Director de cabecera de Charles Bronson, con quien colaboró en media docena de títulos, el realizador británico ha fallecido en Londres a los 77 años. Por CINEMANÍA
Aunque sus campos de especialización fueron la acción y los thrillers con traqueteo, Winner empezó su andadura en el cine británico picoteando en distintos géneros, desde el suspense criminal de Shoot to Kill (1960) y la comedia picantona Some Like It Cool (1962) hasta la ópera cómica de The Cool Mikado (1963). Su primera colaboración provechosa, que se mantendría durante 25 años, fue con el actor Oliver Reed en otra comedia picarona, The System (1964). Después volverían a colaborar en otros proyectos cómicos, como Georgina (1967), Atraco a la inglesa (1967), El último obstáculo (1969) y Parting Shots (1998), así como en su versión de El sueño eterno con Robert Mitchum: Detective privado (1978).
Fue El último obstáculo, una sátira de la Segunda Guerra Mundial con elefante incluido, la película que le abrió las puertas de Hollywood. Allí llegó para dirigir En nombre de la ley (1971), un western protagonizado por Burt Lancaster (volverían a reunirse en el título de espionaje Scorpio, 1973). Los últimos juegos prohibidos (1972), una precuela de Otra vuelta de tuerca, de Henry James, con Marlon Brando solamente retrasó un poco más el inicio de su fructífera y definitoria colaboración con Charles Bronson. Chato el Apache fue la toma de contacto, Fríamente... sin motivos personales (remakeada hace poco con Jason Statham como The Mechanic) el asentamiento y América violenta la llegada del productor Dino De Laurentiis a la ecuación, pero el gran pelotazo vino con El justiciero de la ciudad (un proyecto originalmente asignado a Sidney Lumet) y sus subsiguiente secuelas.
Los posteriores intentos de Winner por embarcarse en otros géneros fracasaron. Ni las comedias con animales (Won Ton Ton: The Dog Who Saved Hollywood, 1976), las cintas de terror (La centinela, 1977), el noir con firma de Raymond Chandler (Detective privado, 1978) o el vehículo para Sophia Loren (El poder del fuego, 1979) alcanzaron el mismo nivel de contundencia que era capaz de lograr con la saga Death Wish, a la que regresó en dos ocasiones ya bajo el paraguas exploit de la Cannon Films. Allí también levantaría otros proyectos más olvidables, como La dama perversa (1983) o la adaptación de Agatha Christie Cita con la muerte (1988). Tras la debacle de Cannon, Winner volvió a Reino Unido y firmó sus últimas películas: el musical Adorable seductor (1989), la comedia con Michael Caine y Roger Moore Atraco a falda armada (1990), Dirty Weekend (1993) y Parting Shots (1998), su último filme y reunión con Oliver Reed.
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