De entre las dos docenas de premios en forma de hombrecito calvo y dorado que la academia californiana de cine entrega anualmente, uno de los más justos, tanto en los finalistas como en los ganadores que se alzan con la estatuilla, suele ser el premio a la Mejor Dirección de Fotografía del año. Con sus salvedades, por supuesto, pues no siempre el ganador es incontestable, y algunas veces habría que nominar a más que cinco operadores (y es que en determinadas disciplinas, cinco finalistas pueden ser pocos…o pueden ser demasiados) para hacer justicia a trabajos formidables. Pero es lo que hay. También propondría yo un nuevo galardón, ya englobado actualmente en la dirección de fotografía, que premiara a los mejores cámaras, pero eso ya es otra historia, y dudo mucho que alguna vez se lleguen a plantear semejante cambio.
Este año, los cinco nominados a mejor dirección de fotografía son formidables, como suele suceder. Personalmente echo en falta un reconocimiento al trabajo de Eduardo Serra en la séptima película de Harry Potter o quizás alguna película no norteamericana, como ‘Miel’ (de Baris Ozbicer), que han estado a la altura de las cinco que comentaremos ahora, pero en realidad hay poco discutible en un grupo de nominados que reúnen lo mejor de un año de cine, cada uno a su estilo, contando historias y creando ambientes y estados de ánimo muy diferentes entre sí. Mathew Libatique, Wally Pfister, Danny Cohen, Jeff Cronenweth y Roger Deakins se encuentran a un paso, todos ellos, de ganar su primer Oscar, aunque probablemente ninguno lo merezca tanto como el último de ellos, que además de ser uno de los mejores del mundo, es su novena nominación y todavía no lo ha ganado. Pero nunca se sabe:
Matthew Libatique por ‘Cisne negro’ (‘Black Swan)
El neoyorquino Matthew Libatique, de ascendencia filipina, no ha parado de trabajar desde que en el año 2000 deslumbrara con la genial imagen (sin duda, lo mejor de la película) de ‘Réquiem por un sueño’ (‘Requiem for a Dream’), precisamente de Aronofsky. En la pasada década demostró su versatilidad en todo tipo de proyectos, desde los más comerciales a los más vanguardistas. Para ‘Cisne negro’ ha filmado en un aspecto 2.35:1, con cámaras Arriflex y Canon EOS 5D y 7D. Estas últimas ofrecen una gran profundidad de campo (sin duda, esencial para la película que querían hacer), mezclando magistralmente tomas en HD con tomas en 16 mm. que luego serían infladas a la copia en 35 mm., de tal forma que no se nota diferencia entre formatos, a menos que uno tenga un ojo muy fino. La paleta de color se ha reducido ostensiblemente, hasta alcanzar un blanco y negro en color, por así llamarlo, con una luz muy suave y de empleo muy clásico. Soberbia.
Momento estelar: Sn duda, la escena del sueño inicial, con la bailarina y el diabólico acompañante saliendo y entrando de la luz, en un plano cámara en mano de gran complejidad.
Wally Pfister por ‘Origen’ (‘Inception’)
Para la compleja fotografía de ‘Origen’ (‘Inception’), Christopher Nolan volvió a contar, por sexta vez consecutiva, con Wally Pfister. La ambición de la trama se traduce en gran ambición estilística a la hora de iluminar y crear el aspecto visual de la película, y Pfister cumple con creces. Empleando tres formatos para el negativo, el 35 mm. para gran parte del metraje, el 65 mm. para los momentos más espectaculares, y el digital para las tomas rápidas. La espectacularidad está servida, y justifica el gran éxito de la pellícula. Una luz muy homogénea, tanto en interiores como en exteriores (y ambos son muy numerosos, y todos ellos fotografiados con gran habilidad), y de gran elegancia en los detalles, termina por redondear un trabajo formidable.
Momento estelar: Probablemente las secuencias de la playa, con las estructuras arquitectónicas viniéndose abajo, y con un juego de luces y sombras realmente innovador para planos CGI.
Danny Cohen por ‘El discurso del rey’ (‘The King’s Speech’)
La de ‘El discurso del rey’ (‘The King’s Speech) es en un principio la fotografía menos vistosa de las cinco, firmada por el casi desconocido Danny Cohen, que hasta ahora había destacado sobre todo por su labor en documentales televisivos, en series y en telefilmes, aunque siempre ofreciendo una profesionalidad envidiable. Ahora salta al terreno de las grandes estrellas de la fotografía, con un trabajo magnífico en el que Cohen y el director optaron por un aspecto algo más clasico (un ratio de 1.85:1) con el que poder centrarse en el interior anímico de los personajes más que en la suntuosidad de la luz los escenarios. Todo el trabajo de Cohen se centra, de manera sutil, en explicar con la luz los sentimientos de frustración, esperanza y coraje del personaje protagonista. Así mismo, es muy clásico pero lleno de inteligencia el uso de la cámara Arricam LT para planos sosegados pero de gran elaboración. No sería sorpresivo que se alzase con el Oscar a pesar de no partir precisamente como favorito.
Momento estelar: Justamente el del discurso final, con el micrófono en primer término en muchos planos, como una presencia agobiante, y con una luz al principio casi fantasmal (repito, muy sutilmente), que poco a poco se va calentando en la paleta de color. Una maravilla.
Jeff Cronenweth por ‘La red social’ (‘The Social Network’)
En su segundo trabajo para David Fincher, después de la inolvidable ‘El club de la lucha’ (‘Fight Club’, 1999), Jeff Cronenweth lleva a cabo un trabajo mucho más sobrio y posiblemente más completo en ‘La red social’ (‘The Social Network’). Empleando una única cámara (a diferencia de ‘Origen’ o ‘Cisne negro’), la Red One Camera, con un aspecto de 2.35:1, Cronenweth extrae un provecho inusitado a una historia tan realista, sacando el máximo partido a cualquier luz justificada, sin tener miedo de poner a sus actores reflejos morados, verdes o amarillos, sin perder por ello un ápice de elegancia. Así mismo, se trata de la película más depurada de Fincher a nivel de planificación, y Cronenweth se luce en lentes de media distancia, algo que pocos operadores actuales con ansia de protagonismo son capaces de hacer. Una gozada.
Momento estelar: El de la discoteca, con toda suerte de luces de colores reflejando en los personajes, y con una asombrosa profundidad de campo, convirtiendo en un sueño casi alucinógeno la trascendental conversación entre los protagonistas de la escena.
Roger Deakins por ‘Valor de ley’ (‘True Grit’)
Desde que murió el genial George J. Folsey (que de trece candidaturas no convirtió ni una en premio), Roger Deakins es el director de fotografía que acumula más nominaciones, nueve, sin haber ganado nunca. Puede que este sea su año, finalmente. Operador de prácticamente todas las películas de los hermanos Coen desde ‘Barton Fink’ (id, 1991), además de otros títulos importantes, para ‘Valor de ley’ (‘True Grit’) es asombroso su dominio de fuentes de luz muy variadas, a veces mínimas, con las que él es capaz de crear un plano. Utilizando sus habituales cámaras y lentes Arriflex, con el formato Super35 de tres perforaciones que tantos problemas da a la hora de iluminar a operadores menos curtidos, Deakins consigue otro triunfo en esta película, y es el más firme candidato para alzarse con la estatuilla.
Momento estelar: Muchísimos. A veces pareciera que Deakins se plantea un “mas difícil todavía”, alternando entre exteriores nevados de luz grisácea, interiores nocturnos con el reflejo del fuego en el hogar, exteriores diurnos con un sol predominante… Una verdadera maravilla.
Ya veremos quien de los cinco gana el domingo por la noche. Blogdecine os lo contará todo en directo.
Post Data Inevitable: Observando los ochenta y dos ganadores previos, y los nominados, parece ser que jamás una mujer ha ganado el Oscar en esta disciplina, y ni tan siquiera ha habido nominadas. Un gremio que parece propiedad de los hombres. ¿Cambiará la tendencia algún día?
Web oficial de los premios | Oscar.go.com
En Blogdecine | Oscars 2011
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