Una sala de Londres encuentra la solución para que los espectadores guarden silencio: un grupo de voluntarios vestidos de señores de la noche. Por CINEMANÍA
Pero, ojo: no es que los propietarios de este cine se hayan ido a Japón en busca de asesinos implacables, ni que los responsables de nuestro blog Bazinga! les estén echando una mano. Los ninjas en cuestión son voluntarios que, a cambio de una entrada gratis, se ponen un mono negro y acechan en las tinieblas del patio de butacas en busca de la gente que incordia. Una vez localizados los infractores, se acercan a ellos y les echan un rapapolvo. “Lo último que esperaba ver era a dos tíos vestidos de negro apareciendo de pronto junto a mi butaca y diciéndome que cerrase el pico”, confiesa un espectador cogido en falta (citado por Slashfilm). Y prosigue: “Al principio me llevé un susto enorme, pero después me pareció bastante divertido. Y no volví a hablar en toda la proyección”.
Para colmo, la iniciativa no partió de la propia sala, sino de Gregor Lawson, un cinéfilo que además fabrica trajes de elastano (o spandex) con su compañía Morphsuits, de Edimburgo. Harto de encontrarse con individuos que, en sus palabras, “no respetan el código de conducta de los espectadores en un cine”, Lawson tuvo una revelación leyendo un foro de internet en el cual “algunos clientes decían que los bodysuits que fabrico parecían uniformes ninja”. Por ahora, aparte de haber llamado la atención de la prensa, parece que la idea funciona con eficacia y sin incidentes. ¿Alguien se anima a importarla a España?
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