Hoy en Cannes ha sido el día de Brad Pitt. Han pasado famosos por la Croisette que generaron mucha expectación (Bruce Willis, Marion Cotillard, Jessica Chastain, Tom Hardy…) pero esto es diferente. ¡Incluso dejó de llover! La estrella ha vuelto al certamen un año después de presentar ‘El árbol de la vida’ como protagonista de ‘Killing Them Soflty’, una de las veintidós que compiten por la Palma de Oro. Otro título de la sección oficial que se ha presentado en esta séptima jornada del festival es ‘The Angel´s Share’, lo nuevo de Ken Loach. La primera golpea con fuerza, la segunda deja de buen humor.
‘Killing Them Softly’
América no es un país, es un negocio.
(Jackie Cogan)
La sinopsis oficial no le prepara a uno para ver ‘Killing Them Softly’, adaptación de una novela de George V. Higgins y tercer largometraje del neozelandés Andrew Dominik, que compite por primera vez en Cannes. La premisa con la que se vende el film (antes conocido como ‘Cogan´s Trade’) nos habla de una partida de póker ilegal interrumpida por dos ladrones de poca monta, que se llevan un importante botín; la mafia contrata entonces a Jackie Cogan (Pitt, en su segunda colaboración con Dominik) para que resuelva la situación y castigue a los responsables. Lo que vemos en pantalla recuerda inevitablemente a recientes historias criminales, como las dirigidas por Quentin Tarantino, Guy Ritchie o los hermanos Coen, con peculiares personajes que hablan mucho o meten la pata por robar a quien no debían, a lo que hay que sumar la amargura y la cuidada estética de ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’ (anterior trabajo del realizador). Pero una parte fundamental de la película, e inesperada, es el valiente y descarnado retrato de Estados Unidos, revelando un país empobrecido en todos los sentidos por la crisis del capitalismo, un lugar podrido lleno de hipócritas, salvajes, cobardes y drogadictos donde lo único que importa es el dinero. No es perfecta, pero sí una de las películas más potentes de los últimos años.
Es muy jugoso el principio de la película, vemos a alguien atravesar un túnel mientras se oye un discurso de Barack Obama supuestamente alentador y profundo, pero su voz se corta repetidamente para insertar los créditos, incluyendo en la arenga la palabra “killing” (“matar”) del título; de hecho, se establece una relación entre los oscuros asuntos de Cogan y la recuperación de la economía (en ambos casos se destaca la importancia de “recuperar la confianza”). La cámara sigue al personaje del túnel y vemos que detrás de él hay dos enormes pancartas electorales de los aspirantes a la Casa Blanca en 2008, John McCain y Obama, donde se puede leer claramente la palabra “hope” (“esperanza”). Dominik no tiene piedad con el llamado país de las oportunidades, donde la persona más coherente y lúcida es un eficaz y descreído pistolero, un asesino a sueldo de la mafia que dispara a sus víctimas a cierta distancia, para no dar lugar a sentimentalismos baratos. Son sustanciosas las conversaciones que va manteniendo a lo largo de la película con matones, ladrones y estafadores, quedando claro lo diferente que es el del resto. Le acusa de cinismo el tipo que le paga para matar, el mismo que se molesta cuando Cogan fuma en su presencia.
Otra sorpresa que se lleva uno con ‘Killing Them Soflty’ está relacionada con el reparto. Sam Shepard apenas interviene en una escena donde suelta un par de líneas y Ray Liotta y James Gandolfini cuentan con pocos minutos. Así que la mayor parte de la película queda en manos de Brad Pitt (a quien se le empieza a notar la edad), Richard Jenkins, Scoot McNairy y Ben Mendelsohn. Todos están impecables; Pitt impone y me ha encantado el trabajo de Mendelsohn, cuyo nombre no volveré a olvidar (ya destacaba en ‘Animal Kingdom’). Tampoco esperaba que la película fuese a resultarme corta (quizá por el recuerdo que tengo de la segunda película de Dominik). La trama es muy sencilla, supongo que para dar importancia a los diálogos (algunos hilarantes), y ni los asaltantes de la partida de póker ni Cogan encuentran grandes obstáculos durante sus misiones (¿un dardo a la sociedad resignada?). No faltan las escenas violentas y sangrientas, hay pocas pero son contundentes y visualmente llamativas. Una de ellas pretende ser muy espectacular, a cámara lenta; es la que menos me ha gustado aunque entiendo el propósito. Me quedo con las otras, más rápidas y auténticas. No me atrevería a decir si el film estaré en el palmarés pero sí que es bastante mejor, más arriesgada y estimulante, que ‘Lawless’, otro relato criminal de la sección oficial.
‘The Angels´ Share’
No sé cuántos, pero la mayoría de los acreditados tenemos reservado un espacio en un casillero donde van dejando hojas informativas y folletos con notas de producción de las películas que se van proyectando. Algunos de estos materiales están muy cuidados, son pequeños cuadernos con entrevistas al equipo y fotos del rodaje. Son muy útiles para el trabajo que hacemos aquí, sobre todo con estas lamentables ruedas de prensa… El cuadernillo de ‘The Angels´ Share’ es de los más completos que he tenido en mis manos. En él explican tanto el director Ken Loach como el guionista Paul Laverty que tras su último film, ‘Route Irish’ (2010; seleccionado para competición en Cannes), deseaban probar con una historia de tono diferente, más cómica. Asimismo, Loach deseaba volver a relatos como ‘Kes’ (1969) o ‘Sweet Sixteen’ (2002), y eligió el tema del alarmante aumento del paro entre los jóvenes británicos. Cuenta el veterano realizador (ganador de la Palma de Oro en 2006 con ‘El viento que agita la cebada’) que quería plasmar la realidad de unos muchachos a los que acusan de vivir de los subsidios del gobierno, condicionados por el lugar en el que nacen y crecen, debiendo afrontar un futuro sin empleo. La misma triste realidad que en nuestro país.Pero ‘The Angels´ Share’ no es un drama, como ya he dicho, aunque refleje situaciones dramáticas. De hecho, más bien es lo que se etiqueta como una “feel-good movie”, una historia optimista que deja de buen humor. La película comienza provocando carcajadas, antes de presentarnos al protagonista, Robbie, a quien encarna el debutante Paul Brannigan, un auténtico chico de la calle con un pasado delictivo. Robbie se salva de milagro de volver a la cárcel por otra pelea, gracias a que pronto será padre, debiendo pagar su delito con horas de servicio social. Durante el tiempo de trabajo hace buenas migas con un generoso mentor que le introduce en el arte de la degustación de whisky y el negocio que le rodea. Así es como descubre el dineral que algunos están dispuestos a pagar por un barril de calidad, y con la ayuda de tres nuevos amigos (en su misma precaria situación) trazará un plan que puede solucionarles la vida, al menos por un tiempo…
A diferencia de otros cineastas preocupados por llamar la atención con el acabado visual, lo que interesa a Ken Loach es contar una historia con unos personajes que resulten realistas, evitando distracciones que otros considerarían necesarias para expresarse artísticamente. Son diferentes maneras de hacer cine. El riesgo en el caso de Loach es que depende demasiado del guion, y si éste no es muy bueno, le quedará una película floja, donde “solo” destacará su experiencia como realizador y su talento para motivar a los actores. A ‘The Angels´ Share’ le pasa un poco esto. No es el mejor trabajo de Laverty, ni mucho menos, y toda la trama seria del film, relacionada con las raíces de Robbie, está muy vista, es previsible y convencional (aunque bien filmada, conste). Lo más destacado, por tanto, son los chispazos de humor que animan el relato, el oficio como narrador de Loach y el reparto, del que sobresalen Brannigan, John Henshaw y Gary Maitland, que da vida al personaje más excéntrico, ingenuo y divertido, con esas gafas que recuerdan a Mortadelo. Es demasiado ligera para conseguir un galardón importante en este festival pero consigue su propósito y estoy convencido de que tendrá éxito allá donde se estrene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario