Harun Farocki fue uno de los cineastas más reputados
de la cinematografía alemana, a pesar de que era checoslovaco de
nacimiento. Farocki ha fallecido el pasado día 30 a los 70 años de edad.
Su forma de hacer cine se apartaba bastante de sus coetáneos, caso de
Fassbinder, Schlöndorf o Wenders, a los que siempre atacó, por citar
algunos, huyendo de la narrativa convencional en las películas, algo que
curiosamente le hermana, por lógica, con su procedencia de un país que
en cine solía estar a la vanguardia, a pesar de lo poco conocido de su
cinematografía.
Interesado en la manipulación del montaje, en la imagen misma o en el
punto de vista, el público al que van destinadas sus obras es la
antítesis del espectador medio, el que cree que el cine es comer
palomitas siempre en la superficie. Así lo demuestran trabajos como 'Fuego inextinguible'
('Nicht löschbares Feuer', 1969), y eso que se trata de uno de sus
cortos, en el que literalmente se quema un cigarrillo en el brazo para
explicar los efectos del Napalm.
Siempre buscando la complicidad y compromiso del espectador con capacidad de crítica, empezó amando a Jean-Luc Godard sobre todas las cosas, y más tarde encontró su propio estilo. Casi siempre dentro del campo del documental, dejó obras como 'Peter Lorre - Das doppelte Gesicht' (id, 1984), 'Reconocer y peseguir' ('Erkennen und verfolgen', 2003) o 'Kullaketrajad' (2013), su último trabajo.
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