domingo, 24 de noviembre de 2013

Actores de prestigio en sagas juveniles: aciertos y fallos

Con su participación en 'Los juegos del hambre: En llamas', Philip Seymour Hoffman es el último de una serie de intérpretes con premios y renombre que se dejan ver en papeles secundarios dentro de sagas juveniles. Pero no todos han estado igual de acertados... Por DANIEL DE PARTEARROYO

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Cuando elaboramos la guía para iniciar una saga juvenil en el cine, el cuarto paso resaltaba la importancia de contar con uno o varios secundarios de lujo interpretados por actores y actrices de renombre que ayuden a dar brillo a la película. No es que Los juegos del hambre tuviera poco con Donald Sutherland y Stanley Tucci entre las grandes figuras de Panem (el primero es nada menos que el Presidente Snow, así que poca broma), pero en la secuela Los juegos del hambre: En llamas Lionsgate y el director Francis Lawrence han llevado más lejos la apuesta añadiendo al cóctel el talento de Philip Seymour Hoffman (y de Jeffrey Wright y Amanda Plummer, ya puestos). Pero eso no es todo: sabemos que las tercera y cuarta partes de la saga tendrán a Julianne Moore entre sus filas. Por su parte, la futura Divergente abrirá fuego con Kate Winslet.
Sin embargo, el trato (las películas ganan prestigio, los intérpretes obtienen suculentos honorarios por escaso tiempo en pantalla) no siempre sale tan bien como está planeado y, en algunas ocasiones, el tiro sale por la culata. Por eso, basándonos en experiencias recientes, hemos recopilado los principales aciertos y errores a la hora de fichar a un actor o actriz de renombre para tu saga juvenil.
ACIERTO: Añaden valor e interés a sus papeles
Haymitch
El principal problema de estas franquicias es que suelen ser adaptaciones de novelas juveniles a las que se quiere sacar el máximo rendimiento cuanto antes, por lo que es habitual que los guiones sean un revoltijo de secuencias encadenadas que intentan mantenerse fiel a la fuente original para que el fandom no les saque los ojos pero, al mismo tiempo, también aligerar el material escrito y homogeneizarlo según la narrativa blockbuster del momento. Como resultado, muchos personajes pierden su esencia hasta quedar en un icono sólo reconocible por el público iniciado gracias a su caracterización, pero que no dice nada a los demás. ¿Cómo compensarlo? Con un buen actor detrás. ¿Cómo íbamos a tener aprecio a las simplificadas versiones fílmicas de Haymitch o Effie si no fuera por Woody Harrelson y Elizabeth Banks? Y plantéate esto: ¿habría cambiado en algo nuestra percepción de Crepúsculo si entre los vampiros hubiera habido gente como Gary Oldman? Si ya simplemente las apariciones de alguien como Michael Sheen ya hacían subir enteros a la saga basada en las novelas de Stephenie Meyer...

ACIERTO: Son una decoración elegante
Harry Potter
Que Hogwarts tuviera el claustro más carismático de todo el cine británico no era casualidad. Contar con Alan Rickman, Maggie Smith, Kenneth Branagh, Emma Thompson, Brendan Gleeson o Jim Broadbent para dar clase no es algo que todos los colegios de magia y hechicería se puedan permitir, pero tampoco hay que olvidar a esos otros adultos satélites de las aventuras de Harry, Ron y Hermione: Gary Oldman, John Hurt, Helena Bonham Carter, Miranda Richardson... Porque la habilidad pedagógica de estos personajes quedaba eclipsada por el valor estético de su presencia en aulas y pasillos. ¡Y esos acentos! Tan importante era su presencia física que ni siquiera el fatídico cambio de Richard Harris por Michael Gambon como Dumbledore supuso un excesivo trauma.

FALLO: Pueden distraer de lo importante
Nicole Kidman
La brújula dorada se encontró con varios problemas en su intento por llevar la saga La materia oscura de Philip Pullman al cine, pero quizás uno de los más chirriantes fue la presencia de Nicole Kidman como la señora Coulter (una decisión de cásting impulsada por el propio Pullman, que Kidman declinó en un primer momento). Situada en medio de una época catastrófica artísticamente para la actriz (Invasión, Australia, Nine), la espigada afectación de su personaje y lo perdida que parece ella hicieron que rivalizara en irrealidad con los efectos especiales de Rhythm and Hues, responsables de los daimonion.

ACIERTO: Pueden contribuir a crear personajes memorables
Voldemort
Hasta que Lord Voldemort no apareció bajo la figura de Ralph Fiennes, lo cierto es que sus trifulcas con Harry Potter nos parecían bastante ridículas. Pero claro, una vez que el actor inglés se apoderó de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado y fue puliendo su interpretación película tras película, fue capaz de ir dando cada vez más miedo y ya ni se nos pasaba por la cabeza reírnos de su rinoplastia.

FALLO: Quizás no pillen el tono de la película
Emma Thompson
Sólo hay que ver el cachondeo que se llevan Emma Thompson y Jeremy Irons con sus personajes de Hermosas criaturas en oposición al romance sacaroso entre los protas Alice Englert y Alden Ehrenreich, la actitud fabuladora de Viola Davis o el aspecto de melodrama suave que el director Richard LaGravenese confirió a la película para darse cuenta de que algo no estaba muy armonizado. Y es que una buena comunicación y dirección de actores debe ser fundamental si no quieres que tus intérpretes habituados a textos shakesperianos se tomen demasiado a la ligera los personajes por estar ante un relato fantástico dirigido al público juvenil.

FALLO: Sólo hay un número finito de ellos
Cazadores de sombras

Esto provoca que, cuando faltan (ya sea por limitaciones presupuestarias de la producción o porque el proyecto no ha conseguido interesarlos), se nota su ausencia. De ahí la decepcionante sorpresa al no encontrar nominados al Oscar entre el reparto de Cazadores de sombras: Ciudad de hueso; hay que irse hasta el Globo de Oro de Jonathan Rhys Meyers para encontrar lo más parecido a un aroma a estatuilla. Como ocurre con toda burbuja, la escalada de adultos con prestigio en las películas para jovenzuelos se encamina hacia su propia explosión, ya que los primeros escasean, así que quizás sea hora de pasar al siguiente paso: que estos filmes creen sus propios talentos dramáticos. Con el ejemplo de Jennifer Lawrence, oscarizada antes de alcanzar el ecuador de Los juegos del hambre, vamos por el buen camin

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