sábado, 21 de septiembre de 2013

El 'Grand Theft Auto' de Ron Howard en 1977

21 años antes de que Rockstar Games lanzara su saga más mafiosa y cafre, el director de 'Rush' hizo sus pinitos en el mundo del robo de coches. Aquí te contamos la historia. Por YAGO GARCÍA

el grand theft auto de ron howard en 1977

Los fans de Tommy Carcetti, de C.J. Johnson y de Niko Bellic están de enhorabuena esta semana: tras cinco años de espera, Rockstar Games ha publicado por fin Grand Theft Auto V, la nueva entrega de una de las sagas más polémicas de la historia de los videojuegos. Mientras esperamos a ver si Michael DeSanta, el nuevo antihéroe de la franquicia, se gana un lugar junto a sus predecesores en el mundo de los vehículos robados, las guerras mafiosas y los mapeados de recorrido libre, nosotros no podemos sino señalar una coincidencia muy curiosa. Porque esta semana también tenemos el estreno de Rush, el nuevo filme de Ron Howard. Y resulta que el cineasta estadounidense se marcó su propia versión de Grand Theft Auto... En 1977.
No tratamos de confundir a nadie: Grand Theft Auto (la saga de videojuegos, a partir de ahora GTA) nació en 1997, cuando Rockstar se llamaba aún DMA Design, y la película de Howard se estrenó aquí con el título de Loca escapada a Las Vegas. Pero el filme, además de su título en inglés, tiene muchos aspectos que la emparentan con la saga pixelada. El primero de todos, haber nacido bajo los auspicios de alguien que podría habitar sin problemas Liberty City, Vice City o San Andreas: Roger Corman. Por aquel entonces, el genio más tramposo de la historia del cine había acogido bajo su ala a Howard: aunque sus días de gloria como actor juvenil (los de El noviazgo del padre de Eddie American Graffiti) todavía coleaban, el futuro director de Una mente maravillosa sabía que debía meter cucharada en muchos campos de la industrial para asegurar su carrera, de modo que se incorporó a una escudería que, si bien precaria y mal pagada, había tenido miembros tan ilustres como Martin Scorsese y Francis Ford Coppola.
Así pues, y aunque su principal fuente de ingresos fuera la serie Días felices (que acabaría abandonando en 1980), un Howard de 23 años se dedicaba a rodar cortometrajes y a darle la barrila a Corman pidiéndole una oportunidad como director. El viejo pirata acabó accediendo, con tres condiciones: la primera, que el presupuesto de su debut sería la 'generosa' suma de 1,6 millones de euros. Algo más del doble de lo que Wes Craven se gastaría ese mismo año en Las colinas tienen ojos, cierto, pero aun así una suma minúscula para una producción de cine. La segunda condición era que Howard debía dirigir la película sin cobrar y en un plazo de dos semanas. Y la tercera: el cineasta tenía que aparecer como protagonista en Eat my Dust, una producción de Corman sobre carreras de coches. Todo ello, además, con una amenaza gravitando sobre su cabeza: "Si la película no da beneficios", le previno el viejo pirata, "te pongo para los restos de director de segunda unidad".

Pese a todo ello, Howard aceptó, y así pudo poner en escena un guión concebido por él y por su hermano Rance Howard. ¿Que de qué iba? Pues muy sencillo: el joven Sam Freeman (Howard) y su novia, una niña pija llamada Paula (Nancy Morgan, actriz de serie B sin mucha carrera posterior) quieren casarse pese a la oposición del padre de ella. De modo que, cuando su millonario progenitor dice "no" por enésima vez, la chica roba el coche de papá (un Rolls Royce, nada menos) y se embarca junto a su churri en una evasión con rumbo a la ciudad de los casinos. Como podréis imaginar, la película se convierte desde entonces en una colección de persecuciones rematada con un demolition derby durante el cual el coche queda hecho cisco, junto con muchos otros vehículos de lujo.
Dados su espartano presupuesto, su limitado tiempo de rodaje y sus pocas ambiciones, los críticos pusieron a parir Loca escapada a Las Vegas tras su estreno en junio de 1977. Pero, comercialmente, el filme vivió una historia muy distinta: gracias a la popularidad de su autor y su planteamiento desenfadado, la película recaudó 6,9 millones de euros (ajustados) en EE UU, y su recaudación internacional acumulada se alzó hasta los 41 millones de euros (ajustados), convirtiéndola en uno de esos auténticos blockbusters veraniegos que tan bien nos caen por aquí.

Está claro que Ron Howard ni se planteaba que, 21 años después, un grupo de programadores británicos y estadounidenses usarían el mismo título de su inocente debut para una saga que llenaría muchas horas de ocio, y que espantaría a muchos de aquellos que piensan (a estas alturas) que los videojuegos son un invento de Satán. Y también suponemos que Sam Freeman y Paula, los héroes del filme, aguantarían muy poco tiempo en el mundo de GTA: si eso, saldrían como personajes sacrificables en una misión secundaria. Pero seguimos pensando que, en caso de que Rockstar se interesara por ella, los manejos de un mafias como Corman darían para todo un capítulo de la saga.

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