miércoles, 26 de marzo de 2014

Doble o nada


Lejos de proponer un repaso exhaustivo, me propongo seleccionar aquí las figuras del Doble más relevantes y emblemáticas del cine reciente. No se trata, en modo alguno, de un estudio en profundidad y otros han hecho eso con mayor rigor, precisión y belleza. Así que recomendaremos un ejemplar reciente,La literatura egódica: El sujeto narrativo a través del espejo en el que Vicente Luis Mora disecciona a través de poesía, literatura, cine y televisión muchas vertientes del yo, incluidas las del desdoblamiento.
El próximo estreno de ‘Enemy’ (id, 2013) de Denis Villeneuve nos sirve como pequeña excusa para recordar algunos dobles memorables, al igual que han hecho los compañeros de ¡VayaTele! A ver qué os parece mi lista. No he usado un criterio estrictamente biográfico sino temático: hablaremos de los desdoblamientos en su función, no en su relato.

La Mujer del Cuadro

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Como todas las obras maestras, ‘Vértigo: De entre los muertos’ (‘Vertigo’, 1958) tiene, al menos, dos argumentos: el primero haría referencia a la obsesión erótica de un investigador retirado (James Stewart) para con una mujer a la que cree ver dos veces (Kim Novak). El segundo, sería como esa misma mujer, desde el principio una identidad falsa, una mujer que nunca vemos de cerca, termina poseída por su personaje, por la sombra inextinguible de la muerte. Llena de simetrías, de pesadillas, esta es la mejor película de Alfred Hitchcock o una de las tres mejores: como bien saben sus admiradores, sus películas están llenas de de fantasmas, de imágenes recurrentes, de disfraces, de espantosas coincidencias.

El otro, el mismo

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De todos los huracanes mediáticos contemporáneos, el más difícil para los críticos ha sido Christopher Nolan: coincidiendo con una oleada de entusiasmo desmedido, potenciado por la Red y por redes de adhesiones y condenas sin demasiados matices. Nolan: su propio apellido se multiplica. Y justamente, cada vez menos considerada, frente a producciones de mayor presupuesto, está su mejor película hasta la fecha, la única satisfactoria en todos los aspectos: ‘El Truco Final’ (‘The Prestige’, 2006). El acierto de la película es adaptar sus meandros estructurales a su propia capacidad de sorpresa: el duelo de dos magos sirve como base a esta muestra de simetría visual e ingenio argumental que Nolan no ha superado hasta la fecha.

Yo soy otro

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La obra maestra de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll, ha sido rara vez entendida o emulada por el cine (no así con la televisión). La novela es una pieza de suspense en la que lo menos obvio es qué secreto esconde el Dr Jekyll y lo importante es una narración en perspectiva progresivamente sorprendente, limadísima. Con semejante estándar literario es difícil estar a la altura. Pero hubo una adaptación memorable: ‘El hombre y el monstruo’ (‘Dr. Jekyll and Mr. Hyde’, 1931) dirigida por Rouben Mamoulian y protagonizada por Fredric March. Llena de simbolismos fascinantes, acompañada por unos créditos filtrados por la música de Bach, esta es la única versión que convierte sus cambios en una decisión llena de integridad artística: un clásico olvidado, de un Hollywood lleno de talento y futuro que muchas veces olvidamos.

Aterradora Simetría

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Naturalmente, el doble es una razón más para la comedia más genuina. Y lo supo el Charles Chaplin de ‘El gran dictador’ (‘The Great Dictator’, 1940) pero, no obstante, voy a reivindicar otra: ‘Bowfinger El Pícaro’ (‘Bowfinger’, 1999). Esta comedia, dirigida por Frank Oz, propone pensar Hollywood como un compartimentro secreto entre inocentes de gran corazón (y limitado cerebro) y estrellas increíblemente pedantes, adictas a la religión y cerebro directamente nulo.

Dos veces yo

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Wong Kar-Wai propuso en ‘Chungking Express’ (‘Chung Hing sam lam’, 1994) una historia de suplantación por partida doble. En la primera versión, todo era triste y quedaba olvidado, como un encuentro fugaz del que nada podría terminar sóilido. En la segunda versión, la suplantación termina dando paso a lo real: haciéndose pasar por la exnovia azafata de un atractivo policía (Tony Leung), la pizpireta Faye (Faye Wong) hace del desdoblamiento un motor de cambio. Transcurre, alternativamente, en una noche y un día.

Yo es otra

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La obra cumbre de Pedro Almodóvar, todavía incomprendida por sus interludios humorísticos, vuelve la mirada al maestro Hitchock y lleva un paso más allá su propuesta: en este caso, la otra que es la misma mujer muerta del doctor y cirujano protagonista (Antonio Banderas) es otro. Y, dificultad añadida y audacia visual extrema, la mujer muerta solamente es vislumbrada a través de un espejo, con la cara quemada y deformada. Sinfonía de muerte y deseo, ‘La piel que habito’ (id, 2011) es un ejemplo radiante de composición, música e interpretación en estado elevado; también un poema hecho por un cineasta extremadamente generoso. Y las muchas pieles de Elena Anaya son admirables.

Via:blog de cine

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