El director mexicano presenta una “quinta parte” de sus cuadernos privados “y una décima de su casa” en el impresionante libro ‘Guillermo Del Toro. Cabinet of Curiosities. My Notebooks, Collections and Other Stories’. Por IRENE CRESPO
Por esos fans aceptó publicar esta inmensa enciclopedia que se mete hasta la cocina de su cabeza y de su casa para intentar descubrir todos los secretos y rincones del universo y proceso creativo de un genio como es Guillermo Del Toro, comparado por sus amigos con Leonardo Da Vinci. "Bueno, esto es una sólo parte de lo que tengo en la cabeza", decía en la librería de Nueva York. "Lo que se ve aquí será una quinta parte de mis cuadernos y una décima parte de mi casa".
Como reconocidos frikis motherfuckers y fans del mexicano que somos siempre necesitaríamos más y más, esperamos un segundo o tercer volumen, pero mientras nos deleitamos con todo lo que nos descubre y cuenta en este Cabinet of Curiosities que le dedica a su mujer e hijas, "su gran inspiración".
"Fue mi profesor de guión quien me dijo que debía llevar siempre un cuaderno en el que escribiera todo lo que veía en un café, mis ideas", explicó en el encuentro con fans y prensa. "Primero empecé con una grabadora, pero al final nunca transcribía nada y perdía las cintas", cuenta en el libro. Así que se compró su "primer equivalente mexicano de la Moleskine, pero era un cuaderno de espiral muy pobre y las hojas acababan rompiéndose. Entonces en torno a 1986 o 1987, me compré lo que entonces era revolucionario: el Day Runner. Costaban unos 80$ cuando salieron y para mí eran como un ordenador. Me enamoré de su papel azul, y aún tengo seis o siete paquetes. Me dije: 'Voy a comprar suficiente papel azul para todo mi vida".
Aquel fue el origen de sus diarios, que llevaba siempre consigo, a los rodajes, sus viajes, en los que escribe ideas, frases, cosas que ve, y hasta listas de cosas que hacer, dibuja bocetos de sus monstruos, de su universo. "Como ves en los de Da Vinci", contó. "Lo mismo están sus dibujos que la receta de una pasta".
Del Toro escribía estos cuadernos para él y para los actores o los diseñadores, para "enseñarles el mundo". Pero entonces nació su primera hija, Mariana, y se le ocurrió este "testamento de curiosidades", "un proyecto artístico". Cambió los diarios de papel azul por cuadernos con tapas de cuero, de aspecto antiguo, compró tintas y plumas, cambió hasta su letra, "alargando las T y las L para darle un aire antiguo". Cuando nació su segunda hija, Marisa, decidió que los escribía para ellas: "Pueden romperlos, venderlos, guardarlos, enmarcarlos, tirarlos, quemarlos, lo que quieran. Pero lo que tendrán es un testamento de curiosidades. En ellos no cuento cuánto sé, sino cuánto quiero saber".
CURIOSIDADES PARA LLENAR UNA CASA
Casa desolada (Bleak House) es el nombre que le ha dado a su guarida, el lugar en el que trabaja, lee, se inspira y vuelve "a ser un niño de 10 años otra vez". "Todo fue por un dibujo de mi artista favorita, que he ido coleccionando obsesivamente toda mi vida: Richard Corben. Quería poner un dibujo de él en la cocina que se llamaba Lusty Granny (Abuela saludable), de una vieja con enormes tetas y al verlo mi hija preguntó: 'Papá, ¿qué quiere la señora?'. Y mi mujer dijo 'Basta, saca esa mierda de aquí". Y lo hizo, se buscó otra casa muy cerca de donde vive en California: "Unos mil metros cuadrados de cosas frikis" donde va cada día. "Tiene pasadizos secretos, tiene la Sala de lluvia con una ventana en la que llueve constantemente [su sitio preferido para trabajar, nunca sentado en una mesa, siempre cómodo en sillones y sofás], Linda Blair [en El exorcista] está en su cama, tengo autómatas...". A la entrada tiene una reproducción del coche de Asesino invisible, en el vestíbulo una cabeza gigante de Boris Karloff como Frankenstein (uno de sus monstruos favoritos), tiene otro Boris Karloff, tamaña natural, tomando café sentado en la silla de maquillaje (con el maquillador), un H. P. Lovecraft tamaño natural protegiendo la librería de terror, tiene otra librería solo de cómics, miles y miles de figuras de personajes de sus películas, de otros personajes... Cuadros, esculturas que ha pedido por encargo...
"Cuando me pagan, mi contable le da el 50% a mi mujer y el otro 50% es para mí, no me preguntes en qué lo voy a gastar", se reía en la presentación y lo comparaba con su Xanadú. "No tengo un único Rosebud, todos son mis Rosebuds... incluso Lusty Granny".
Después de recorrer su casa, el libro se mete a analizar cuaderno por cuaderno, es decir, película por película. Desde Cronos a Pacific Rim, y dejando para el final los proyectos que se le han quedado por el camino o aún espera que algún día ocurran, como En las montañas de la locura.
UNA PELÍCULA, UN DIARIO
El único del que no queda nada es el de Cronos, "por culpa de Jim Cameron", su amigo desde hace 22 años. Cuando estaba terminando la película, Cameron le invitó a comer un día, como Del Toro vivía en un hotel horrible en Los Ángeles pidió "para una semana", se emborrachó y le dio a Cameron su cuaderno. "Él lo cogió y yo creo que tampoco estaba completamente sobrio. El final de la historia es que él dice que lo puso 'en algún lugar'. Aún vive en la misma casa, así que tengo esperanzas pero dice que no ha sido capaz de encontrarlo".
También estuvo a punto de perder el que usó mientras rodaba Hellboy. "justo antes de El laberinto del Fauno. Era un momento muy importante para mí porque estaba siendo considerado para dirigir una película de superhéroes. Avi Arad [entonces al mando de Marvel Studios] había visto partes de Hellboy, le había gustado Blade II y me había ofrecido Los 4 Fantásticos. Era un gran, gran película para mí. Y yo pensaba: '¿hago El laberinto del Fauno o Los 4 Fantásticos?". En las horas que estuvo perdido aquel cuaderno, Del Toro meditó [hace meditación trascendental] y lloró, hasta que lo entendió: "Me dije: 'Lo entiendo. Lo he perdido porque iba a perderme a mí mismo. Voy a hacer El laberinto del Fauno". Y entonces el taxista le trajo su cuaderno, pero él ya había tomado la mejor decisión de su carrera, probablemente. Porque a pesar de rodarla en español y de estar situada en la Guerra Civil, El laberinto del Fauno ha resultado una de sus películas más universales y que más recorrido ha hecho, llegando hasta los Oscar.
Lo genial de los cuadernos es ver cómo realmente los bocetos que hace es lo que acaba apareciendo en la película, como la boca desencajada de los Reapers, el Hombre Pálido de El laberinto del Fauno, el imaginario que hizo él y a medias con Mike Mignola para los Hellboy o la niña con los zapatos rojos de Pacific Rim han pasado de su cuaderno a la pantalla.
Por cierto, Pacific Rim es la última película sobre la que escribió en sus diarios. "Escribí y dibujé bastantes páginas sobre ella, lo cual es importante. "Si hay más de dos páginas de una película significa que la he dedicado mucho tiempo porque ya no escribo tanto". La culpa de que los haya abandonado y de que, mientras redactaba este libro, aún no hubiera escrito en ellos sobre los dos proyectos que rueda ahora, Crimson Peak ("Tiene dos de los mejores personajes femeninos que he escrito, creo, los de Jessica Chastain y Mia Wasikowska. Será como decir, no te creas nada de esas mierdas de las novelas románticas") y el piloto de la serie The Strain, es de El Hobbit. "Perdí mucho ritmo de escribir durante El Hobbit", cuenta en el libro. "Porque tenía tanto miedo de llevar el cuaderno conmigo. Solía llevarlos conmigo a cualquier lugar, hacer anotaciones, pero con El Hobbit, el secreto era primordial, me volví paranoico pensando que me lo dejaría en algún café. Y hasta ahora. Aún lo tengo en casa, y hasta que no termine ese cuaderno, no puedo sacarlo [ni enseñarlo] porque las tres películas aún no se han estrenado".
El último capítulo se lo dedica al icónico proyecto que aún no da por perdido: En las montañas de la locura. Enseña una página de su diario en la que dibujó a uno de los personajes con tentáculos en la casa: "Esto fue dos años antes del Davy Jones de Piratas del Caribe. Cuando le vi pensé: 'Vale, estoy jodido". En la presentación reconfirmó, como dice Tom Cruise en el libro, que el proyecto no está muerto. "Aún espero encontrar la fórmula de estrenar una doble versión, recomendada para mayores de 13 años y R [prohibida para mayores de 18], porque es demasiado cara para ser sólo R".
LOS AMIGOS de GUILLERMO
"El artefacto que tienes en tus manos es una puerta sin precedentes a la maquinaria perfecta de una maravillosa mente. Los diarios de Guillermo Del Toro han sido comparados con los de Da Vinci. por una buena razón: ambos representan el proceso creativo de un genio único de su tiempo y quizás de todos los tiempos". Así arranca James Cameron el prólogo de Cabinet of Curiosities, a quien Del Toro llama Jaimito.
El resto del libro está salpicado con textos de otros de sus amigos y más antiguos colaboradores que cuentan cómo y cuándo conocieron al genio mexicano y lo que les cambió las vidas: Alfonso Cuarón, Mike Mignola, Ron Perlman, Adam Savage, John Landis, Neil Gaiman, Cornelia Funke y para cerrar, Tom Cruise, que dice "Estoy deseando formar parte de su mundo excepcionalmente imaginativo". Y, con suerte, será en la adaptación de Lovecraft. "Yo no diría que no funcionó", dice Cruise. "Es sólo que va a funcionar cuando tenga que ser".
Para acabar Del Toro se acuerda en sus agradecimientos de los hermanos Almodóvar, Pedro y Agustín, de la productora Belén Atienza, de Elena Manrique, de Telecinco y ¡Paolo Vasile! Y de muchos más colaboradores y amigos que le han acompañado en estos más de 20 años de carrera.
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