Antes de comentar esta noticia, quiero confesar que soy fan de Tom Cruise.
Sí, sí, lo soy, pero del Cruise de ‘Rain Man’, el de ‘Algunos hombres buenos’, ‘La Tapadera’, y especialmente del Tomasete que trabajó en ‘Nacido el cuatro de julio’, ‘Jerry Maguire’, ‘Magnolia’ y ‘Collateral’. Ah, y que no se me olvide del acojonante cameador nominado de ‘Tropic Thunder’.
No es tan mal actor como lo quieren perpetuar, simplemente le mata sus ‘excentricidades’ privadas sectarias. Y así no hay forma de que lo tomen en serio.
Dicho esto, la verdad es que no me hubiera importado ver a Cruise en ‘The Imaginarium of Doctor Parnassus’ sustituyendo al malogrado Heath Ledger (colega, te echamos de menos).
Esta película de Terry Gilliam era una oportunidad de lujo para el que fue hace un tiempo una de las estrellas más poderosas de Hollywood, estoy seguro que un salvoconducto para pasar a formar parte de aquellas películas que al final del año circulan con el cartelillo de ‘para su consideración’, intentándose camelar a la A.M.P.A.S.
Y Tom estaba deseando entrar, al menos eso parecía por las gestiones desesperadas de su agente.
Según cuenta Gilliam, Cruise fue uno de los que se ofrecieron para ocupar el lugar de Ledger cuando Terry decidió tirar del recurso (esperemos que brillante) de utilizar a otro actor para las escenas de fantasía del filme, y dejar las escenas póstumas rodadas por Heath para el mundo real de la cinta.
Sin embargo, Gilliam declinó la oferta. No, no porque pensara que Tom no era el indicado para el papel (o tal vez sí, no sé) sino por una razón más sencilla y menos maliciosa: estaba interesado que intervinieran las personas que eran amigos de Ledger.
Tan simple como eso. Quería mantenerlo todo en la familia, de ahí el fichaje del supermaquinón John Depp (tío, eres un crack), el infravalorado Jude Law (merece más suerte) y el autodesaprovechado Colin Farrell (céntrate macho).
Lo que está claro es que Cruise necesita una rehabilitación de su imagen, porque este tipo es bueno, cuando decide bien. Pero tiene que olvidarse de las ‘misiones imposibles’.
Texto:David cardenas
Vía:Tublogdecine
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