Cinco títulos rescatados de la avalancha que forma la programación del festival. Joyas escondidas entre los grandes nombres que no deberías pasar por alto. Por DANIEL DE PARTEARROYO
Tan largos y variados son los tentáculos de Sitges que puede servir de punto de encuentro a distintos gustos y sensibilidades, desde quienes buscan propuestas de cine mainstream como Machete Kills (Robert Rodriguez), Insidious: Capítulo 2 (James Wan) o Byzantium (Neil Jordan), lo último de las actuales estrellas del terror como The Sacrament (Ti West) o The Green Inferno (Eli Roth), animación de muchos quilates como The Wind Rises (Hayao Miyazaki) o Cheatin' (Bill Plympton), declinaciones gamberras del gore festivo como Hatchet III (BJ McDonnell) o Frankenstein's Army (Richard Raaphorst) o incluso películas de cine de autor de las que alegran la cinefilia como Nobody's Daughter Haewon (Hong Sang-soo), Possession (Brillante Mendoza) o el experimento 3D de Peter Greenaway y Jean-Luc Godard. Nos dejamos mucho, pero es que la segunda regla de Sitges (la primera es preferible no hacerla pública) reza que es imposible verlo todo: hay que elegir. Así que, para ponértelo un poco más difícil, aquí va una selección con cinco películas que corren el riesgo de pasar desapercibidas entre los Takashi Miike, Nicolas Winding Refn y Jim Jarmusch, pero que merecen tanto la pena que sería un pecado dejar pasar la oportunidad casi única que brinda Sitges para verlas en una sala de cine como es debido.
Leviathan
Leviathan (trailer) from Cinema Guild on Vimeo.
De: Lucien Castaing-Taylor & Véréna Paravel.
Por qué hay que verla: El año pasado ya dejé claros mis motivos para considerar Leviathan el mejor documental de 2012. Dado que la propuesta de Castaing-Taylor y Paravel, como todas las del Sensory Ethnography Lab de la Universidad de Harvard, es difícil de capturar fuera del circuito de festivales y las alucinantes imágenes que los directores grabaron con minicámaras GoPro a bordo (¡y alrededor!) de un barco pesquero de faena en el Atlántico Norte son tan apabullantes, su visión en una sala de cine es obligatoria para rematar la experiencia de inmersión y locura marina. Desde el cielo a las profundidades abisales, pasando por las entrañas del buque. Ríete del 3D espacial de Gravity mientras vuelas a lomos de una gaviota durante lo que podría ser (o no) el fin de los tiempos.
L'étrange couleur des larmes de ton corps
De: Hélène Cattet & Bruno Forzani.
Por qué hay que verla: La pareja franco-belga regresa después de sacudir las pupilas con un baño de referencialidad giallo en Amer (2009) y no parece que tengan ninguna intención de cambiar su forma personal de acercarse a los resortes estéticos y formales del subgénero criminal italiano más manierista. Que no te engañe la aparente sencillez argumental (un hombre investiga las extrañas circunstancias de la desaparición de su mujer), eso es lo de menos; los cortos y películas de Cattet & Forzani son viajes audiovisuales de contenido casi abstracto donde las imágenes, los colores y el sonido se unen en éxtasis difícil de olvidar. Otra experiencia sensorial que hace mucho más para justificar la existencia de salas de cine que cualquier declaración extemporánea de representantes de la cultura. Pero, lo más importante, ¿quién no querría ver una película que se titula El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo?
La tumba de Bruce Lee
Tráiler de «La tumba de Bruce Lee» from canodrama on Vimeo.
De: Canódromo Abandonado.
Por qué hay que verla: La primera película del tridente creativo formado por Julián Génisson, Lorena Iglesias y Aaron Rux resulta sorprendente incluso para aquellos que ya éramos fans de su caudalosa colección de vídeos conceptuales. Concebida como un viaje iniciático con la tumba de Bruce Lee como meta, en la película de Canódromo Abandonado los diálogos se filman como si fueran paisajes, las cadenas de palabras dentro y fuera de plano forman su propia banda sonora (mucho oído también a la musical) y el horizonte próximo de sus personajes siempre aparece teñido por la desilusión y el desengaño ante las cuestiones más prosaicas y a la vez más profundas de la vida. Como si Jim Jarmusch hubiera hecho una cara B de The Master, pero sin ínfulas.
Les rencontres d'après minuit
De: Yann Gonzalez.
Por qué hay que verla: Podría ser La fille de nulle part, pero frente a la veteranía de Jean-Claude Brisseau y la constancia de una filmografía fascinante (lamentablemente ignorada en España), me he decantado por otro debut en el largometraje: el del francés Yann Gonzalez. Considerada como una de las películas más extrañas de las que pasaron por Cannes este año, Les rencontres d'après minuit promete brindar una de las orgías más memorables de la historia del cine. Entre sus ingredientes hay todo tipo de drogas, bailes alucinados, vestuarios llamativos, perversiones intransferibles, gente con parche, Béatrice Dalle, el hijo de Alain Delon e incluso el exfutbolista Éric Cantona. ¿Qué más se puede pedir?
Wrong Cops
De: Quentin Dupieux.
Por qué hay que verla: Iba a recomendar Vic + Flo ont vu un ours, de Denis Côté, pero el tráiler da bajón, así que mejor optar por otro loco del humor esquinado. Además, el director de bromas alargadas como Rubber y Wrong esta vez cuenta con la colaboración de gente quizás más demente todavía que él. Por ejemplo, Eric Wareheim (de Tim and Eric Awesome Show, Great Job!) o Steve Little (de Hora de aventuras y De culo y cuesta abajo). Espera un momento, ¿sale Ray Wise en el tráiler? Está claro que las risas más catárquicas, difíciles de compartir y a destiempo del festival volverán a ser cortesía de Dupieux.
No hay comentarios:
Publicar un comentario