La filmografía de James Franco como actor es bastante irregular, pasando de grandes superproducciones como la primera saga de ‘Spider Man’ dirigida por Sam Raimi, a títulos más interesantes que le pusieron en el objetivo de la crítica y premios varios como ‘Milk’ (Gus Van Sant, 2008) o ‘127 Horas’ (‘127 Hours’, Danny Boyle, 2010), pero lo cierto es que a Franco también le gusta dirigir y aunque hasta la fecha lo había hecho tímidamente y con títulos bastante bizarros, con ‘As I lay dying’ nos demuestra que puede llegar a convertirse en un director de cine de autor con clase.
Presentada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, ‘As I lay dying’ está basada en la novela homónima de William Faulkner, titulada en España ‘Mientras agonizo’ y nos cuenta la historia de los Bundren, una familia pobre del sur de los Estados Unidos que recorre cientos de kilómetros con el cadáver de la matricarca para lograr enterrarla en el pueblo que ella quiere. Una especie de road movie dura y áspera que ha sorprendido a todos a su paso por Cannes y que deja bien claro que James Franco ha llegado al mundo de la dirección para quedarse.
No es tarea fácil adaptar la obra de Faulkner a la gran pantalla, donde todo es tan introspectivo y la historia nos es contada a través de la conciencia y la psicología de los personajes. Todo se complica mucho más si, como ocurre en ‘Mientras agonizo’, donde la trama se desarrolla a través del monólogo interior de 15 personajes, quienes dan su punto de vista sobre la muerte de la madre de la familia. Todo un reto para un joven realizador criado como actor en el cine más comercial de Hollywood y que consigue defender con una inteligencia y madurez pasmosa. Y es que, gracias a su ritmo pausado y a la utilización de la pantalla partida, James Franco consigue acercarse a este dilema familiar de aire melancólico y de despedida.
‘As I lay dying’ resulta ser una cinta arriesgadísima y con un toque experimental en el que reside todo su interés artístico y que dota al film de una mayor profundidad. Me refiero al uso de la pantalla partida –y le saca mucho más partido que Jaime Rosales en ‘La Soledad’ (id, 2008) quién solo nos mostraba el plano contra plano– para mostrarnos las diferentes perspectivas de los personajes sobre los acontecimientos clave de la historia y acercándose más a la pluralidad de puntos de vista que ofrecía Faulkner en su novela. Gracias a esto, el espectador recibe sentimientos e ideas opuestas a la vez y una visión más completa al combinar todas estas perspectivas de la familia Bundren.
Además, ‘As I lay dying’ supone un viaje a la America más profunda y a la estirpe familiar en el ambiente sureño americano, al que nos sentimos cercano gracias a un elenco de actores que encabeza el propio James Franco –nunca le he visto mejor que aquí– que llenan de verdad la pantalla y hacen que resulte más sencillo al espectador entrar en el juego de la doble perspectiva de la pantalla partida. Un excepcional Tim Blake Nelson, interpretando al padre de familia y los descubrimientos de Logan Marshall-Green, Ahna O’Reilly y Jim Parrack, dotan de un realismo desbordante a está tristísima historia, aunque a veces resulte algo complicado entender la cinta en su versión original sin subtítulos por lo bien que sus protagonistas imitan el acento del sur americano.
Sin duda, ‘As I lay dying’ es una propuesta arriesgada con la que James Franco demuestra sus grandes aptitudes artísticas como director y una madurez sorprendente. Una declaración de intenciones que, aunque irregular en ciertos momentos –ciertos pasajes de la historia se hacen largos y la utilización de la pantalla partida no siempre cumple con su misión funcional de mostrar diferentes perspectivas–, sabe dejar impactado al espectador con su potente introspección visual. Sin duda, un título más que recomendable.
Via:Blog de cine