El informe anual de la asociación GLAAD propina un tirón de orejas a las 'majors', y afirma que la televisión gana al cine por goleada en representatividad LGTB. Por YAGO GARCÍA
No obstante señalar que ya han pasado "los tiempos en que, para encontrar filmes con personajes gays, había que ir casi a escondidas al videoclub", el estudio señala dos datos que pueden hacernos pensar ya desde su introducción. El primero, que la televisión gana al cine por goleada en inclusividad: frente a shows como Modern Family (que ha tenido problemas precisamente por ello), True Blood o incluso Juego de tronos, el cine mainstream sigue siendo un terreno en el cual la heterosexualidad sigue apareciendo como la única opción. "Ahora que muchos países aprueban leyes para eliminar a los homosexuales de la vida pública, es importante que Hollywood no sea cómplice de esta autocensura", señalan los expertos de GLAAD, apuntando indudablemente a las recientes medidas anti gays del gobierno ruso, que motivaron la salida del armario de Wentworth Miller (Prison Break).
Recordemos que el país de Tarkovski, Eisenstein y Vladimir Putin forma parte (junto a China y Corea del Sur) de ese pastel euroasiático que las majors del cine quieren repartirse durante esta década, así que esta advertencia podría ser más relevante de lo que parece en los próximos años. Ahora bien, aunque los estudios sigan haciendo hueco para personajes LGTB en sus producciones, ¿cómo son esos personajes? Las estadísticas del informe no dejan lugar a dudas: los gays made in Hollywood forman un conglomerado de varones (55,6 por ciento de los casos) blancos (83,9 por ciento) y de clase media. La presencia de lesbianas en las 101 películas analizadas para el estudio es prácticamente anecdótica, los bisexuales apenas se dejan ver, y lo más significativo de todo: en todos estos filmes no hay ni un solo personaje transgénero.
Por supuesto, el estudio de GLAAD basa sus valoraciones en la representación de las minorías sexuales, y no en la calidad de los filmes. Por ello, puede sorprendernos leer elogios a una película tan vapuleada por la crítica como El atlas de las nubes, la cual parece hecha a medida para recibir sus alabanzas: una de sus autores, Lana Wachowski, es transgénero, y cuenta con el actor Ben Whishaw, que además de ser abiertamente gay da vida a un personaje homosexual. Y también chirría que Skyfall reciba un tirón de orejas dada la (insinuada) bisexualidad del villano Javier Bardem: "es una pena que perpetúe el estereotipo de los bisexuales como traicioneros y desequilibrados", afirman los expertos, sin reparar -creemos nosotros- en lo mucho que su vis a vis con James Bond (Daniel Craig) ha dado que hablar a los fans de la saga.
También está claro que el estudio de GLAAD se centra en el cine de EE UU, el país del cual proviene. Por otra parte, el enfoque cuantitativo de este análisis (en cristiano: cifras, cifras y más cifras) puede resultar inclinado a la parcialidad. Salvo si reparamos en que todos los filmes analizados vienen de tan sólo seis compañías, las grandes del negocio, algunas de las cuales (como Fox) reciben un sonoro tirón de orejas cuando se analizan sus producciones separadamente. Por otra parte, GLAAD propone una prueba para detectar películas gay friendly: el 'test de Vito Russo' (en honor al autor del libro El celuloide oculto) que sigue el modelo del test de Bechdel. Recordemos, esa prueba feminista con casi tres décadas de antigüedad, que tan cuestionada fue por mujeres internautas a cuenta del presunto machismo de Pacific Rim.
Como todos los análisis, el que nos ocupa puede resultar más interesante por lo que deja entrever que por aquello en lo que insiste. Por ejemplo, el hecho de la inmensa mayoría de personajes gays y lesbianas de Hollywood aparezcan en comedias (y, a veces, en dramas) delata que hay géneros, como el cine de acción, que están vetados a sexualidades no normativas, o casi. Siguiendo este mismo hilo, los severos reproches que recibe Ted, la comedia de Seth MacFarlane, tal vez provoquen reparos por parte de lectores y lectoras, cualquiera que sea su sexualidad, debido a estar basados en criterios de corrección política que deberían tener poco espacio en la comedia. Pero la pregunta más interesante, y que los autores del informe no van a plantearse nunca, es esta: ¿Qué resultados arrojaría un estudio así, pero dedicado al cine español?
Via:Cinemania
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