Elle Fanning encarnará a una alienígena en 'Cómo hablar con las chicas en las fiestas'. ¿Qué otros cuentos del escritor inglés están pidiendo una versión en cine? Por YAGO GARCÍA
Y es que, acerca de la relación entre Neil Gaiman y el cine, uno sólo puede preguntarse por qué Hollywood no se ha dado cuenta antes de su potencial. No es sólo que algunas obras de este nativo de Hampshire hayan dado ya pie a películas (Los mundos de Coraline, Stardust) y series (Neverwhere). es que Terry Gilliam sigue empeñado en sacar adelante su adaptación de Buenos presagios (la comedia apocalíptica escrita al alimón entre nuestro hombre y Terry Pratchett), Joseph Gordon-Levitt sigue preparando la adaptación de su Sandman y las series basadas en las novelas American Gods y Los hijos de Anansi están incubándose en Starz y en la BBC, respectivamente. Y, como Gaiman es un auténtico grafómano, nosotros nos hemos fijado en 7 cuentos con su firma que podrían dar lugar a otros tantos peliculones. Aquí los tenéis.
Estudio en esmeralda
¿De qué va? En el Londres victoriano, un famoso investigador (posiblemente con gorra) descubre una conspiración para traer a los Primigenios de H. P. Lovecraft de vuelta a la Tierra. Por supuesto, el lector cree saber desde el principio los nombres del detective y de su archienemigo, pero en esta historia nada es lo que parece... Puedes leerla en la web de Gaiman (enlace en inglés).
Y la película... Estudio en esmeralda basa su atractivo en una triquiñuela difícil de reproducir en el cine [SPOILERS] porque el protagonista de la historia no es el residente más ilustre de Baker Street, sino el mismísimo profesor Moriarty [/SPOILERS]. Aun así, un duelo de ingenios entre Sherlock Holmes y los sectarios de Cthulhu nos resulta una premisa muy sabrosa para un largometraje o (quién sabe) puede que hasta para una serie.
Nieve, cristal, manzanas
¿De qué va? Todos conocemos la historia: una linda princesita de piel blanca como la nieve (¿lo pillas?) es envenenada por su pérfida madrastra, y sólo el beso de un príncipe encantador puede devolverla a la vida. Ahora bien: ¿y si la madrastra fuese la buena del cuento? Es más, ¿y si la princesita de turno fuese en realidad una vampiresa? Gaiman escribió este cuento para uan antología contra la censura, y sus depravaciones -aunque sutiles- no son aptas para todos los públicos.
Y la película... El éxito de Maléfica nos ha demostrado que subvertir cuentos populares da píngües beneficios en taquilla, por lo cual la idea de una Blancanieves chupasangres (¿qué tal pinta Emma Watson para el papel?) nos parece de lo más sugerente. Más aún ahora que Blancanieves y la leyenda del cazador y Blancanieves (Mirror, Mirror) no son más que un recuerdo.
Se lo podemos hacer al por mayor
¿De qué va? Un hombre engañado por su mujer quiere contratar a un asesino a sueldo. Para su sorpresa y deleite, en las Páginas Amarillas hay una empresa dedicada a facilitar esos menesteres. ¿Dónde está el problema? Pues que dicha empresa tiene un plan de descuentos muy jugoso, y nuestro protagonista es un comprador compulsivo incapaz de resistirse a una buena rebaja...
Y la película... Cargada de humor negro, y mostrando los extremos a los que puede llegar Gaiman cuando le apetece, Se lo podemos hacer al por mayor necesita a un pazgüato vocacional para interpretar a su antihéroe Peter Pinter. ¿Somos sólo nosotros, o tú también has pensado en Steve Carell?
Los misterios del asesinato
¿De qué va? Está claro que a Neil Gaiman le encantan las historias de detectives. Pero este relato superará las expectativas de cualquiera: su asunto es nada menos que el primer crimen de la historia del universo, perpetrado en el Cielo y con un ángel como víctima. La pregunta del millón: si Dios lo sabe todo, ¿cómo pudo consentir que ocurriese algo así?
Y la película... Raguel, el ángel que ejerce como investigador, no anda precisamente sobrado de luces: nosotros nos lo imaginamos con la cara de Matt Damon. Y en cuanto a su compañero de pesquisas, un tal Lucifer, quedaría muy bien si lo interpretase Benedict Cumberbatch... Ahora bien, el filme haría bien dejando a un lado el barroquismo del dibujante P. Craig Russell (que adaptó el relato en forma de cómic) y optando por una ambientación más contemporánea.
El día que cambié a mi padre por dos peces de colores
¿De qué va? En 1997, un Gaiman ya aclamado como estrella del cómic publicó este libro para niños, con ilustraciones de su colaborador habitual Dave McKean. La historia es una variante del viejo "cuidado con tus deseos, porque pueden hacerse realidad", aderezado con mucho surrealismo y un apartado gráfico de quitar el hipo.
Y la película... A primera vista, la premisa de El día que cambié a mi padre... parece muy esquemática. Vamos, que es tan breve que cabe en el título de la historia. Pero resulta tan creíble y disparatada a la vez (para remediar su desafortunado trato, el chavalín protagonista debe hacer cambalaches de todo tipo) que podría dar para una estupenda película de animación stop motion, dotada con todo el encanto del que es capaz Henry Selick (Los mundos de Coraline).
Cambios
¿De qué va? Primero, las buenas noticias: por fin se ha descubierto una cura contra el cáncer. Luego, las malas: el efecto secundario de dicha cura es el cambio de sexo. Ahora bien, como se pregunta el (o la) protagonista de este relato, ¿por qué tienen que ser malas noticias, necesariamente?
Y la película... Dado su punto de partida, Cambios puede ser una historia de lo más mareante (en el buen sentido) si cae en manos adecuadas. Como las de Shane Carruth (Primer, Upstream Color), por ejemplo. Y para el papel principal convendría contar con una pareja de hermanos con mucho parecido físico: ¿alguien sabe cómo tienen la agenda Maggie y Jake Gyllenhaal últimamente?
Caballería
¿De qué va? Lo sentimos, Indiana Jones: el Santo Grial ha sido hallado en una casa de empeños de Londres, y su actual propietaria es una señora de mediana edad que buscaba un adorno para la repisa de su chimenea. Tras el hallazgo, dicha señora recibe la visita de un caballero de la Mesa Redonda (Sir Galahad, nada menos) que también quiere hacerse con el preciado cáliz. Pero, ¿cuál de los dos es más digno de custodiarlo?
Y la película... Tratándose de un encuentro muy humorístico entre la leyenda artúrica y el costumbrismo británico, Caballería necesita una pareja de protagonistas a la altura. Como la afable señora Whittaker, nosotros creemos que Emma Thompson lo bordaría. Y como paladín un tanto desubicado, lo mismo podemos fiarnos de Bradley James (Arturo en la serie Merlín).
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