Que no te moleste saber de mí durante unas horas cuando a mí no me ha molestado saber de ti durante toda mi vidaLisa Bredle se ha ido, o lo que es lo mismo, Joan Fontaine ha fallecido. La veterana actriz falleció el día de ayer, cuando aún asimilábamos la pérdida de Peter O’Toole, en Carmel por causas naturales. Tenía 96 años.
El cinéfilo reconocerá enseguida que la frase empleada al inicio, demoledora como pocas, no pertenece a esa obra maestra entre las obras maestras titulada ‘Carta de una desconocida’ (‘Letter From a Unknowoman’, Max Ophüls, 1949) —próximamente en cierto especial—, sino a la inmortal novela de Stephen Zweig. En cualquier caso es una frase que siempre viene a mi memoria cuando pienso en Joan Fontaine y la cantidad de buen cine que me hizo disfrutar de niño, adolescente y adulto. La primera vez que la vi fue en ‘Rebeca’ (‘Rebecca’, Alfred Hitchcock, 1940), por la que obtuvo su primera nominación al Oscar, con toda justicia merecida, pero le fue arrebatado por Ginger Rogers.
Fue al año siguiente cuando la actriz, natural de Japón, se hizo con la dorada estatuilla por un nuevo trabajo a las órdenes del mago del suspense en ‘Sospecha’ (‘Suspicion’, 1941), logrando ganar a su hermana, Olivia de Havilland que estaba nominada por ‘Si no amaneciera’ (‘Hold Back the Dawn’, Mitchell Leisen, 1941). Ambas hermanas se odiaron toda su vida y compitieron siempre por los papeles más importantes en la época dorada de Hollywood.
La actriz se especializó sobre todo en personajes frágiles y tímidos, como lo demuestran sus papeles en ‘El bígamo’ (‘The Bigamist’, Ida Lupino, 1953), ‘Más allá de la duda’ (‘Beyond a Reasonable Doubt’, Fritz Lang, 1956), ‘Nacida para el mal’ (‘Born to be Bad’, Nicholas Ray, 1950) e incluso ‘Mujeres culpables’ (‘Until They Sail’, Robert Wise, 1957). Adiós a la más delicada de las actrices.
Via:Blog de cine
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