sábado, 21 de mayo de 2011

Festival de Cannes 2011: 'La piel que habito', enfermiza obsesión


¿Podemos dejarlo para mañana? Es que el tigre me ha dejado hecha polvo.

Vera (Elena Anaya)

Aquí adoran a Pedro Almodóvar. A las ocho y media de la mañana (de ayer) teníamos el pase de su nuevo trabajo, ‘La piel que habito’, y en cuanto ha aparecido su nombre en la gran pantalla, los aplausos y los vítores han resonado con fuerza en el Gran Teatro Lumière. A estas alturas ya he visto casi todas las películas de la sección oficial del Festival de Cannes 2011 y hasta ahora no había presenciado algo semejante. Se derriten con el cineasta manchego, que ha generado mucha expectación con su llegada a la Croisette, acompañado por los protagonistas de ‘La piel que habito’. Solo Antonio Banderas le eclipsó en atención mediática, respondiendo siempre el malagueño con encanto y profesionalidad, sin rastro de divismo alguno, acercándose a la gente que le esperaba para pedir un autógrafo o una foto. Almodóvar dijo que tenía prisa. Debió dejarse la plancha encendida.

Aunque está basada en la novela ‘Tarántula’, la película es totalmente “almodovariana”; el director español se sirve de la obra de Thierry Jonquet para trasladarla a su terreno, para volver a sus personajes y sus temas, incorporando nuevas ideas pero manteniéndose fiel a su estilo. Es un trabajo que al menos superficialmente se desmarca de las historias que suele firmar Almodóvar, al incluir elementos de terror y ciencia-ficción (pudiendo atraer a espectadores que normalmente no tienen interés en su cine), pero ‘La piel que habito’ lleva su firma, es suya y de nadie más, así que sus seguidores no se sentirán decepcionados. Al margen de la codiciada Palma de Oro, que se la puede llevar perfectamente, tengo curiosidad por saber cómo funcionará esta película en taquilla, me parece demasiado siniestra para convertirse en un éxito. Lo que sí deben hacer cuanto antes es montar otro tráiler, con el lamentable teaser que lanzaron para Cannes solo provocarán más temores infundados. Visualmente es impecable, la inspirada música de Alberto Iglesias encaja como un guante y la relación entre los protagonistas es gozosamente inusual y perversa. Se agradece ver algo tan arriesgado.

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El personaje principal sobre el que gira la sorprendente trama de este peculiar thriller de tortuosa venganza (se acuerda uno de Park Chan-wook en algún momento) es un respetado y ambicioso cirujano plástico obsesionado con la idea de crear una nueva piel, resistente a los mosquitos o al fuego (su mujer sufrió graves quemaduras en un accidente de tráfico). La comunidad científica rechaza por cuestiones de ética las investigaciones del doctor Robert Ledgard (interpretado por un convincente Antonio Banderas, posiblemente en su mejor papel hasta la fecha), pero él no piensa detenerse ante nada, llegando a límites insospechados. Años después de la tragedia, Robert consigue a la persona ideal en la que probar sus hallazgos. No os conviene saber más. “Es un intenso drama que a veces se inclina por el noir, a veces por la ciencia-ficción, y otras por el terror”; las palabras de Almodóvar tras acabar el montaje definitivo de su decimoctavo trabajo.

Le faltó añadir que también hay una buena dosis de comedia (a veces bruta, a veces sutil, y algunos se confunden, y se molestan porque no entienden de qué se ríen los demás) y de sexo, dando como resultado un cóctel explosivo, intenso y retorcido, terriblemente enfermizo. Comienza con tibieza ‘La piel que habito’, algo torpe presentando a Robert (las discusiones científicas son tan ingenuas que no te crees ningún diálogo) y de su única paciente/prisionera (Elena Anaya, preciosa pero desafortunada con su composición); es a raíz de la entrada del tigre, y posterior extenso flashback cuando Almodóvar toma por fin las riendas del relato con seguridad y nos sumerge en una espiral de intriga y violencia, regada de contundentes escenas sexuales y destellos humorísticos marca de la casa. Puede que alguno se sienta incómodo con tanto desfase, pero lo que pide esto es liberarse y disfrutar, pase lo que pase en la pantalla.

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A la rueda de prensa, repleta de periodistas (imposible entrar si no eres rosa), acudieron el director y los protagonistas principales de su nuevo trabajo, Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes, Blanca Suárez y Roberto Álamo. Almodóvar estaba encantado y no dudó en hablar de manera empalagosa de su trayectoria y su nueva película: “Empecé con la comedia pop, pasé por el melodrama… Ahora he llegado al thriller, que hoy por hoy es mi género favorito, reúne las mejores posibilidades para transitar por otros géneros… Porque yo me salto las reglas de los géneros. No se puede rodar hoy un thriller con la inocencia de los años cincuenta. De hecho, para buscar referencias pensé más en el terror, en los primeros trabajos de Fritz Lang, y durante meses estuve tentado de hacer un film a su manera, rodarla en blanco y negro y muda. Pero me di cuenta que no encajaba con la historia”. También reconoció las influencias de ‘Los ojos sin rostro’, que le fascina, y ‘Frankestein’, a lo que añadió que cree que hay algo de Prometeo, cambiando la luz por transgénesis. Por su parte, Banderas agradeció la oportunidad de volver a trabajar con Almodóvar veinte años después de ‘Átame’, aclarando que el suyo ha sido “un trabajo gestualmente económico, de tormento sin gesto, de frialdad, porque Pedro buscaba un horror frío”.

Texto:Juan Luis Caviaro
Via:blog de cine

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