jueves, 21 de febrero de 2013

Por qué ‘La noche más oscura’ no debería ganar el Oscar


Razones de peso por las que Kathryn Bigelow sentirá que la noche del 24 de febrero está 'en tierra hostil'. Por CARLOS MARAÑÓN

por que ?la noche mas oscura? no deberia ganar el oscar

Dentro del serial que CINEMANÍA está dedicando a despotricar de las 9 candidatas a los Oscar 2013 y dar razones por las que no merecen llevarse el máximo galardón de la Academia de Hollywood ha llegado el momento de ponerse serios. Con sus más y sus menos, Los miserables, Django desencadenado, La vida de Pi y Amor podían ser rivales potentes, aunque asumibles. Pero, no pensaría nadie que se iba escapar viva La noche más oscura? Favorita de los críticos, objeto de polémicas por parte de todos los sectores en EE UU e incluso de investigaciones del Senado, tenemos argumentos de peso para sostener que Kathryn Bigelow no reeditará el éxito de 2010 con En tierra hostil en esta edición.

1. Una propuesta a medio camino

Ni pro CIA, ni abiertamente crítica con la política exterior norteamericana, ni transgresora en lo visual (ya hemos visto esa estética a medio camino entre la fotografía con grano de las persecuciones en los países árabes y los tonos fríos del pasilleo de la Casa Blanca o Langley entre todos los Bournes y las Alas Oestes de los últimos años) ni novedosa en el tratamiento del personaje principal [ver punto número 3] ni de los entresijos del gobierno USA (sí lo era In the Loop, ¿recuerdan?), en realidad Kathryn Bigelow ha molestado a todo el mundo y se ha quedado en una especie de limbo, tan abierto a todas las interpretaciones que puede ser acusado de cualquier cosa menos de valiente. En realidad, a la película le pasa un poco como a las escenas de las torturas, esas que presuntamente son tan duras que han servido incluso de reclamo tramposo para el público. Cuando uno las ve, acaba por pensar que en la realidad, los agentes de la CIA seguramente son mucho más violentos que lo que vemos en pantalla para conseguir sus objetivos. O sea, que la realidad supera a la ficción: lo peor que le puede pasar a una película pretendidamente verista.

2. El monopolio de una imagen

Ha llegado la primera, es cierto, y se ha hecho con el monopolio de una imagen que todos teníamos en nuestra mente, cada uno la suya, y que quedará a partir de ahora marcada por la creación que la Bigelow ha presentado en el filme. La caza de Bin Laden, con sus evidentes virtudes (la película termina por todo lo alto con esa secuencia de acción primorosa, eso es cierto), ya no tendrá zonas oscuras porque el cine ha conseguido crear una estampa histórica, con el mismo valor que la mano metida dentro de la chaqueta de Napoleón o la estampa barbuda de Jesucristo. Se convierte así por decreto (y con muchos beneficiarios de por medio) en el monopolio de una página de la historia que debería seguir siendo investigada. Nadie lo ha visto, pero todos pensaremos que fue así, hipnotizados por los fuegos de artificio de este filme. Sin plantearnos siquiera cómo es posible que los habitantes de una casa no oigan el ruido de un helicóptero estrellándose en su patio en plena noche.

3. ¿Dónde he visto yo a esta chica?

Que Jessica Chastain es la actriz de moda de Hollywood en dura pugna con Jennifer Lawrence (unas tablas que seguramente se resolverán la noche del 24 de febrero en la gala de los Oscar cuando se decida quién gana la estatuilla a mejor actriz) es tan cierto como que, más allá de que la extrema belleza de la actriz entre en contradicción en ocasiones con los atributos como agente de la CIA de su personaje (está como un pulpo en un garaje en las escenas de tortura), a esta chica ya la hemos visto antes. Las motivaciones y la forma de comportarse en acción y ante sus superiores de la Maya de La noche más oscura son las mismas que las de Carrie Mathison, el personaje interpretado por Claire Danes en la serie Homeland. Esa obsesión, esa talento, esa fuerza que surge de la aparente fragilidad, esa ausencia de vida personal que arrastra sin darse cuenta, ese miedo al vacío una vez terminan las misiones… Todo lo que vemos en la protagonista de La noche más oscura nos suena, incluso cambiando a la rubia por una pelirroja.

4. El don de la inoportunidad

Esto no es la administración Bush, amigos. Y contra la estulticia del peor presidente de los EE UU que se recuerda, Hollywood vivía mejor. O al menos lo hacía con las cartas sin marcar. Con Obama en la presidencia no es el mejor momento para atacar al gobierno, ni siquiera cuando aún quedan múltiples zonas oscuras en la gestión de su política internacional. Y eso se nota, incluso en la forma en la que esta vez Kathryn Bigelow nos acerca a sus personajes: del destrozo interior que maneja el protagonista de En tierra hostil, Jeremy Renner, a esta especie de existencialismo de novela de Albert Camus que demuestra la Maya de Jessica Chastain al final del filme. El contexto político ha cambiado, y eso se deja notar en las urgencias dramáticas, con lo que la carga política ha quedado ahora suavizada. O al menos abierta a la interpretación del espectador.

5. Empatizar o no empatizar, esa es la cuestión 

No sólo la polémica en la que se ha visto envuelta la película le puede apartar de los grandes premios en la noche de los Oscar, que también: Hollywood huye de las películas marcadas con una cruz, cualquiera que sea la causa. Pero es que además, se hace difícil querer a esta película, y estos premios no han sido nunca amigos de los compromisos ambiguos. Los Oscar suelen apostar por los mensajes directos y sencillos, y por las películas que motivan más al espectador, que empatizan con él. Si la muerte de Bin Laden es una página histórica que se mueve en la ambigüedad de la razón de Estado para cometer un crimen legal, tampoco los personajes se hacen querer ni buscan conmover. Sus motivaciones, complejas, turbias; los alejan del Hollywood de toda la vida, el que siempre reaparece a finales de febrero vestido de Oscar de la Academia.

Via:cinemania

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