó con chiquitas a la hora de lanzar a los cuatro vientos su propaganda anticomunista: esta confesión de origen coreano, conocida como ‘secta Moon’ (en ‘honor’ a su fundador, el reverendo Sung Myun Moon), tiró la casa por la ventana durante la producción de su filme bélico, gastándose un presupuesto total de 93 millones de euros (ajustados) y contratando a un Laurence Olivier que cobró la bonita suma de 93.000 euros al día. Sentimos decir que al reverendo Moon y sus seguidores les salió el tiro por la culata, puesto que Inchon resultó un antológico fracaso de taquilla, no cubriendo ni una décima parte de sus gastos y desapareciendo casi inmediatamente de los canales de distribución: desde su estreno, sólo se la ha visto en canales de TV propiedad de la Iglesia de la Unificación.
Encontrarás dragones (Roland Joffé, 2011)
Antes de abordar este biopic sobre la figura de San Josemaría Escrivá de Balaguer, conviene una advertencia: en ningún lugar consta que el Opus Dei, en tanto que institución, financiara la película. Pero lo que sí consta es que sus coproductores Ignacio Gómez Sancha e Ignacio Núñez son miembros declarados de esta prelatura católica. Algo que habría que sumar a la poco ortodoxa campaña de financiación y promoción merced a la cual el filme llenó salas antes de su estreno, gracias a la venta anticipada, los preestrenos exclusivos y el apoyo de personajes como la tertuliana Cristina López-Schlichtling. Todo ello con el fin de ensalzar la figura del fundador de la Obra y de superar la recaudación de Ágora, la película “anticatólica” de Alejandro Amenábar. Según afirmarían algunos malpensados, cuando es blanco y viene en tetrabrik, suele tratarse de leche.
Via:cinemania
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