Sí, señores. Estoy en el Festival de Cine de Cannes, el festival más grande e importante del mundo y sí, no ví ‘El Gran Gatsby’ de Baz Lhurman (‘The Great Gatsby’), cinta encargada de inaugurar la 66ª edición del Festival de Cannes y que llega hoy a nuestras pantallas. Y es que, para una primeriza como yo, un festival tan grande y diferente a lo anteriormente conocido y además, tener que trabajar a dos bandos, puede resultar de lo más complicado.
Así que, mi primer día en la Croissette se basó en: recoger la acreditación y localizar las diferentes salas y partes del festival. Desde el “village international”, donde las films commissions de todas partes del mundo se colocan para acoger a profesionales de la industria, desde las diferentes salas que forman parte tanto de la Sección Oficial, como de los festivales paralelos como la Semana de la Crítica o la Quincena de los Realizadores, hasta algo tan simple como localizar el stand de Nespresso donde podré provisionarme de café gratis durante mi estancia en el festival. Porque sí, voy a necesitar mucho café.
La juventud según François Ozon
Después de un intento fallido de entrar a la rueda de prensa de ‘El Gran Gatsby’ –eso sí, viendo el cogote de Leonardo DiCaprio y el estilazo de Carey Mulligan bien de cerca– , por fin consigo meterme en una sala de cine a ver una de las películas que compiten por la Palma de Oro. Se trata de ‘Jeune et Jolie’, la nueva película del francés François Ozon, que en septiembre del año pasado se hacía con la Concho de Oro del Festival de San Sebastián por ‘En la casa’ (‘Dans la maison’, 2012).
‘Jeune et Jolie’ no es la mejor película de François Ozon, pero sigue teniendo ese toque especial del realizador francés que consigue que ninguna de sus películas se parezca a la otra. ‘Jeune et Jolie’ nos da un punto de vista diferente de la adolescencia y del gran paso que supone convertirse en adulto y que la protagonista de la cinta –la bellísima y misteriosa Marine Lacht–, da ese paso a través de la prostitución. Sí, la película podría haberse convertido en algo muy grotesco y hasta vulgar llena de desnudos y escenas de sexo, pero la elegancia de Ozon a la hora de filmar, consigue que ‘Jeune et Jolie’ sea un sútil retrato de una adolescente y de convertirse en adulto.
Una de los aspectos más interesantes de la cinta es, sin duda, cómo está contada: Ozon nos muestra la evolución de la protagonista a través de cuatro estaciones y todas ellas, marcadas por una canción –la mayor parte de las veces de François Hardy–, que enfatizan ese tono melancólico, misterioso y de pérdida de inocencia de la protagonista. Puede que ‘Jeune et Jolie’ no se cuele en en el palmarés, pero sin duda, es una buen título al, yo de vosotros, le seguiría la pista.
La búsqueda de lágrimas de ‘Fruitvale Station’
Muchas expectativas habían puestas en ‘Frutivale Station’ del debutante Ryan Coogle y gran triunfadora de la pasada edición del Festival de Cine de Sundance, pero que al final ha pasado a no ser nada del otro mundo. Basada en la historia real de un joven afroamericano que fue asesinado por un policía en Nochevieja, la película pierde mucho sentido al conocer la historia real. Bastante convencional hasta el momento del altercado con la polícía –que es el momento fílmicamente más interesante–, ‘Fruitvale Station’ no ofrece nada nuevo y peca de buscar la lágrima del espectador en algunos momentos demasiado sensibleros. Una lástima. Eso sí, nos quedamos con Octavia Spencer.
Y ahora os dejo, que me espera Hirokazu Kore-eda y su ‘Like father, like son’.
Foto | El equipo de ‘Jeune et Jolie’ por Lucía Ros Serra
Via:Blog de cine