El 28 de enero de 2000, los espectadores españoles conocimos a Lester Burnham, a su familia y a sus vecinos. Lo celebramos en este reportaje. Por YAGO GARCÍA
Hablemos de rosas...
La promoción española de American Beauty ya lo recalcó en su día, pero el título de este filme es un doble sentido basado en las flores que el personaje de Annette Bening cultiva en su (perfecto) jardín. Cultivada por primera vez en Francia en 1875, e introducida en EE UU ese mismo año, se trata de una variedad caracterizada por la ausencia de espinas en el tallo y por una apariencia tan perfecta que resulta casi artificial, pero cuyas raíces se pudren con mucha facilidad. La rosa 'American Beauty' también es la flor oficial del Distrito de Columbia, y en 1970 prestó su nombre a un bonito disco de los Grateful Dead.
¿Autobiografía? Pues va a ser que sí
Aunque se lleven bastantes años de diferencia, Lester Burnham y el guionista Alan Ball, futuro responsable máximo de True Blood, comparten muchos rasgos en común: el escritor, que acababa de llegar a Hollywood tras una etapa trabajando en TV, estaba hasta las trancas de su trabajo, y pasaba por una feroz crisis de la mediana edad que le llevaba a replantearse su vida. Por otra parte, Ball volcó buena parte de su historia personal en Ricky Fitts (Wes Bentley). Porque el guionista, él mismo homosexual, tenía fuertes sospechas de que su difunto padre (inspector aeronáutico de profesión) había pasado su vida encerrado en el armario.
La famosa bolsa de plástico
Ya que estamos con Ricky Fitts, ¿recuerdas su filmación de una bolsa de plástico arrastrada por el viento? Exacto: esa imagen que le dio la idea de que "una fuerza increíblemente benévola" controlaba el mundo. Pues, lo creas o no, está basada en un hecho real: Alan Ball confiesa haber tenido una epifanía similar cuando meditaba sobre su futuro sentado frente al World Trade Center de Nueva York en 1991. Menos mal que el guionista pudo hacer valer su voz frente a los productores que pretendían cortar la escena tachándola de supérflua.
Un caso célebre y una novela escandalosa
La tercera fuente de inspiración para American Beauty salió de los titulares de la prensa: hablamos del caso de Amy Fisher, la 'Lolita de Long Island'. En 1992, esta joven de 17 años disparó en la cara a la esposa de su amante, un hombre mucho mayor que ella llamado Joey Buttafuoco. El caso conmovió a Ball, no por la historia revelada en los tribunales, sino porque el guionista percibió "una realidad mucho más trágica, y mucho más interesante" en ese caso de pasiones prohibidas y suburbanas. A través del caso Fisher, American Beauty estableció una conexión con el clásico de Vladimir Nabokov y la película de Kubrick: el nombre de Lester Burnham es un anagrama de "Humbert Learns" ("Humbert aprende"), en referencia al pedófilo protagonista de Lolita.
La apuesta segura de Mr. Spielberg
Así las cosas, Alan Ball escriibió American Beauty, no como un guión de cine, sino como una obra de teatro. Pero se decidió a presentar el tratamiento a las productoras de Hollywood para que así los ejecutivos se quedaran con su nombre. En un golpe de suerte, el texto llamó la atención de Steven Spielberg y sus socios de Dreamworks: la empresa estaba tan segura de las posibilidades del libreto que se aseguró los derechos por 254.603 euros (ajustados), pasando por encima de MGM y Fox, entre otras compañías interesadas.
¿Quién va a dirigir esto?
Mike Nichols (El graduado), Terry Gilliam y Robert Zemeckis son tres directores de cine con algo en común: los tres rechazaron hacerse cargo de American Beauty cuando Dreamworks les ofreció el proyecto. Un director de teatro inglés llamado Sam Mendes se topó con el guión en una visita a casa de su agente, quedó encantado con la historia... Y tuvo la suerte de que tanto Spielberg como Alan Ball estaban familiarizados con su trabajo en Broadway, con lo cual acabó llevándose el gato al agua. La jugada salió redonda: el filme no sólo proporcionó a Mendes un debut aclamadísimo por el público y la crítica, sino que también le puso entre las manos un Oscar al Mejor Director. Eso sí, el ex marido de Kate Winslet reconoce que su colega Spielberg (quien acabaría entregándole la estatuilla, como puedes ver en el vídeo) le sirvió de mentor durante el rodaje: "Se presentó tres veces en el plató diciendo 'se me ha ocurrido una idea", comentó Mendes, "y esas tres escenas se quedaron en la película".
"Quiero tener buena pinta desnudo"
¿Te imaginas a Bruce Willis, Kevin Costner o John Travolta viviendo "el mejor momento del día" en la soledad de su ducha? Pues estos tres actores fueron serios candidatos a interpretar a Lester Burnham... Hasta que Sam Mendes hizo valer su control creativo. El guionista no quería a una gran estrella que distrajese al público, así que (tras ver su trabajo en Glengarry Glenn Ross, Seven y Sospechosos habituales) propuso el nombre de Kevin Spacey. Preparando la película, el actor, el guionista y el director se hincharon a ver El apartamento para darle el tono correcto a Lester. En justa correspondencia, cuando recogió su Oscar al Mejor Actor Principal, Spacey le dio las gracias a Jack Lemmon por haberle inspirado tanto.
"La primera vez", pero de verdad
Como ocurre muchas veces, American Beauty sufrió una larga metamorfosis que pasó por la escritura inicial, el rodaje y la postproducción. Para empezar, la estructura original del filme era un conjunto de flashbacks narrados por Carolyn (Annette Bening), Jane (Thora Birch) y Ricky Fitts durante interrogatorios policiales. Y, para seguir, en el guión original, Lester Burnham sí que conseguía llevarse al huerto a Angela (Mena Suvari). Si el antihéroe se lo piensa es por obra de Sam Mendes, quien consideró que el sexo entre un cuarentón y una adolescente sería llevar las cosas demasiado lejos.
Una cena con espárragos
Dentro de un filme con un reparto tan sobresaliente como este, la capacidad de Kevin Spacey para llevarse a Lester Burnham a su terreno sorprendió a propios y extraños. Un buen ejemplo es la escena en la que el protagonista pierde los estribos en medio de una cena familiar: mientras que en el guión original Lester tira el plato con espárragos al suelo, Spacey decidió en el último momento (y sin decírselo a nadie) arrojar las verduras contra la pared del decorado. Ahora ya sabes por qué Annette Bening y Thora Birch ponen esas caras de susto.
Los guardianes de la moral meten baza
¿Cuál fue la escena del filme que propinó a Sam Mendes más desencuentros con la censura? Seguro que estás pensando que hablamos de alguno de los momentos oníricos del personaje de Mena Suvari, ¿verdad? Pues no fue así: nos referimos al fugacísimo momento en el cual Thora Birch se queda en topless. Resulta que la actriz aún era menor de edad (17 años por entonces), así que hizo falta que sus padres firmasen un consentimiento formal, y la escena fue rodada en presencia de agentes de los servicios sociales, para asegurar que los miembros del equipo no se propasaban.
Del cero al infinito
¿Ves el gráfico de arriba, cortesía de Wikipedia? Pues representa la trayectoria de American Beauty en los cines de EE UU y deja clara una cosa: la clave del éxito del filme en su país de origen fueron los tres Globos de Oro que este ganó en enero de 2000. Tras un estreno limitado bastante rentable, y una primera salida comercial considerable aunque algo efímera, American Beauty se reestrenó en nada menos que 1.287 salas tras ganar dichos premios. Y, cuando la cinta recibió ocho Oscar en marzo, dicha cifra aumentó hasta las 2.000 pantallas. Para que luego digan que ganar premios no sirve de nada...
...Y todo fue cuesta abajo
Salvo en el caso de Alan Ball, Sam Mendes y Annette Bening (que volvió a ganarse el favor del público en 2011 gracias a Los chicos están bien), el equipo de American Beauty parece preso de una maldición por exceso de popularidad. Kevin Spacey arruinó su prestigio en los años subsiguientes merced a filmes mediocres como Cadena de favores y La vida de David Gale, Wes Bentley parece instalado para los restos en roles secundarios (el año pasado le vimos en Los juegos del hambre) y Mena Suvari tiene como hitos más destacables sus roles en la saga American Pie y la serie A dos metros bajo tierra. En cuanto a Thora Birch, si bien supo escoger bien dos de sus papeles posteriores (Ghost World y The Hole), vio como su popularidad disminuía rápidamente con los años. Para colmo, American Beauty fue proclamada "Película Más Sobrevalorada de la Historia" en 2005 por la revista británica Empire. "Tal vez los críticos exagerasen un poco en su momento", reconoció Sam Mendes al enterarse de la noticia.
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