El tráiler promete mucho, pero lo que no sale en él promete más aún. Dedicamos un reportaje exhaustivo al nuevo filme del director de 'Distrito 9'. Por YAGO GARCÍA
Los misteriosos comienzos
Cuando Neill Blomkamp comenzó la producción de District 9, todo el mundo sabía de qué iba a ir la película, básicamente porque esta se desarrollaba a partir de su cortometraje Alive in Joburg. Sin embargo, el segundo largometraje del realizador sudafricano arrancó en el más estricto de los secretos: aparte de que la presencia de Sharlto Copley estaba garantizada, tanto el argumento como el reparto de la película permanecieron en la oscuridad durante todo 2010 y buena parte de 2011. Durante dichos meses, eso sí, se fueron confirmando los fichajes de Matt Damon y Jodie Foster: ambos actores se mostraban entusiasmados por el misterioso proyecto, lo cual confirmaba que, a pesar de todo, la cosa tenía buena pinta.
Una 'pequeña' cantidad
Una vez confirmada la presencia de Damon y de Foster, Elysium regresó a los titulares debido a la inversión de 91 millones de euros realizada por Sony cuando la película todavía estaba en proyecto. Estaba claro que, con semejante reparto más el crédito acumulado por Blomkamp en la multinacional (que distribuyó District 9 en su día), la película iba bien recomendada, pero lo elevado de la suma sorprendió a muchos. Máxime teniendo en cuenta que, para su debut, el cineasta contó con unos proporcionalmente magros 22,8 millones de euros... Que, en la taquilla, se convirtieron en 160 millones de beneficios.
Syd Mead: ingeniero replicante
Más allá de las incorporaciones al reparto, a las que tenemos que sumar las de Diego Luna, Alice Braga y Wagner Moura (Tropa de élite), el fichaje de Elysium que más llamó la atención a los fans del cine fantástico fue el de Syd Mead. ¿Que quién es ese señor? Pues nada menos que el hombre a quien Ridley Scott confió la ambientación futurista de Blade Runner allá por 1982. Y que también trabajó en Aliens: El regreso, la que Blomkamp considera su película favorita de todos los tiempos. Ingeniero industrial de formación, Mead no suele aparecer en los créditos como "diseñador de producción", sino como "futurista visual". A juzgar por lo visto en las fotos y el tráiler, su trabajo en este filme estará a su astronómica altura de costumbre.
El virus comienza a expandirse
Para Elysium, Neill Blomkamp ha empleado mucha menos publicidad viral que para District 9. Pero la ha empleado: tras un misterioso vídeo que acabó correspondiendo a otro proyecto (AGM Heartland, una "comedia sobre ingeniería genética rodada con un iPhone" de la que el director no quiere hablar mucho), la ComicCon de 2011 apareció repleta de carteles de una empresa llamada Armadyne. Si el visitante acudía a la web de la corporación, encontraba un anuncio solicitando "soldadores en gravedad cero, ingenieros de sistemas cuánticos y expertos en planificación familiar multigeneracional" para un proyecto que culminaría en 2097. Por entonces, los rumores adjudicaban a Elysium una trama de invasiones extraterrestres, pero ese mismo verano Blomkamp desvelaría la verdad.
Sanidad privada en el espacio exterior
Un año después de la aparición del viral, en agosto de 2012, la sinopsis de Elysium se hizo pública. Y en ella los aliens ni estaban ni se les esperaba: resulta que "Elysium" es el nombre de una estación espacial en la que se han refugiado las clases altas de la Tierra tras un colapso ecológico. Damon interpreta a un obrero terráqueo que, tras contraer cáncer por un accidente laboral, decide infiltrarse en ella ilegalmente para conseguir curarse de su dolencia. Foster es la secretaria Rhodes, responsable de inmigración de Elysium dedicada a que ningún pobretón cruce sus fronteras, mientras que Kruger (Copley) es su brazo ejecutor en el planeta, dedicado a masacrar a los proletarios que tratan de ponerse en órbita. "El último villano interesante que ví en una pantalla fue el Heath Ledger de El caballero oscuro: La leyenda renace", explica el actor, "y aquí he tenido la posibilidad de hacer algo similar". Copley también comenta que Kruger está basado en los militares de las fuerzas especiales sudafricanas en tiempos del apartheid, "gente que se iba a la selva y no salía de allí en tres meses".
Damon, 'petado' y con exoesqueleto
Cuando las primeras imágenes de Elysium se proyectaron en la ComicCon de 2012, traslucieron tres cosas: la primera, que el conjunto tenía una pinta estupenda, pese a que sus efectos especiales (a cargo de Weta Digital, la compañía del viejo amigo Peter Jackson) aún no estaban acabados. La segunda: que todos los participantes parecían entusiasmados, incluso una Foster muy dura de pelar en las negociaciones iniciales. La tercera: que Matt Damon lucía una musculatura inmensa, combinada con un exoesqueleto metálico que dota a su personaje de una fuerza prodigiosa "pero no tanta como la de Iron Man", según Blomkamp. Recientemente, en una presentación del filme en Berlín, el actor afirmó haber pasado "horas y horas en el gimnasio" para adquirir dicho aspecto de armario con poco cuello. No hace falta que lo jure.
Un rodaje de higiene dudosa
Para reflejar el bienestar artificial de la estación Elysium, Blomkamp se llevó a su equipo a Vancouver (Canadá). Pero, ¿y para la Tierra depauperada y desertizada? El rodaje de esas escenas ha tenido lugar en Ciudad de México. Para ser más precisos, en las inmediaciones de Bordo Poniente, el vertedero más grande del mundo, cuya extensión es de más de 1000 hectáreas y en el que se alzan montañas de basura de 15 metros de altitud. Por lo visto, los personajes de Damon y Copley aparecen constantemente cubiertos de un polvillo oscuro "que en realidad es materia fecal pulverizada", comenta el primero. La guarrería no se limitó a eso: durante el rodaje de una escena en la que el protagonista se aferra a los bajos de un camión, el doble de Damon tuvo que aguantar que una piara de cerdos se le orinase encima. Por lo visto, la incontinencia de los bichos se debió a que estaban asustados: animalitos.
Si no pintas, no pagas
Por lo visto, durante el rodaje de Elysium Neill Blomkamp ha sufrido amargas experiencias, similares a las de David Lynch cuando fue a México a filmar Dune. Eso sí: si al genio de Montana le amargaron con las 'mordidas', de los guardias fronterizos, los inconvenientes de nuestro hombre han sido de índole más legal. "Cuando terminas un edificio del tipo que sea en Ciudad de México, tienes que pagar un impuesto sobre la propiedad", explica. "Pero un edificio sin pintar no se considera terminado, de modo que nosotros dejamos los decorados con el hormigón a la vista". Mira tú, qué forma más ingeniosa de defraudar al fisco.
'Product placement' por una buena causa
A fin de lograr más realismo en su película, Blomkamp recurrió a una estratagema similar a la de Ridley Scott en su día: escribir a varias multinacionales tecnológicas pidiéndoles permiso para usar sus logotipos en el filme. Sin ir más lejos, el exoesqueleto de Matt Damon luce el emblema de la japonesa Kawasaki. Esperemos que esto no redunde en una maldición similar a la de Blade Runner, aunque quién sabe...
¿Qué se ha quedado fuera?
Queremos ser buenos y pensar que los productores de Elysium no han metido mano en su montaje, pero sospechamos que algo de eso hay. Por ejemplo, en la versión estrenada en cines faltará un prólogo en el que se detallan cosas como el precio de admisión en la estación espacial (alrededor de 7.600 millones de euros). Blomkamp ha explicado que su primera intención era no proporcionar ningún tipo de contexto a los espectadores, pero que después se lo pensó mejor para acto seguido volver a arrepentirse. En fin, algo había que dejar para los extras del dvd. Ah, y como fan de la saga Alien, el cineasta también reconoce que a su película le falta algo: "No he incluido fluídos viscosos, ni tampoco huevos. Los echo de menos, la verdad".
Via:Cinemania
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