Mientras el reparto de 'Capitán América: El soldado de invierno' visita Pekín, el gobierno chino prepara medidas para abrir su mercado a más estrenos occidentales. Por YAGO GARCÍA
Según informó Variety el lunes, el gobierno de la superpotencia asiática concederá en breve una segunda licencia para distribuir filmes foráneos dentro de sus fronteras. "¿De verdad justifica esto tanto revuelo?", se preguntará el cinemaníaco, a lo que nosotros respondemos que sí: recordemos que las principales productoras de Hollywood llevan años tratando de conquistar el que, con 12.000 pantallas y un público potencial de 1.350 millones de habitantes, es el segundo mercado fílmico del mundo en cuanto a cifras de recaudación. Así las cosas, que el Ministerio de Propaganda habilite al consorcio China National Culture & Art Corporation (CNCAC) para comprar y estrenar filmes dentro del país sería una noticia muy bienvenida por las majors de EE UU. La entrada de un segundo agente en el mercado chino de la distribución, restringido hasta ahora al monopolio estatal China Film Group (CFG) podría suponer una ampliación de las cuotas que, a fecha de hoy, restringen los estrenos de películas extranjeras a un total de 34 títulos por año.
Así las cosas, un aumento en la cuota de importación de películas resolvería uno de los inconvenientes más señalados por los estudios: al ser tan reducido el número de estrenos occidentales permitidos en China hoy en día, estos tienen que aguardar muchos meses antes de ser estrenadas, y esa 'cola de espera' impide que los blockbusters maximicen sus beneficios. Ahora bien, los estudios trabajan a destajo para garantizar su presencia mediática: películas como Iron Man 3 han contado con escenas que sólo se vieron en los cines del Reino del Centro, y estrellas locales como Fan Bingbing (X-Men: Días del futuro pasado) tienen cada vez más tirón al otro lado del Pacífico, aunque sólo sea a fin de darles papeles minúsculos que sirvan como reclamo para los espectadores. Por otra parte, Scarlett Johansson, Chris Evans y Samuel L. Jackson han visitado esta semana Pekín para promocionar Capitán América: El soldado de invierno, una película con expectativas comerciales inusitadamente altas en un país de gobierno comunista. Y a nadie se le escapa que, si Michael Bay ha rodado parte de Transformers: La era de la extinición en Hong Kong, es porque la saga de los robots gigantes gusta muchísimo por esos pagos.
Esta apertura, por otra parte, no estaría exenta de problemas. Aunque el presidente chino Xi Jinping se muestre partidario de darle más cancha a la economía de mercado, y aunque el número de salas de cine en Pekín se triplicase entre 2008 y 2012, el gobierno del país sigue mostrándose muy picajoso en todo lo tocante a las importaciones culturales. Con lo cual, las películas hollywoodienses que lleguen hasta China tendrán que seguir enfrentándose a una censura particularmente férrea, y a un proteccionismo de cuyos efectos no se libró en su momento ni Avatar. Eso, por no hablar de los conflictos políticos que, insiste Variety, podrían haber motivado el fin del monopolio de CFG, empresa en cuya cúpula directiva están rodando (metafóricamente) muchas cabezas y cuya situación bursátil lleva años siendo complicada.
Laberintos burocráticos aparte, hay que recordar que China también tiene una producción propia muy exitosa (y amparada por el estado) capaz de darle sopas con ondas a las superproducciones occidentales empleando una décima parte de su presupuesto. ¿Cómo terminará esta historia? No lo sabemos: sólo cabe constatar, una vez más, que Europa ya no es el mercado internacional más codiciado por Hollywood. En esto, como en otras cosas, el centro del mundo parece hallarse cada vez más al este.
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