Entrevistar a directores y estrellas en festivales y grandes eventos tiene un precio, que puede ser muy alto. Explicamos quiénes pagan, cómo y por qué. Por YAGO GARCÍA
Para empezar, señalemos algo importante: no son los medios, sino las distribuidoras de la película en cada país, quienes pagarán a las productoras o a las agencias de prensa por cada periodista al que inviten. Algo que obedece a dos realidades: la recaudación de un filme depende, en gran medida, del barullo que arme en los medios, y los gastos promocionales (sobre todo en casos de grandes producciones) pueden ser estratosféricos. Nando Salvá, crítico de El Periódico de Catalunya y colaborador de CINEMANÍA, que nos ha mandado sus crónicas desde Cannes, explica el sistema: "La lógica de las productoras es que llevar a sus estrellas de paseo a los festivales y reunirlas con la prensa conlleva unos costes, y que, si una empresa española se va a beneficiar de que un periodista español hable con, pongamos, Sofia Coppola, es dicha empresa española la que tiene que pagar".
"Tampoco es nada del otro jueves", dice Nadia López. Profesional con mucha experiencia en la promoción de películas, la que fuera responsable de prensa de Alta Films aporta su visión sobre el asunto: "Las agencias de ventas [que ofertan las películas a las distribuidoras] contratan a agencias de prensa. Y, como un junket internacional conlleva muchísimos gastos, ellos te cobran un tanto alzado". Según refiere Nadia, charlar con Bill Murray o Bruce Willis puede salirte por unos módicos 1.800 euros, en el contexto de un festival. Ahora bien, ¿cobran las estrellas por estos tratos? "En el caso de las películas independientes, desde luego que no. Ahora bien, a mí me ha llegado voz de que las majors de Estados Unidos sí que pagan a los actores un plus por dejarse entrevistar".
Ahora bien, supongamos que una distribuidora española, por la razón que sea, no se presta a pagar por tener acceso a la prensa. ¿Qué ocurriría? "Pues que los periodistas de tu territorio no cubrirán esa película", responde Nadia López. Lo cual, puntualiza, no tiene por qué ser siempre cierto: "Hay reporteros freelance con mucha experiencia y muchos lectores que conocen a los relaciones públicas. Y estos, a su vez, saben que es beneficioso hacerles un hueco a algunos medios aunque no hayan pagado". Nando Salvá, por su parte, explica que este sistema tiene sus puntos oscuros: por un lado, en su opinión, "los precios son abusivos, se mire por donde se mire". Y, por otro, "la alfombra roja de un festival proporciona a cada personaje una exposición mediática que no afectará a una sola película, sino a todas las películas de la productora".
A Nando Salvá aún le queda un argumento de peso: el hecho de que se pague a cambio de unos minutos de conversación crea un ambiente de subasta y pujas del cual tanto los medios como sus lectores (espectadores, en un futuro, de las películas) pueden salir perjudicados. Al igual que "algunas distribuidoras no pagan, porque saben que se hablará de sus filmes con o sin entrevista", en otros casos "se nomina a un número muy limitado de periodistas, que siempre son los de los medios grandes". "Ningún medio español ha entrevistado a Sofia Coppola en Cannes [donde presentaba The Bling Ring] porque el precio era demasiado alto", explica a continuación, "pero hablar con Tilda Swinton y Tom Hiddleston, que han venido a presentar Only Lovers Left Alive, es mucho más barato, de ahí que sí hayan hablado con ellos". Nadia López, por su parte, nos habla de la otra cara de la moneda: es muy frustrante para una compañía desembolsar una cantidad para que, finalmente, el medio de marras no publique la entrevista, por falta de oportunidad o de espacio.
Luis Martínez, del diario El Mundo, sabe muy bien de lo que hablamos: "Mover dinero a cambio de entrevista es algo habitual en festivales internacionales: hablar con Michael Moore, sin ir más lejos, suele costar una burrada". Y nos ofrece otra razón poderosa para rehusar entrar en el juego: garantizar a un periódico, una TV o una web un espacio en la agenda de prensa puede ser entendido como un favor, y como dice el refrán, "favor con favor se paga". "Esta situación te lleva muchas veces a recibir indicaciones sobre cómo quieren que vaya la entrevista, el tipo de preguntas o lo crítico que puedes ser", indica. Y remacha: "Que se pague, pues no lo veo mal. Lo que sí es grave es que te pidan algo a cambio".
Via:CINEMANIA
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