lunes, 17 de febrero de 2014

Ocho cosas (más) que probablemente no sabías de 'Atrapado en el tiempo'

La película más paradójica y metafísica de Harold Ramis y Bill Murray acaba de cumplir 24 años: ¿quieres celebrar con nosotros el Día de la Marmota? Por YAGO GARCÍA

ocho cosas (mas) que probablemente no sabias de atrapado en el tiempo

¡Bien excursionistas, arriba! Despertad y no olvidéis los descansos porque hoy hace frío. Hace frío todos los días. ¿Dónde creías que estabas, en Miami?
Todo comenzó el 2 de febrero de 2013. Efectivamente: el maldito Día de la Marmota. Aunque tal vez "comenzó" no sea la palabra exacta... En aquella ocasión, para celebrar la festividad más roedora de Estados Unidos, el equipo de CINEMANÍA decidió dedicarle un reportaje a las curiosidades y las anécdotas de Atrapado en el tiempo. Todo fue más o menos bien, o eso creíamos nosotros, hasta que nuestros despertadores con radio empezaron a sonar a la mañana ¿siguiente? A todos los efectos, seguía siendo 2 de febrero, los turistas seguían reunidos en Punxsutawney (Pensilvania) para ver cómo el maldito bicho hacía su pronóstico meteorológico... Y nosotros seguíamos condenados a escribir un reportaje sobre las curiosidades y las anécdotas de Atrapado en el tiempo. Así, una y otra vez. Hasta la fecha.
Dice el director Harold Ramis que Bill Murray se pasó 10 años, aproximadamente, en su bucle infinito. Pero nosotros hemos tenido la prudencia de contar los días (haber revisado la película tantas veces tenía que tener sus ventajas) y, según nuestros cálculos, en el mundo real acaba de celebrarse el 24 aniversario del estreno de la película. De este modo, tras agotar las tentativas para salir de esta pesadilla (apuñalamientos, electrocuciones, envenenamientos, visionados de Holmes & Watson: Madrid Days...) hemos encontrado una posible solución: realizar otro reportaje sobre el filme, esta vez con datos que omitimos en nuestra primera entrega. Si puedes leer esto, quiere decir que hemos tenido éxito. Y, si no, pues tendremos que despertarnos otra vez escuchando la maldita cantinela del locutor...

Harold dice "comedia", Bill dice "filosofía"


¿Cuál fue el mayor obstáculo para la producción de Atrapado en el tiempo? ¿Serían las marmotas rabiosas? ¿El legendario fantasma de Woodstock? Pues va a ser que no: durante el rodaje, Harold Ramis tuvo que enfrentarse al estado anímico de Bill Murray. Y es que el actor estaba pasando una mala racha en su matrimonio con Margaret Kelly, que acabaría en divorcio tres años más tarde. Así, un Murray con el cerebro lleno de especulaciones poco salubres acabó cogiendo la costumbre de llamar a Ramis a horas intempestivas para discutir aspectos del guión: mientras que el cineasta quería hacer una comedia pura y dura, su intérprete principal y (hasta entonces) amigo estaba empeñado en acentuar el componente metafísico de la historia. La tensión entre Murray y Ramis alcanzó tales cotas que, una vez terminada la película, ambos dejaron de dirigirse la palabra.

El prodigioso oído de Bill Murray


Mientras duró su maldición, el meteorólogo Phil tuvo muchísimo tiempo (si nos fiamos de Harold Ramis, alrededor de 40 años) para aprenderse de memoria la Rapsodia sobre un tema de Paganini del compositor ruso Sergei Rachmaninof, a fin de dejar pasmada a su compañera Rita. No sabemos cuántos días tuvo que invertir Bill Murray en memorizar dicho tema, pero seguro que fueron muchos menos: perfeccionista hasta el final, Murray decidió tocar la pieza sin necesidad de dobles, así que, como no sabía solfeo ni tenía estudios de piano, tuvo que aprenderse 'de oído' el fragmento que le vemos interpretar en la película. Si, además de cinemaníaco, eres pianista o aficionado a la música clásica sabrás que hacerlo no debió ser ninguna bicoca...

El tiempo sí pasa por los restaurantes

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El paisaje urbano de Woodstock (Illinois) quedó alterado para siempre por Atrapado en el tiempo. Y no nos referimos sólo a la placa que reza "Bill Murray tropezó aquí": sin ir más lejos, los vecinos del pueblo solicitaron que el Tip Top Café siguiera en su lugar tras el rodaje. Si te planteas visitarlo, eso sí, te avisamos de que el negocio cerró en 2012, y su local aloja ahora a un restaurante griego. Por otra parte, olvídate de hacer reservas en el Gran Hotel de Pensilvania: el edificio en el que se aloja el protagonista del filme corresponde en realidad a un teatro de la ópera.

Atrapados en la última escena


Generalmente, rodar la última escena de una película suele ser algo sencillo, máxime si no conlleva grandes complicaciones técnicas. Sin embargo, para el final de Atrapado en el tiempo hicieron falta la friolera de 25 tomas. ¿Por qué? Pues por qué va a ser: por las manías de Bill Murray. El actor y Harold Ramis se enzarzaron en una discusión acerca de si Phil debería llevar un pijama o ir vestido de calle, y (según cuenta el actor Stephen Tobolowski) su bronca llegó a tales cotas que optaron por una solución salomónica: hacer que el equipo de rodaje votase sobre el asunto. Pero la votación acabó en empate, con lo que Murray siguió negándose a rodar la escena... Hasta que una ayudante de decoración pronunció las palabras mágicas: "Debería ir vestido de calle, porque es más gracioso". Una vez rota la disyuntiva, todo debería haber ido como la seda, pero la estrella y el director volvieron a discutir (esta vez, sobre si el tono debía ser más o menos cómico), mientras a su alrededor los técnicos se sentían atrapados en su particular Día de la Marmota.

La marmota mística


Al final, parece que Bill Murray llevaba la razón, y Atrapado en el tiempo es un filme que admite hondas lecturas religiosas y filosóficas. Al menos, así opinaron los responsables del ciclo El Dios oculto: cine y fe que se proyectó en 2003 en el MOMA de Nueva York: durante dicho evento, la película de Harold Ramis compartió cartel con cintas tan solemnes como Nazarín, de Luis Buñuel, Los comulgantes (Ingmar Bergman) y Andrei Rublev, de Andrei Tarkovsky. El director, agnóstico confeso, se divierte mucho contando cómo durante estas dos décadas y pico no ha parado de recibir parabienes de líderes budistas, rabinos judíos y teólogos cristianos, quienes interpretan el periplo de Phil como una metáfora del camino del alma hacia la perfección (cada uno según las peculiaridades de su fe, claro).

La melodía circular del hombre del tiempo


Con un curriculum en el que brillan obras como Sweeney Todd, Golfus de Roma y (como letrista) West Side Story, Stephen Sondheim es uno de los compositores más legendarios de Broadway, conocido tanto por sus partituras diabólicamente complejas como por el vitriolo de sus textos. Así pues, cuando empezó a correr el rumor de que Sondheim se planteaba convertir Atrapado en el tiempo en un musical, Harold Ramis experimentó un subidón de los que hacen época. Finalmente, el músico renunció a la empresa, pero por razones que también debieron alegrar mucho al director: "Atrapado en el tiempo es una película perfecta", explicó Sondheim en 2008, "y no se puede mejorar lo inmejorable". Actualmente está en marcha otro proyecto para llevar el filme a los escenarios, esta vez con Tim Minchin como compositor y el guionista original, Danny Rubin, firmando el libreto.

Un remake italiano en las Canarias


Lector, ¿has visto una película italiana titulada Un día sin fin? Pues, si no lo has hecho, que sepas que se trata de un remake a la europea de Atrapado en el tiempo en el que el protagonista (Antonio Albanese) no es un hombre del tiempo, sino un guionista de documentales que parte hacia Tenerife para rodar imágenes de cigueñas. La película, que cuenta también con Goya Toledo (en el papel de Rita), Pepón Nieto y Beatriz Rico, viene a ser una versión más soleada del original, que también juega más a fondo con los aspectos crueles y antisociales de su personaje principal. Ah, y en ella el I Got You Babe de Cher y Sonny Bono se ve reemplazado nada menos que por el Sarandonga de Lola Flores y Antonio Gonzalez 'El Pescadilla'. Toma color local...

Ramis se lleva un recuerdo

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Como hemos dicho antes, Harold Ramis y Bill Murray acabaron partiendo peras tras Atrapado en el tiempo. Algo lamentable por lo demás, y que (sospechamos) dejó al director bastante tocado. ¿Por qué? Pues porque, tras el final del rodaje, Ramis se quedó como recuerdoel abrigo que Murray lleva puesto en la mayoría de las escenas. Oooh...

¡Bien excursionistas, arriba! Despertad y no olvidéis los descansos porque hoy hace frío. Hace frío todos los días. ¿Dónde creías que estabas, en Miami?

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