Una campaña para boicotear la adaptación de su libro ha llevado a Orson Scott Card a publicar un comunicado, y a la prensa de EE UU a un encendido debate. Por YAGO GARCÍA
De hecho, cuando escribe sobre política, uno de los caballos de batalla de Card es su feroz oposición a los derechos de gays y lesbianas, la cual podría pasarle factura al filme basado en su novela. Porque una campaña para boicotear El juego de Ender, que se estrenará en EE UU y España el 1 de noviembre, ha saltado esta semana a los titulares de la prensa de Hollywood.
La iniciativa parte de la web GeeksOut, dedicada a los fans LGBT de la ciencia-ficción y la fantasía, e invita a sus lectores a firmar una petición online para evitar que el público acuda a ver El juego de Ender. Su propósito: "mantener su dinero bien lejos de Orson Scott Card y otros activistas anti-gays" que se beneficiarían del filme protagonizado por Asa Butterfeld, Hailee Stenfield y Harrison Ford. Como apoyo a su propuesta, la página cita un extracto de un artículo de Card publicado en Mormon Times en 1990: en dicho texto, el escritor consideraba "necesario" que las "leyes contra el comportamiento homosexual" permaneciesen en vigor, "no para ser aplicadas indiscriminadamente, sino para ser usadas en caso de necesidad, dejando así claro que quienes violan las regulaciones sociales sobre la conducta sexual no pueden ser considerados ciudadanos de pleno derecho".
Los homosexuales, "un trágico error genético"
Card escribió el artículo citado por GeeksOut 13 años antes de la sentencia judicial Lawrence vs. Texas, que despenalizó definitivamente la homosexualidad en EE UU. Pero hoy en día la situación es bien distinta: el 26 de junio, el Tribunal Supremo estadounidense declaró inconstitucional la DOMA (siglas en inglés de 'Ley para la defensa del matrimonio'), una norma firmada por Bill Clinton que negaba el reconocimiento del gobierno federal a las uniones civiles entre gays y lesbianas. Por otra parte, la pertenencia de Card a la iglesia mormona (que ha financiado iniciativas legislativas contra el matrimonio gay) y su condición de miembro de la National Organization for Marriage, un lobby conservador muy vinculado a su confesión religiosa, están lejos de granjearle simpatías entre los espectadores LGBT.Además, como nos recuerda la web Salon, la postura anti-gay de Orson Scott Card no se ha suavizado con los años, sino que se ha vuelto más y más agresiva. En una antología de citas recogidas por dicha página, leemos que el autor de El juego de Ender considera a los homosexuales como productos de "un trágico error genético", y que en 2008 calificó a una posible aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo como "el fin de la democracia en EE UU". "No habrá sentencia judicial o ley del Congreso capaz de hacer que esas relaciones [entre personas del mismo sexo] sean iguales que la familia tradicional", sentenció el novelista en dicho artículo, también publicado en Mormon Times.
Así pues, la postura de Orson Scott Card está clara. Pero ¿podría perjudicar a la taquilla de El juego de Ender? Pues el escritor podría pensar que sí. La prueba: un comunicado con su firma publicado el lunes por la revista Entertainment Weekly, en el cual Card desvincula su obra de sus opiniones. "El juego de Ender transcurre en el futuro, y no tiene nada que ver con cuestiones políticas inexistentes en 1984, cuando la escribí", señala el texto, que califica de "agotada" la cuestión del matrimonio gay en EE UU y concluye con una nota de desafío: "Ahora lo interesante será ver si los victoriosos defensores del matrimonio gay se muestran tolerantes hacia aquellos que se les oponían cuando el asunto estaba en disputa".
"No existe la mala prensa"
Como hemos visto, la campaña contra El juego de Ender ha levantado una polvareda mediática considerable. Por lo pronto, GeeksOut se ufana de las reacciones adversas obtenidas en su página de Facebook, con comentarios que califican a los redactores de la web de "maricas infectados de sida" o "fascistas", amén de achacar su postura a la "intolerancia izquierdista" o la "heterofobia". Pero, por otra parte, la película (que no el escritor) ha encontrado defensores inesperados en varias webs de cine.Así, la columnista de Hollywood.com Caroline Bologna no cree que el boicot vaya a surtir efecto, citando casos como las escandalosas declaraciones de Lars Von Trier en Cannes 2011 o la polémica (también relacionada con el matrimonio gay) que rodeó en EE UU a la cadena de comida rápida Chick-fil-A. "¿Podemos poner nuestro dinero en los bolsillos de personajes polémicos y pese a ello dormir tranquilos?", se pregunta la periodista, antes de reconocer que dicha cuestión no tiene una respuesta fácil. Desde Slashfilm, Angie Han explica: "No culparé a nadie por no querer pagar su entrada, pero sé que no podré vencer mi curiosidad por ver El juego de Ender", en un artículo donde, pese a todo, califica de "irritante" el comunicado de Card, dado que "el matrimonio gay sigue siendo ilegal en la mayoría de los estados". Señalemos que, en los comentarios de esta página, los lectores sacan a relucir otros nombres igual de polémicos, pero más valorados por la cinefilia, como el de Von Trier o el de Roman Polanski.
La opinión más radical es la de Flavorwire, cuyo crítico Tyler Coates califica de "reacción errónea" un posible boicot contra El juego de Ender. Tras pasar revista a las opinones homofóbicas de Card, Coates advierte de que para un blockbuster pendiente de estreno "no existe nada parecido a la mala prensa", calificando de "estúpida, infantil e indigna de una lucha que dura décadas" a una iniciativa que, aventura, está más orientada a dar publicidad a sus responsables que a llamar la atención sobre una cuestión social. "Ver Crepúsculo no te convierte en un abogado de la abstinencia antes del matrimonio, y revisar la filmografía de Polanski no es un acto en defensa del estupro", remacha el columnista, animando a distinguir entre el autor y la obra.
Mientras los dimes y diretes se suceden en la Red, los libros de Orson Scott Card siguen vendiéndose (y leyéndose en la clase de Literatura de muchos institutos estadounidenses) y El juego de Ender sigue apurando las etapas de su campaña promocional. No obstante, como señala Angie Han en su artículo, puede extraerse algo provechoso de esta controversia: "Que Card haya necesitado moderar su retórica homófoba es una victoria menor para los grupos pro-gays", indica. Y prosigue: "Sus palabras [en el comunicado] suenan más resignadas que alegres al constatar el avance de la historia, claro está. Pero en 1984, ni siquiera sus opiniones más insultantes hubieran inspirado una polémica como esta".
Via:Cinemania
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