martes, 3 de diciembre de 2013

¿Es posible un 'Fast & Furious' sin Paul Walker?

La muerte del actor a los 40 años no sólo ha consternado a sus compañeros de la franquicia: también despierta la pregunta de qué pasará con ésta sin su personaje. Por YAGO GARCÍA

es posible un fast & furious sin paul walker?

Describir el dolor provocado por la muerte de un amigo es un esfuerzo condenado, las más de las veces, a chocar contra los límites del lenguaje. Más aún si esa persona falleció de forma tan imprevisible como truculenta, y si tu relación con ella nació en términos laborales para después, poco a poco, hilvanarse en torno a una causa común. Los tuiteos en memoria de Paul Walker publicados por sus compañeros de la saga Fast & Furious son una buena prueba de todo esto: en aquellos firmados por Vin Diesel y por el director James Wan (Saw, Expediente Warrense trasluce, además de una consternación fruto de la pérdida, la incertidumbre en torno a un trabajo que se verá drásticamente mutilado a partir de ahora.
Para empezar, la muerte de Paul Walker ha puesto patas arriba el rodaje de Fast & Furious 7: ayer mismo, 1 de noviembre, el personal de la película debería haberse reunido para preparar el último tramo del rodaje, previsto para enero en el desierto de Abu Dhabi. Tras una reunión entre Wan y los ejecutivos de Universal, la producción de la cinta ha sido pospuesta sine die, algo que da al traste con la fecha de estreno prevista hasta ahora (el 11 de julio de 2014). Pero hay más: hasta ahora, Vin Diesel aseguraba que Fast & Furious llegaría hasta la novena entrega. Algo a lo que ayudaron tanto los descomunales ingresos del serial como el regreso de Michelle Rodriguez al reparto y el espíritu de equipo surgido en los platós. Recordemos que, durante el rodaje de Fast & Furious: A todo gas (2001), los rumores apuntaban a que Diesel y Walker no se tragaban. Dichas tiranteces, caso de que existieran, se habrían transformado con los años en una amistad entrañable. Lo cual hará que una situación de por sí compleja se vuelva todavía más difícil.

Un golpe en el peor momento

Ahora, con Walker fuera de escena, ¿qué futuro aguarda a Fast & Furious? Puede que, tratándose de una obra orientada al público palomitero, esta pregunta resulte ociosa. Pero nosotros creemos que no lo es, por dos razones. La primera es que estamos ante una de las franquicias más rentables con la que cuenta hoy en día un estudio de Hollywood. La segunda, que el personal de la saga ha demostrado tomarse esta extremadamente en serio, hasta el punto de ganarse el aprecio (moderado a veces, o directamente a regañadientes) de parte de la crítica. La firma de Wan, un director sin perfil de estrella pero de solvencia probadísima y con ciertos galones de autor, habría supuesto un nuevo empujón a esta escalada cuando se estrenara Fast & Furious 7. Está claro, pues, que a Dom Toretto le quedan muchas llantas por quemar. Otra historia es saber cómo serán sus andanzas sin la compañía de Brian O'Conner, su 'amigo-enemigo' de toda la vida.
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Del lado menos escrupuloso surge la opción de reemplazar a Walker por otro actor, que se encargaría del papel de O'Conner como si no hubiera pasado nada. Pero esto resulta, a todas luces, inverosímil: no sólo por una cuestión de respeto al intérprete fallecido, sino también porque Walker llevaba 14 años haciéndose cargo del personaje. Su rostro era ya icónico, y el amor que le profesaba el fandom era muy grande, como prueba el enorme interés del público ante la noticia de su muerte. Recurramos a una comparación que rodea al serial desde su primera entrega, y preguntémonos si tendría sentido una secuela de Le llaman Bodhi que buscase a otro rostro para sustituir a Patrick Swayze. La respuesta, claramente, sería "no".
Por otra parte, en The Hollywood Reporter (vía Europa Press) encontramos otra solución posible: buscar un final honroso para Brian O'Conner. Es decir, hacerle desaparecer de la historia tan dignamente como sea posible, posiblemente mediante una muerte repentina. Diesel sabe de lo que hablamos: nada más comenzar la segunda parte de xXx se nos informaba de que su personaje Xander Cage había muerto durante el intervalo entre las dos películas, algo que obedecía a la negativa por parte del actor a participar en la secuela. Estamos ante una salida más razonable, pero también más dolorosa. La cual, además, obligará a hacer encaje de bolillos con el montaje y el guión de Fast & Furious 7 a fin de evitar (no podemos decir aún si con éxito) la sombra de la chapuza.

¿Hay alguien irreemplazable en Hollywood?

Por otra parte, insistamos en el detalle de las secuelas en proyecto. En mayo de este año, Vin Diesel afirmó que Fast & Furious sumaría un total de nueve películas, durante las cuales el destino de los personajes principales quedaría sellado. Diesel también comentó en otras ocasiones que el ex director de la saga Justin Lin, el escritor Chris Morgan y él mismo habían elaborado un extenso tratamiento de guión donde se determinaba este desarrollo. ¿Cómo seguir con el plan una vez que el coprotagonista de la historia se ha ido para no volver?
Si la saga sigue su curso podría especularse con la creación de un nuevo personaje que reemplazase a O'Conner. Una vez más, la competencia de los responsables determinará si esta salida resulta digna. Como precedente ilustre, recordemos que el personaje de Frankie Pentangeli (Michael Gazzo) apareció en El Padrino II para compensar el abandono de Richard Castellano, el intérprete del sicario Clemenza. Y adviértase también que, pese al cuidado de Coppola y de Mario Puzo, más de un fan de la familia Corleone considera hoy en día que a dicha sustitución (resaltada irónicamente en un diálogo al comienzo de la película) se le ven las costuras del parche.

Por otra parte, aun asumiendo que la muerte de Paul Walker es una tragedia, ¿tiene sentido que dediquemos tantas líneas a discurrir sobre el futuro de Fast & Furious? Pues probablemente sí: hablamos de una franquicia multimillonaria nacida de un filme de serie B al que casi nadie se tomaba en serio, y cuya pujanza vino debida al entusiasmo quienes participaron en ella. Como bien sabe Hollywood, las historias de éxito inesperado siempre despiertan simpatía. Y saber que este relato se verá truncada por la muerte (accidental, para colmo) de alguien que, según múltiples testimonios, era además un individuo muy apreciable, resulta un sonoro anticlímax. Uno diría, de hecho, que un giro tan chapucero y tan poco lógico sólo podía haber sido obra del peor de los guionistas: la vida real.

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