Ganas un Goya y tu vida cambia. Bueno, cambia si eres actor o actriz. Si no, todo seguirá igual. O sea: una puta mierda. Por ALBERTO LÓPEZ
Ganas un Goya y tu vida cambia.
Bueno, cambia si eres actor o actriz. Si eres guionista/decorador/montador/cortometrajista/fotógrafo/director artístico/diseñador de vestuario/músico/maquillador/peluquero/señor sudamericano preferiblemente indígena nominado al mejor corto documental que pasaba por allí todo seguirá igual.
O sea: una puta mierda.
Seguirás sin trabajo. O peor aún: esperando. Esperando la llamada de ese productor que te convenció hace unos meses para que le escribieras/dirigieras/montaras/whatever... el piloto de una serie nueva. "Eso sí, pasta no hay". No importa. Estás dispuesto a trabajar gratis. ¿Por qué? Porque te ofrece algo sólido "Si esto sale, que parece que sí, que me han dicho que sale seguro, que sale fijo, que sí, que sale, fijo, seguro, que sí, que sale, que me han dicho que sale fijo, que te lo digo yo, confía en mí, si sale... te contrato".¿Cómo vas a decir que no? CON LA QUE ESTÁ CAYENDO.
Sin embargo, si ganas un Goya y eres un actor o una actriz...
Todo empieza cuándo dicen tu nombre. Los ojos se te llenan de lágrimas. De alegría. Y de emoción. Y sobre todo de placer. Sí, de placer porque el Goya lo has ganado tú y no la guarra de I., la que está dos filas más atrás. La pobre se pensaba que por acostarse con J. le iban a dar el Goya a ella. Jódete. Te giras a tu izquierda. Ahí está el director de tu película. Tan sonrosadito... Le abrazas. Él aprovecha para rozarte una teta. Estuvo todo el rodaje intentando ligar contigo. Pobre diablo. ¿QUÉ, diosito, QUÉ le hizo pensar que ÉL podía ligar contigo? Te lo follaste, sí, pero nada más. Dignidad, por favor. Miras a tu derecha. Ahí está tu novio/pareja/chico/rollete/follamigo. Que guapo. Y que bien le sienta el smoking. Le besas. Y decides no dejarle esta noche como habías planeado. Tiene muchos followers en twitter y te vendrá bien que retuitee tu éxito. Ya si eso le dejas la semana que viene.
Te levantas. Te estiras la chaqueta del smoking. S., tu novia/pareja/chica/rollete/follamiga te mira con arrobo. Que tetas tiene. Que cachondo te puso verla en aquella portada de Man. Un mes estuviste llamando a todo el mundo para conseguir su teléfono. Pero nada, no había manera. Ella estaba con V. Llevaban mucho tiempo juntos, casi dos semanas. Nada que hacer. Hasta que una noche te la encontraste en The Passenger. Estaba tomando unos "gintos" con sus compañeras de serie. Te habías enrollado con todas. Solo te faltaba ella. ¿Estaría disponible? R. te había dicho mientras echabais un piti entre toma y toma de la serie que hacíais juntos, un drama social con tensión sexual no resuelta entre una trabajadora social en un duro pero entrañable barrio del sur de Madrid y el irresponsable pero canallita dueño de un karaoke, que S. lo acababa de dejar con V. Que le gustaba M. pero que también le ponían I. J. y L. De P., con el que había tenido un lío el verano pasado en Zahara no quería saber nada, mucho musculito y poca cabeza. Pollón, eso sí. Resumiendo: la pava estaba receptiva. Pues nada, a por ella. Te acercaste al grupito de alocadas y pizpiretas actrices que reían como si no hubiera mañana. Saltaban y gritaban y se hacían fotos poniendo morritos. Te estabas poniendo cachondo. Tope guay. Saludaste. Te miró. La miraste. Os hicisteis unas fotos que enseguida colgasteis en twitter. A los diez minutos tu cuenta y la suya tenían 200 retuits y ochenta fav. A las dos horas os estabais enrollando en tu ático de la calle Divino Pastor. Juego, set y partido.
Caminas hacia el estrado. Luciéndote. Gustándote. Sabes que tu vestido está causando sensación. Hiciste bien en perder esos cinco kilos que te sobraban. Eres el centro del mundo. Todos te están mirando. ¿Cuántas veces has fantaseado con este momento? Mañana por la mañana vas a tener ochenta llamadas perdidas. Te lloverán las ofertas. Hiciste bien en despedir a tu antiguo agente. Menudo inútil. Que cambio va a dar tu vida con el Goya. Seguro que te ofrecen un papel protagonista en alguna serie. Esa del camping no está mal. Aunque tú quieres que te llame L.S.N. Te han contado que Globomedia está preparando una serie nueva. Algo arriesgado, nuevo, experimental. Una dramedia ambientada en el bar de un internado del siglo XVII. Fijo que lo peta. Una obra de teatro tampoco estaría mal. Pero, ojo, teatro de verdad, no la mierda esa del Microteatro. Joder, en 15 minutos no da tiempo a que ofrezcas todos los registros de los que eres capaz. La gente que va a verte solo se queda con tu cara bonita. Otra cosa: se acabaron los putos cortos. Fantaseas con Hollywood... ¿Por qué no? Si P. lo ha conseguido lo puede hacer cualquiera. Eso sí, solo si te ofrecen un papel que te guste, algo acorde con tu talento. Nada de comedietas bobaliconas con Adam Sandler. Para eso te quedas en Madrid. Ben Stiller, no flipes. Aquí en España tienes un prestigio. Prestigio que conlleva una responsabilidad social. Puto PP, se lo quiere cargar todo.
Por fin llegas al estrado. Te entregan tu Goya. Como pesa el hijoputa. Miras a la platea. La gran familia del cine español está a tus pies: Yola Berrocal, Chicote, un primo de Maxi Iglesias... Haces un cálculo rápido. Te has follado a la mitad de las actrices que están en el patio de butacas. Dani y Quim, chupaos esa. A ver si superáis mi récord. Sueltas la habitual chapa de agradecimiento. Lástima que no esté Wert. Llevabas tres meses preparándote un discurso contra él. Canelita fina. Y ahora el pájaro no viene. Bueno, te la suda. Ya dirán algo los de Animalario, tampoco te interesa posicionarte.
Terminas tu discurso. Un último aplauso. Te vas del escenario. Mientras te alejas oyes al presentador, uno con rimmel, presentar el próximo premio. Llegas al backstage. Todos te felicitan. Besos, risas, llantos, croquetas. Algún morreo. Alguna rayita... ¡La gran familia del cine español al completo! Un momento, ¿quién es ESE que viene a felicitarte? ¿Qué coño hace en la sala VIP? Te dicen que es el guionista de tu película. Ah... Sí, te suena de verle en tu gimnasio, el Palestra. ¿No es el que limpia los baños?
En el backstage todos ríen alborozados disfrutando de su éxito y de su juventud. ¿Todos? Todos no. En un rincón de la sala, en mangas de camisa y ajeno a todo, Nacho Vigalondo da los últimos retoques a Open Windows. Para el 2027, la tiene. Fijo.
Via:blog de cine
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