Siempre es interesante ver cómo una tortilla da la vuelta, sobre todo cuando cae del lado que a uno le gusta. Y es difícil resistirse a la curiosidad cuando un statu quo largamente mantenido parece invertirse, dejando a los más fuertes en una situación apurada mientras que los más débiles obtienen, no ya un momento de respiro, sino un triunfo. Sin ir más lejos, podemos fijarnos en el contraste entre el cine español y la industria de Hollywood durante lo que llevamos de año: mientras la maquinaria fílmica de EE UU se resiente de un verano desastroso, con sólo los éxitos de Guardianes de la galaxia y Transformers: La era de la extinción para salvar los metafóricos muebles, la industria de nuestro país exhibe unas cifras muy buenas. Óptimas, incluso, y tan espectaculares que, de seguir su racha, el cine español podría obtener sus mejores resultados en lo que llevamos de siglo.
Por supuesto, y como ya imaginarás, el clamoroso éxito de Ocho apellidos vascos tiene mucho que ver en ello, por no decir todo: según datos de Box Office Mojo, la comedia de Emilio Martínez Lázaro lleva acumulados 59 millones de euros cuando redactamos este informe, encabezando cómodamente los parciales anuales de recaudación y con Maléfica siguiéndola a mucha distancia (13 millones). Un dato que se vuelve más clamoroso cuando lo contrastamos con los resultados del año pasado. Según datos de la empresa auditora Rentrak, en 2013 nuestro cine se llevó sólo 70 millones de euros: una cifra matizable, además, porque en ella se incluyen las recaudaciones de Mamá y Fast & Furious 6, dos coproducciones con capital patrio, pero cuya inclusión en el sumatorio causó no poca polémica debido a su carácter esencialmente hollywoodiense. También de acuerdo con Rentrak, sin embargo, el acumulado global del cine español en el período de enero a agosto de 2014 llega a los 77 millones de euros. Efectivamente: sólo a lo largo de ocho meses, la industria de aquí ha amasado una suma superior a la que se llevó durante los 365 días del ejercicio anterior. Es para alegrarse, ¿no?
Pues todavía podría ser mejor si hacemos un poco de futurología: El Niño, la película de Daniel Monzón sobre narcos y policías en el estrecho de Gibraltar, superó a Ocho apellidos… en su primer fin de semana llevándose 2,85 millones. En espera de nuevas noticias sobre el devenir de este filme en taquilla, debemos contar también con que se avecinan producciones con grandes expectativas comerciales. El peso pesado, claro está, es Torrente: Operación Eurovegas: en 2011, la cuarta aventura del detective más casposo acumuló 21,6 millones de euros y nada nos dice que su regreso no podría igualar dicha cantidad, o incluso superarla, tras su estreno el 3 de octubre. Por otra parte hemos de contar con nuestra apuesta animada del año: Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo se presta a ser el equivalente a Las aventuras de Tadeo Jones, cinta que alcanzó los 17,8 millones en 2012.
¿Echamos las campanas al vuelo?
Partiendo de esta base, hagamos una prospectiva algo elemental: sumemos los resultados de Torrente 4 y Tadeo Jones a la recaudación parcial de 2014, y obtendremos 116,4 millones de euros. Consideremos que los resultados finales de El Niño se añadirán también a dicha suma, y recordemos que este año también se estrenarán otras producciones nacionales con gancho para la taquilla, como [REC] 4: Apocalipsis y el thriller La isla mínima. La conclusión será que, en el escenario más optimista, bien se puede superar los 120 millones de euros cuando lleguemos a diciembre. Si esto se hace realidad, la industria española habrá obtenido su mejor recaudación desde 2012, cuando el éxito de Lo imposible contribuyó a un total acumulado de 119 millones de euros, y superado de largo los 99,13 millones que cosechó al final de 2011. Todo ello tras haber salido de un ejercicio desastroso y con factores como la crisis y la subida del IVA pisándole los talones.Así pues, ¿echamos las campanas al vuelo, o hay que mirar estos resultados con ojo crítico? El analista de taquilla Pau Brunet prefiere evitar los excesos de optimismo: “Creo que este año no podemos afirmar que la industria llega a su madurez”, dice, “pero creo que sí estamos en camino”. Con estas palabras, el responsable de BoxOffice.es y productor de 10.000 Km. se refiere a uno de los grandes problemas achacados al cine español: el que su producción se divida entre un gran número de filmes que no cumplen los mínimos en taquilla, por un lado, y una cantidad muy reducida de blockbusters que salvan las cuentas, por otro. Brunet avisa de que esta situación sólo tendrá visos de cambiar en el caso de que “todas las películas con expectativas comerciales fuertes obtengan cifras por encima de los dos o dos millones y medio de euros: esto significaría que este éxito no es flor de un día, y que el cine español está en la posición de generar producto comercial”.
Así mismo, nuestro experto nos recuerda que, estudiando estas cifras, debemos tener en cuenta la posición del cine español en el mundo. Según Brunet, si bien es cierto que “hay un cine comercial en España que conecta”, dicho cine comercial depende de las exportacioens más de lo que parece. En sus palabras: “Es casi imposible que nuestro mercado pueda absorber por si solo películas de más de seis o siete millones de costes: necesita de la taquilla internacional para tener sentido”, lo cual nos devuelve a la gran duda industrial del año: si Ocho apellidos vascos, nuestro blockbuster autóctono, tiene futuro en el extranjero bien mediante las ventas directas, bien como carne de remake. Desde este ángulo, mira tú por dónde, la producción española con más posibilidades fuera de nuestras fronteras es [REC] 4, un título a priori de culto y orientado a un segmento del público muy concreto.
Finalmente, Pau Brunet recuerda la existencia de ‘otro’ cine, como el que representan su 10.000 Km. o, hablando de filmes todavía por estrenar, Magical Girl: en opinión del analista, los filmes de Carlos Marques-Marcet y Carlos Vermut son ejemplos de “películas con una comercialidad diferente a la que conocemos hasta ahora, que pueden funcionar gracias a su fuerza en el resto del mundo y a no ser costosos, aunque en ellos todo el mundo cobre”. Se trata, insiste Brunet, de poner nuestras miras en “cine diseñado con ojo más allá de los presupuestos, y teniendo en cuenta la comercialidad final tanto artística como monetaria”. En un mundo globalizado, ya se sabe, el porvenir está en la especialización. Y, aunque Hollywood se tire hoy en día de los pelos, su dominio sobre el mercado de las superproducciones y los blockbusters internacionales sigue siendo indiscutible
Via:Cinemania
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