La entidad, a la que Barrie había cedido los derechos sobre la historia de ese niño que no quería crecer y que tanta popularidad había adquirido desde el momento mismo de su primera representación teatral, vendió a Disney la posibilidad de llevar al cine a Peter, Wendy, John, Michael, Garfio, Smee, el cocodrilo y los niños perdidos por la irrisoría suma de 5.000 libras y, tan pronto lo tuvo en su mano, el presidente de la compañía dio luz verde a un proyecto que, de no haber estallado la Segunda Guerra Mundial, se habría estrenado después de ‘Bambi’ (id, David Hand, 1942).
Adaptando la historia original
Comenzada pues la producción en 1950 y alcanzando ésta un coste final de unos cuatro millones de dólares, ‘Peter Pan’ (id, Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske, 1953) se convirtió en un auténtico éxito ya desde su estreno el 5 de Febrero de 1953, cosechando una recaudación que iba a permitir por fin a Disney consolidar la recuperación económica que se había iniciado tres años antes con ‘La Cenicienta’ (‘Cinderella’, Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske, 1950) y a la que ‘Alicia en el país de las maravillas’ (‘Alice in Wonderland’, Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske, 1951) había puesto una pequeña zancadilla.
Clave en el éxito de ‘Peter Pan’ fue, no cabe duda, la espléndida adaptación que los muchos guionistas acreditados en la historia —no llegan a los trece de ‘Alicia…’ pero las dieciséis manos que intervinieron en la redacción del libreto no son moco de pavo—; una adaptación que pasaba por efectuar, de forma ineludible, algunos cambios fundamentales con respecto al texto original pero que aquí, a diferencia de lo que veíamos la pasada semana en la traslación del texto de Carroll, no se sienten tan abruptos, redundando de hecho en un preciso funcionamiento de la narración.
Entre ellos quizás los dos más relevantes sean, de una parte, la completa eliminación de los dos capítulos de la novela de Barrie que menos casaban con la idea de cuento infantil de Disney: los referentes a la creencia de la madre de Wendy de que sus hijos han sido secuestrados, algo que sí apuntará Steven Spielberg en ‘Hook’ (id, 1992), y aquél en el que Peter descubre que Wendy se ha casado y tiene ya una nieta, algo que también incluía —con la aparición de una jovencísima Gwyneth Paltrow— la cinta firmada por el otrora Rey Midas de Hollywood.
En segundo lugar, e incidiendo de forma directa sobre uno de los personajes más icónicos de la compañía, el que Disney decidiera cambiar la bola de luz que Campanilla era en las representaciones teatrales por una pequeña hada es, probablemente, el mayor acierto de la cinta por cuanto esa rubia pin-up de gran temperamento que es la acompañante de Peter sirve de motor de los acontecimientos que se desarrollan de cara al final de la proyección, proporcionando al tiempo algunos de los momentos más divertidos de esa delicia constante que es el filme.
Dos protagonistas a la altura de las circunstancias
Peter Pan, el atrevido niño que ha perdido su sombra y que se enfrenta a ese pirata cruel y sediento de venganza que es Garfio, era el primer héroe masculino de un filme Disney —no contaremos a Pinocho por aquello de que era un muñeco de madera— y mucho era lo que se jugaba la compañía si quería que éste fuera percibido en los mismos términos que habían cosechado sus dos princesas más exitosas. Para ello, la opción era muy clara, tratar al protagonista como un aventurero activo y dicharachero que pasa sus días jugando ajeno a la fascinación que genera en las mujeres, ya sean éstas la celosa Campanilla, Wendy o las sirenas.
Con la definición del pelirrojo héroe perfectamente planteada, y un plantel de secundarios de entre los que habría que destacar, cómo no, al simplón y cómico Smee —alucinante es lo que hizo Bob Hoskins con el personaje en ‘Hook‘—, la otra cara de la moneda de Peter, y uno de los villanos con mayor carisma que ha salido de la Disney, es el Capitán Garfio, un adulto malhumorado y que sólo desea vengarse del niño que le cortó la mano y se la arrojó al cocodrilo —otro hallazgo de los “secundarios“—. Definido con una comicidad espléndida, Garfio concreta algunos de los mejores instantes del metraje.
Entre ellos se cuentan todos aquellos en los que le vemos atemorizarse del enorme reptil que quiere continuar con el banquete interrumpido y que anuncia su llegada con el tic-tac del despertador que se tragó sin querer: sincronizando el movimiento de su ridículo bigote con el sonido de las manecillas del reloj al moverse, los animadores del personaje dotaban a Garfio de un talante reforzado por lo caricaturesco y desgarbado de su porte y por lo rastrero de sus actitudes, al tiempo que lo muestran como un manipulador de primera cuando maneja a su antojo la voluntad de Campanilla.
‘Peter Pan’, una auténtica delicia
‘Peter Pan’ es un filme por el que no pasan los años. Todo un clásico —de los de verdad— de Disney en el que se conjugan de afortunadas maneras la concreción de unos personajes inolvidables, una música y canciones espectaculares que tienen su momento álgido en el ‘Volarás’ —o ‘You Can Fly’ si estamos hablando de la versión original— y, por supuesto, una animación espectacular e ingeniosa que tiene instantes de esos que se te quedan grabados en la memoria para nunca desaparecer por los recovecos de la misma.
Con el vuelo sobre el Londres nocturno como el más representativo de todo el metraje, una secuencia plagada de recursos brillantes de principio a fin, habría otros muchos que apuntar que confieren a la producción animada esa denominación de clásico a la que antes me refería y a los cuales les va también como anillo al dedo el calificativo de ingeniosos, dejándose la piel los animadores de la casa tanto en la definición de los personajes como en el casi millar de preciosos fondos sobre los que se va desarrollando la acción de la película.
Sumando pues al citado vuelo momentos como el uso de las sombras en toda la secuencia inicial; todo lo que precede a ésta —esa Nana intentando colocar bien los cubos de juguete—; la presentación de Campanilla sobre el espejo o lo “dramático” de cuando no sabemos si ésta vivirá o no tras la explosión de la bomba, es la poética del plano final y la forma en que la historia se cierra en boca del práctico progenitor de Wendy la rúbrica perfecta a una función deliciosa, un filme sobresaliente y atemporal que sigue cautivando a las nuevas generaciones de niños como lo hiciera hace más de sesenta años. En definitiva, un CLÁSICO.
Via:blog de cine
No hay comentarios:
Publicar un comentario