'Dark Blood', la película incompleta que River Phoenix protagonizaba cuando murió, decepciona, mientras Emir Baigazin asciende a la gran liga del cine de autor. Por NANDO SALVÁ (Berlín)
Que a la película en realidad le falten varias escenas clave que nunca llegaron a rodarse, resulta extremadamente problemática. Para cubrir los considerables vacíos existentes en el metraje, Sluizer recita en off diálogos y descripciones cortas de las escenas ausentes. Si explicada así la idea puede parecer una marcianada hasta curiosa, no lo es: es una chapuza. Asimismo, los personajes se perciben incompletos y, peor aún, unos cretinos. Pero lo peor de todo es lo aburrida que Dark Blood es, lo narrativamente monótona y dramáticamente inerte que resulta. ¿Habría sido distinta de haberse completado en su momento en lugar de pasar a la historia como la última película de River Phoenix? Eso nunca lo sabremos.
El director Emir Baigazin no tiene aún 30 años y, a pesar de ello, tras la presentación en la Berlinale de su ópera prima podría ascender inmediatamente a las grandes ligas del cine de autor. Dotado de una cruel poesía, de una deslumbrante disciplina formal, de un avasallador poder psicológico, este relato que combina elementos de drama existencial, de rito de paso adolescente, de thriller de venganza y de macabra fantasía mágico-realista. Harmony Lessons habla del proceso de ostracismo, humillación e intimidación por el que los chicos más listos de la clase pueden ser transformados en figuras marginadas capaces de cometer actos de violencia. En buena medida gracias a su fragmentada narrativa –especialmente cuando Baigazin empieza a poner en cuestión cuánto de lo que vemos sucede dentro de la cabeza del joven protagonista –, Harmony Lessons es una obra cruda y severa, extraña y surrealista, y demoledoramente hermosa.
Via:Cinemania
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