La preciosista ‘Loreak’ y el humor triste de ‘Negociador’ se nos suben a
la cabeza en la cuarta jornada de la 62 edición de Zinemaldia.
¿De qué se habla hoy en San Sebastián? De flores. De ramos de
colores y de rosas rojas. Como las que me encontré anoche al llegar al
hotel, sobre la cama blanca, con una nota: Sólo son flores.
Primero, la sorpresa, las preguntas (quién, por qué) y la sonrisa
tontorrona. Luego, en la recepción del hotel: No sabemos quién fue. Y el
paseo por la playa de la Concha, con el cielo de tormenta, los
paseantes en neopreno y las casas mirando al mar tan silenciosas.
Bataplán, La Perla, el Café La Concha. Es fácil sentirse guapa en
Donosti, tan perfecta como una de esas bolas de cristal en las que
nieva. Al fin y al cabo las flores sólo son eso, flores.
¿Qué hemos visto? En el cine se despejó la incógnita. Loreak, la primera película rodada íntegramente en euskera que compite en Sección Oficial del Festival,
cuenta la historia de una mujer sola que empieza a recibir ramos de
flores. Son ramos anónimos, sin remitente ni nota. Tan hermosos como la
película que los encierra, gélida, quieta. Ella los pone en agua. Los
contempla. Empieza a sentirse guapa, a dejar que la miren mientras
pasea. Son sólo flores pero algo cambia. Hasta que la trama se enrosca
en otras soledades, se complica y se enfría como un ramo sobre una tumba
de asfalto.
En Negociador no hay flores pero sí que hay vascos. La película que Borja Cobeaga rodó mientras Ocho apellidos vascos
se convertía en la película española más taquillera de la historia es
la crónica de las fallidas conversaciones que el Gobierno español
mantuvo con ETA entre 2005 y 2006. Por supuesto, esto no es un
documental ni tampoco un drama. Estamos hablando del director de Pagafantas y No controles. Con un humor triste, alexanderpaynesco, con ese gusto del director de Nebraska
por los protagonistas entrañables y desastrados y por las secuencias
afincadas en la vida más cotidiana, Cobeaga pone el foco en la
intrahistoria de la fallida tregua. Qué comían los negociadores, qué tal
se llevaban, con qué indumentaria salían a hacer footing por las mañanas. Habrá a quién no le haga ni pizca de gracia y aquí entraríamos a debatir sobre los límites de la comedia. Puede que Negociador no lleve flores, pero seguro que pincharán sus espinas.
¿Qué hemos comido? Pintxos en la Fiesta del cine vasco de
Bataplán –ayer fue monotema, creo que ya hasta chapurreamos algo de
euskera-. Camisas negras y mucho barbas, Gildas y hasta un señor con txapela.
¿Qué esperamos de la jornada de mañana? El hype de la semana es Edén, la nueva película de Mia Hansen-Løve sobre la era dorada del House. Nos morimos de ganas de bailar al son de la directora de El padre de mis hijos y Un amour de jeunesse. Una peli sobre la que escribirá mi compañero Daniel de Partearroyo, al que pasaré el testigo de estas crónicas a partir de mañana.
Conchómetro: Se habla mucho del drama nórdico, de Silent Heart y la nueva peli de Susanne Bier (A Second Chance). Nosotros seguimos pensando en La isla mínima y la coreana Haemoo. Aunque la chilena que hemos visto esta mañana, La voz en off,
podría aspirar a mejor guión. Pinta un palmarés de historias tristes.
Bellas pero duras. Después de todo, como las flores, sólo son películas.
Via:cinemania
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